Rodrigo Sorogoyen: “Vivimos el caso Bárcenas como si fuera un thriller”

Por María Gil · Foto: ©Alberto Ortega · 21 septiembre, 2018

Vuelve a la lucha por la Concha de Oro con El reino, protagonizada por Antonio de la Torre

Rodrigo Sorogoyen lleva muchos años sin que le llame la atención dirigir ninguna historia en las que no haya participado en la escritura. “Es una necesidad, una forma de entender todo desde el inicio”, asegura el realizador y guionista, que vuelve a la lucha por la Concha de Oro por segunda vez en tres años, tras ganar junto a Isabel Peña el Premio a Mejor Guión por Que Dios nos perdone. Lo hace con El reino, en el que convierte la corrupción política –“un tema que a cualquier ciudadano le interesa”– en un thriller que se cuestiona: ¿cómo funciona el ser humano en situaciones desesperadas?

El director madrileño vive esta nueva selección en sección oficial del Festival de San Sebastián con una “alegría inmensa” por contar con “uno de los mejores escaparates posibles” para este título en el que Antonio de la Torre es un vicesecretario autonómico corrupto caído en desgracia.

¿En qué momento ven el Telediario y se dan cuenta de que ahí hay material cinematográfico?

Empezamos a escribir en 2015, una época muy convulsa en cuanto a sucesión de noticias sobre casos de corrupción. Nosotros estábamos en plan ‘esto es una película’, aunque no está basada en ningún caso concreto. Y la nuestra es solo una, pero hay millones de historias aquí, y lo que nos extrañaba es que nadie las estuviera haciendo. En el proceso de escritura estábamos bastante temerosos de que, de repente, un día se anunciara que otro director estaba haciendo una producción sobre esto. Porque, cuánto más nos informábamos, más nos dábamos cuenta de las propiedades de ficción que hay.

De la violencia de Que Dios nos perdone pasa a “la corrupción no solo política, sino también humana y la mentira como forma de vida”.

Ellos no saben que están mintiendo. No es un pícaro que sobreviva a través de la mentira, sino que el personaje cree verdaderamente que no está mintiendo. Nosotros así lo encaramos. Nos fascinan, obviamente negativamente, ese tipo de personajes de los que nos preguntamos: ¿sabe lo que está haciendo? ¿Se acuesta cada noche pensando que está mintiendo? Y nos arriesgamos a pensar que no, porque lo contrario sería insoportable.

¿Por qué optan por el género del thriller para hablar de la corrupción?

Implica hacer una película entretenida. A lo mejor es que Isabel y yo vemos el mundo de esa manera. Realmente lo de Bárcenas fue un thriller, nosotros lo vivíamos como un thriller. Así nos imaginábamos a nuestro protagonista, pasándolo muy mal, teniendo una aventura muy trepidante y, a la vez, pudiendo hablar de todo lo que queremos hablar que es cómo funciona el sistema de partidos en el que los reyes caen, pero los reinos continúan y cómo funciona el ser humano en situaciones desesperadas.

«La ficción tiene mucha más fuerza que las noticias»

Después de dos películas con Madrid en el centro, abandona la capital.

Era muy necesario no hacerla en Madrid. Me parece elegante e interesante el que no se diga dónde es, aunque se puede adivinar. Nuestros protagonistas no son los que dominan España, ni los que están en el Gobierno, eso les haría muy inaccesibles al público. Estamos hablando de cargos a nivel autonómico. Yo creo que son gente que podría ser tú o podría ser yo, si hubiéramos tenido una carrera política. Nos gustaba colocar a Manuel López Vidal (Antonio de la Torre) como si fuera un personaje ‘hitchcockiano’.

¿En qué sentido?

Es el hombre normal metido en una situación extraordinaria. Es un tipo que no esperaba que le ocurriera esto, que creía que tenía su vida solucionada. Ello permite que el personaje sea un pez fuera del agua. Eso es muy interesante dramáticamente y tiene una empatía con el espectador brutal, en el sentido de que podrían pensar ‘yo también haría esto’. De que mi vida sea trabajo y familia, de repente, me veo envuelto en una situación extraordinaria de tensión y violencia. Vicepresidente del Gobierno solo hay uno, políticos como Manuel López Vidal hay cientos.

¿La realidad supera a la ficción?

Muchísimas veces. Hemos leído noticias que son ciertas y nos hubiera encantado poner en la película, pero que yo, como espectador, no me las creería si no supiese que son verdad. Hay un final posible en cualquier película de corrupción, que es lo que le ocurrió a Francisco Granados, terminar en una cárcel que él mismo inauguró años antes. Es un final redondo a nivel de guión.

Foto: ©Julio Vergne

Lo políticamente correcto

¿Le gustaría que viera El reino alguno de los muchos políticos condenados por corrupción?

Me gustaría que la viera todo el mundo. Que la vea un político corrupto da igual porque ellos no asumen que son corruptos, siempre creen que el corrupto es el otro.

Son tantos los casos de corrupción que da la impresión de que la sociedad está inmunizada. ¿Poner estos desmanes en el lado de la ficción les da de nuevo un carácter excepcional?

Un poco sí. No es lo mismo leer un periódico que ver una película. El receptor los vive de distinta manera. Tiene mucha más fuerza un relato de ficción que las noticias. El otro día me pasó. Me contaron una noticia de un caso muy mediático que ocurrió hace diez años en España y no me lo creía. Y recordaba que lo había visto en televisión durante varios días. Pero yo entonces lo viví como una noticia trágica más, lamentablemente. Esta es una de las razones por las que hay que hacer películas, porque tienen mucho poder.

Vivimos en un contexto donde hay muchas sensibilidades y las redes sociales permiten que todo se amplifique. ¿Han tenido esto en mente a la hora de escribir el guión?

Creo que de manera inconsciente todos lo hacemos. Intentamos no hacerle demasiado caso, porque yo creo que estamos viviendo una psicosis de lo políticamente correcto que es muy peligrosa para la creación. Hemos sido muy delicados al no mencionar a ningún partido político, es una decisión que quizá se podría considerar dentro de lo políticamente correcto, pero nosotros creemos que es una decisión muy inteligente y que en el fondo te permite hablar de la corrupción de todo el mundo, no solo de la que afecta a un partido.

¿Se han convertido en unos expertos en política española y casos judiciales?

Hemos contado con mucha documentación y nos hemos reunido con mucha gente, hemos leído mucho. Sobre todo antes de empezar el guión, pero luego nos hemos juntado con Antonio de la Torre, que es un animal político y periodístico. Esta fue una razón más para escogerle como protagonista. Es una persona muy interesada por la realidad, le encantan estos temas y está muy documentado. Y luego contactamos con la periodista Ana Pastor, que también estaba interesadísima en la película, e imagínate, estábamos todo el rato comentando noticias.

¿Tiene una secuencia favorita de El reino?

La última. Creo que es una escena que o va a gustar mucho o va a gustar muy poco. La defiendo porque si el thriller se desarrollara de una manera normal y clásica sería una buena película, pero sin más. La escena final la convierte, para bien o para mal, en una película distinta. Yo no he visto a ningún thriller acabar así.

El reino se estrena el 28 de septiembre.

Foto: Julio Vergne

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