El cine español ‘redescubre’ el apasionante periplo vital de Xavier Cugat

Por Chusa L. Monjas · 1 junio, 2016

Albert Solé estrena como productor la película documental Sexo, maracas y chihuahuas

Virtuoso violinista, director de orquesta, compositor, músico, dibujante, descubridor de estrellas de Hollywood, amigo de medio mundo, ‘el rey del mambo’, ‘el rey de la rumba’, seductor empedernido, el hombre que popularizó los ritmos latinos en Estados Unidos y realizo un cortometraje que fue el primer musical sonoro del cine… Todo esto y mucho más fue el polifácetico artista Xavier Cugat, absoluto protagonista de Sexo, maracas y chihuahuas, título de la película documental que reúne tres componentes esenciales en la vida de este pionero en Hollywood que vendió 48 millones de discos, interpretó 21 películas y viajó por todo el planeta con su música. Razón tenía este catalán universal cuando afirmaba que “si existe la reencarnación, quiero volver a ser exactamente lo que he sido”.

“Fue un crack para la cinematografía y la música española y latinoamericana. Todos los ‘Banderas’ y ‘Penélopes’ que han llegado a Hollywood, y todos los músicos latinos que han triunfado en EE.UU. se lo deben a personas como Cugat, que abrió el mercado la idea de la latinidad en ese esplendoroso Hollywood de los primeros años”, expone Albert Solé, productor de este documental dirigido por Diego Más Trelles que este viernes llega a las salas con 15 copias. “Será un estreno escalonado. La nueva cultura está creando nuevos públicos para el documental, y en festivales como Cannes y San Sebastián están al mismo nivel que la ficción. Antes, se tenía la idea de que el documental era igual a pensar mucho, pero el nuestro es un canto al hedonismo, cuando lo ves te entran ganas de bailar un mambo”.

Con Sexo, maracas y chihuahuas, Solé persigue reivindicar la figura de Cugat, ‘Cugui’ en EE.UU., que falleció hace 26 años, a los 90 años, en Barcelona, donde pasó sus últimos tiempos pintando sus famosos dibujos en una suite del Hotel Ritz , a cuyas puertas aparcaba su Rolls Royce dorado. “Abandonó España pobre y, aunque ganó muchísimo dinero, regresó a morir aquí pobre”, explica el productor, para quien los “cinematográficos” comienzos de Cugat no eran una rareza.

Y es que este gerundense de padre republicano y madre modista salió de España a los 5 años, cuando su familia se embarcó hacia La Habana. Un violín marcó su futuro musical porque tras recorrer los cafés musicales de la capital de isla caribeña, en 1911 debutó en la orquesta sinfónica del Teatro Nacional de La Habana como primer violín. Aficionado a las caricaturas, hizo una al gran Enrico Caruso, que le prometió su apadrinamiento si se instalaba en Estados Unidos. En 1912, Cugat viajó a Nueva York sin dinero, sin amigos y sin saber inglés y sobrevive gracias a los cafés concierto. Caruso le ayudó en su aventura americana, pero fue la que sería su primera mujer, Rita Montaner, la que le descubre los espectáculos de música cubana y otros ritmos tropicales.

“Sus orígenes son muy ‘Chaplinescos’, hubo muchos personajes que en esa época aterrizaron en Hollywood de la nada y lo consiguieron todo. Muy poca gente tiene un viaje vital tan intenso como el suyo, donde llegó él han llegado muy pocas personas”, anota Solé.

Pionero, visionario y marciano

Isabel Coixet, Jesús García de Dueñas, Román Gubern, Javier Gurruchaga, Chucho Valdés y Nina, entre otros, participan en esta biografía audiovisual del único español que tiene cuatro estrellas en el Paseo de la Fama de Hollywood, bautizó a Margarita Cansino como Rita Hayworth y descubrió a Woody Allen, Frank Sinatra, Dean Martin y Jerry Lee Lewis. “Fue un descubridor de talentos, en sus últimos años de vida y ya enfermo descubrió a Nina. Esta faceta también le permitió potenciar a las actrices, cantantes y bailarinas que trabajaron con él, que se acabó casando con algunas de ellas”, comenta el productor, para quien Cugat era un relaciones públicas nato. “Era un músico excepcional, recuperó ritmos y los supo traducir al lenguaje que necesitaba la industria. A este talento sumó su capacidad para hacer amigos –Caruso, Valentino, Chaplin, Clark Gable,…–, caía muy bien”.

Su madera de pionero, de labrarse un camino sobre un territorio desconocido, es lo que destaca Solé de Cugat, de quien también recalca su talante visionario. “Muy pronto entendió que toda producción tenía que dedicar la mitad de su presupuesto a la promoción”.

Su relación con Al Capone, su historia sentimental –se casó con Rita Montaner, Carmen Castillo, Lorraine Allen, Abbe Lane y Charo Baeza–, el escaso interés que tenía para él la política –por amistad, hizo campaña por Nixon y Kennedy–, su debilidad por los chihuahuas, están en Sexo, maracas… que para sus responsables ha sido “un máster. Hemos visto y referenciado muchísimo material, el desafío ha sido encontrar a los propietarios de los derechos de las canciones e imágenes y pagarlas, en algunos casos, a precios surrealistas. Ha sido muy complicado porque las propiedades de muchas de las canciones están perdidas y dispersas, y las películas incluyen contratos leoninos. Estamos hablando de un hombre que con el paso de los años cayó en el olvido, pero gracias a la magia del documental, lo puedes redescubrir”, declara Solé.

Han pasado 26 años de su desaparición, y ahora Xavier Cugat, que hizo feliz a millones de personas con su música, tiene su película documental. “En España hay poca biografía. Además, Cugat vivía en el oropel cuando aquí estabámos con el franquismo y la posguerra, encarnaba un tipo de vida muy lejano al español medio, que le veía como un marciano”, añade Solé.

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