Pedro Almodóvar: «No soy dueño de lo que escribo»

6 abril, 2016

El cineasta manchego estrena este viernes su largometraje número veinte, Julieta, «que supondrá un punto de inflexión en mi carrera»

Pedro Almodóvar muestra su cara más contenida en su último viaje cinematográfico. Hace 36 años que el internacional manchego lleva sentado en la silla de director y le ha llegado el momento de transitar por nuevos caminos, por la sobriedad y la austeridad «que es lo que me representa en este momento de mi vida, lo que no significa que no vaya a utilizar el humor en el resto de mis películas». El desenlace de su decisión es su filme número veinte, Julieta, una reflexión sobre la maternidad y el matriarcado que estrena este viernes con la sensación de haber sobrevivido a la aventura que es hacer cine. Un oficio «que siempre es un conflicto. Aunque es el trabajo que he querido hacer en mi vida, siempre está lleno de tensión», admite Almodóvar .

El cineasta regresa al universo femenino con este drama inspirado y movido por el deseo de adaptar tres relatos de la escritora canadiense y Premio Nobel Alice Munro. Su protagonista, Julieta, es una madre abandonada por su hija que en la pantalla se desdobla en Emma Suárez y Adriana Ugarte. Un argumento que se desarrolla a lo largo de tres décadas, de 1985 al 2015, por el que discurre el fracaso, el sentimiento de culpa, el dolor, el paso del tiempo y el silencio, título original del largometraje.

En la productora que posee junto a su hermano Agustín, El Deseo, el oscarizado realizador contesta con un «no sé» a la pregunta de si Julieta irá a Cannes. Lo que sí tiene marcado en el calendario es el 22 de junio, fecha en la que, por tercera vez en su vida, será investido doctor honoris causa, en esta ocasión por la Universidad de Oxford.

 

Julieta es la película más austera de su filmografía.

Hay tiempo para todo. He hecho 20 películas y quería experimentar en ese tono, era lo que me pedía esta historia. He hecho muchas películas de madres, hijas y abuelas, pero no había tanto dolor como en ésta. La mejor manera de acercarme a ese dolor era hacerlo de un modo sobrio, con discreción, lo que no significa que sea lo más fácil, que no lo es. Ahora, con más de 60 años, este es el modo en que siento que debe ser narrada esta historia dolorida y trágica de la maternidad.

Su necesidad de contención le ha llevado a controlar las lágrimas de sus intérpretes.

Las actrices han estado siempre muy cerca de las lágrimas, yo les decía que todas las lágrimas las habían vertido en las enormes elipsis que hay en la película. Adriana Ugarte es una intérprete muy emocional y le pedí que las contuviera hasta donde pudiera.

Su motor fueron tres relatos de Alice Munro, pero reconoce que no ha sido fiel a la fuente original.

Los relatos son independientes y no son consecutivos. A la hora de unificarlos, empecé a poner cosas de mi cosecha. Cuando decido que no voy a rodar en Canadá, sino que va a ocurrir en España, cambié la geografía y la cultura familiar, y aparecen madres que conozco mejor. Estas transformaciones me empujaron a inventarme otros elementos. La literatura y el cine son primas lejanas, además la génesis de los proyectos, incluso de los propios, es caprichosa e independiente. Yo no soy dueño de lo que escribo, no me puedo imponer ni en los temas ni en el reparto de personajes, lo que es una pena.

¿Por qué?

Porque si lo fuera, escribiría siempre para Penélope, para actrices con las que me llevo muy bien, me entiendo y sé el resultado del trabajo. Pero me sale lo que me sale. En esta narración solo había personajes para Rossy de Palma y Susi Sánchez, con las que ya he trabajado, el resto del reparto es nuevo – Inma Cuesta, Michelle Jenner y Daniel Grao. Con Darío Grandinetti repite-.

Más historias para mujeres

Su película celebra la maternidad.

La maternidad y el matriarcado, en el que creo firmemente. Yo vengo de una sociedad muy machista, la manchega, y en casa de mi abuelo había un sillón solo para él y en mi casa otro exclusivamente para mi padre. Pero las que gobernaban el hogar y estaban en contacto con la tierra eran las mujeres. Mujeres que en los años cincuenta, sesenta y setenta trabajaban en el campo y se encargaban de todas las decisiones domésticas. Las mujeres sois más flexibles y tenéis menos prejuicios. Cuando yo tenía siete años, mi madre dijo que había que vender los animales, y ella fue la que se movió, los vendió y salimos del pueblo. Si mi madre no toma esa decisión, hubiéramos seguido allí. La mujer es mucho más fuerte, tiene más astucia y más capacidad para negociar.

Y de las madres a los hijos.

Los hijos son independientes de los padres. Julieta es una mujer de los ochenta, laica , muy libre, y así educa a su hija, pero el resultado de la educación que ha recibido es lo opuesto. A mí me educaron los curas y soy ateo y laico, que es en lo que creo.

¿Hubiera sido posible esta historia entre un padre y su hijo?

Posible sí, pero tendría otras connotaciones. Por el papel que juega la mujer en el hogar, porque pienso que las mujeres permanecen mejor solas que los hombres, creo que es más común que una madre se dedique exclusivamente a sus hijos. Es algo irracional, pero me salen más historias para las mujeres.

Pero también ha creado potentes personajes masculinos.

Pienso en protagonistas masculinos y me salen mucho más sombríos. Recurro a lo que conozco de lo masculino y es siempre más triste y más turbio que lo femenino.

Punto de inflexión

Julieta nace en los ochenta, la época en la que usted debutó y se extendió, y termina en 2015.

El personaje de los años ochenta que encarna Adriana Ugarte es una mujer muy libre, muy independiente y dichosa, que toma decisiones con libertad e independencia, actitud que se nota en el colorido del pelo, en la ropa…Y esto no ocurre cuando el personaje (Emma Suárez) vive en el 2015. Uno no puede evitar que la realidad se filtre.

El sentido del humor aumenta con el paso de los años, pero en Julieta se ha desprendido de este elemento.

Quería tener la experiencia de que no hubiera el menor rasgo humorístico y lo he llegado a cabo de manera muy expresa. Las actrices ensayaron escenas con detalles muy divertidos, pero los suprimí por respeto a la historia. Tengo la impresión de que Julieta marcará mi futuro, es un punto de inflexión en mi carrera.

¿Hacía donde dirigirá sus próximos pasos?

No lo sé.

¿Volverá a La Mancha?

Mi gran vínculo con La Mancha era mi madre, y desde que no está con nosotros me he distanciado mucho de esa tierra. Agustín me dice que por qué no me invento la secuela de Volver, la última película en la que están mis recuerdos de la infancia, de mi madre, de sus vecinas.

Cada vez hay más colegas suyos que salen del cine para hacer televisión, teatro, dirigir ópera….

Desde el principio de mi carrera me han encargado dirigir óperas. El teatro me gusta muchísimo, pero me da miedo porque es otra disciplina y me siento mucho menos seguro. Tengo ideas para hacer series en televisión, pero lleva mucho tiempo organizar el diseño, dirigir el primer capítulo… Reconozco que no me gusta la narración seriada de una hora y luego otra, como espectador no me gusta el continuará, aunque me gustan mucho Breaking Bad, Homeland y las series de espías.

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