De voz poderosa y presencia enérgica

3 febrero, 2015

La profesión despide a Héctor Colomé, intérprete de raza nacido en Argentina que llevaba afincado en España desde hace casi cuarenta años

De voz poderosa y presencia enérgica, Héctor Colomé debutó como intérprete a los 15 años en su Argentina natal. Y aunque fue en ese país de actores a flor de piel donde dio sus primeros pasos en el mundo de la actuación, emigró a España al cumplir la treintena, donde pudo seguir desarrollando su oficio con arrojo, con pasión. Querido y muy respetado por sus compañeros de profesión, se ha mantenido al pie del cañón encarnando vidas de otros hasta su fallecimiento: secundarios de excepción en la gran pantalla, televisión y doblaje, y en su corazón siempre teatro y más teatro. En sus queridas tablas, un cartel se ha quedado esperándole –estaba prevista su participación junto a Clara Sanchis en 2 delirios sobre Shakespeare, obra programada en el Teatro Real para la conmemoración del cuarto centenario de la muerte de William Shakespeare–.

En esto de la interpretación, Colomé lo hizo casi todo. En cine, Antonio Mercero le ofreció un papel de falangista en La hora de los valientes; y junto a Vicente Aranda trabajó en Libertarias y en Juana la Loca, filme que le permitió ser Fernando el Católico. Su participación en los cortometrajes del cineasta Daniel Sánchez Arévalo, su hijastro, le abrió una nueva puerta en el mundo de la actuación –Física II y Profilaxis pasearon durante meses por muy distintos festivales–. En Azuloscurocasinegro, opera prima del cineasta, fue Fabián Robles, un inválido al que uno de sus hijos destinaba su vida, y en La gran familia española, último filme como realizador hasta el momento de Daniel Sánchez Arévalo, fue el padre del singular quinteto de hijos que compuso el guionista y realizador. Redondela, de Pedro CostaObaba, de Montxo ArmendárizA puerta fría, de Xavi Puebla, y [REC] 4: Apocalipsis, de Jaume Balagueró, son algunos de los títulos que completan su filmografía.

El teatro le recibió con los brazos abiertos desde sus inicios. En España estuvo en Absalón, de Calderón de la Barca; en La gran sultana, con la que debutó en la zarzuela (luego participaría en El Bateo y en La revoltosa); y fue el Comendador de una Fuenteovejuna dirigida por Adolfo Marsillach. A raiz del ingreso de Colomé en la Compañía Nacional de Teatro Clásico en 1992, que por entonces dirigía Marsillach, estuvo en Don Gil de las calzas verdes, en La vida es sueño, donde dio vida al Rey Basileo, y en El misántropo, de Molière. Años después, fue, de nuevo, un dictador en Tirano Banderas; giró por toda España junto a Concha Velasco su Filomena Marturano; y participó en La Loba, donde compartió tablas en el María Guerrero con Nuria Espert.

La televisión tampoco se le resistió a Héctor Colomé. Policías, en el corazón de la calleEl súper, Periodistas, Petra Delicado y Amar en tiempos revueltos fueron sólo algunas de las series en las que el gran público pudo disfrutar de su presencia escénica. Su voz también era reconocible para los televidentes españoles, puesto que el intérprete argentino español fue también un reconocido actor de doblaje, participando en series como Los caballeros del zodiaco, donde puso voz a distintos personajes, Falcon Crest MacGyver.

Le gustaba decir que “como actor, voy donde me llaman. Sólo soy mano de obra”. Así era Héctor Colomé, un intérprete sencillo y entregado a su oficio, de voz poderosa y presencia enérgica.

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