Considerado uno de los cartelistas españoles más importantes del siglo XX, Macario Gómez Quibus (Reus, 1926), más conocido como «Mac», falleció el pasado sábado a los 92 años. El ilustrador catalán deja un legado de más de 4.000 creaciones cinematográficas entre carteles, carátulas de vídeo, plumas de prensa y guías realizados en 30 años de carrera, muchos de ellos para grandes producciones de Hollywood.
El verdugo, Marcelino, pan y vino, Pecado de amor, Carmen la de Ronda y Mi último tango, son algunos de los títulos del cine español cuyo póster realizó este artista de cine, que fue muy reclamado por las grandes distribuidoras internacionales, como atestiguan sus trabajos para Los diez mandamientos, Doctor Zhivago, Psicosis, Ninotchka, Quo Vadis, Agente 007 contra el doctor No, American Graffiti, Los justicieros del oeste, La hora final, Un tranvía llamado deseo y La muerte tenía un precio, entre otros.
MAC llegó al cartel a mediados de la década de los años 50, en los estudios Domínguez, encargados de realizar los pósters que anunciaban las producciones en los cines propiedad de la familia Castañé, hizo incursiones en los anuncios en prensa en Publicidad Vila y luego pasaría al prestigioso estudio Esquema, especializado en creaciones para la industria del cine. Decepcionado con el poco reconocimiento por parte del estudio, en 1955 transmuta su nombre en MAC y se convierte en trabajador por cuenta propia.
Además de los encargos para promocionar los próximos estrenos, también firmó numerosos carteles para los reestrenos de títulos míticos del cine clásico como Rebeca o Moulin Rouge y, con la llegada y preeminencia de la fotografía a los pósters de las películas, reorientó su carrera hacia las carátulas de los vídeos, como las de Qué bello es vivir, La fiera de mi niña o Luna nueva.
Admirado por grandes personalidades como Charlton Heston, Kirk Douglas, Salvador Dalí, Sara Montiel y Pepe Isbert, el primero pidió conocerle durante su visita España para el rodaje de El Cid. En este encuentro Mac le hizo entrega de un retrato del actor en su papel de Moisés, que el actor colgó en su despacho.
Uno de los autores gráficos más significativos, de sus obras se destaca su valor pictórico, que va más allá del simple cartel cinematográfico, así como la adaptación a los diferentes géneros de las cintas, la belleza con la que plasmaba a los actores y su ambición artística y fuerza expresiva, que desplegaba pese a las limitaciones que el medio permitía.
En 2013 fue nombrado miembro de honor de la Academia del Cine Catalán y un año después recibió la Cruz de Sant Jordi de la Generalitat de Cataluña. La Academia de Cine acogió en 2016 una exposición que repasaba su carrera desde 1955 a 1988, organizada por la Filmoteca de Cataluña.
