Necesidad y prisa | 40 años de El diputado de Eloy de la Iglesia

30 octubre, 2018

José Sacristán y María Luisa San José recuerdan en la Academia el clásico de 1978

“Ha llegado el momento de perder los miedos, de perderlos para siempre”, dice en un momento dado el protagonista de El diputado, encarnado por José Sacristán, que 40 años después del estreno de la cinta de Eloy de la Iglesia mantuvo un encuentro junto a su compañera de reparto, María Luisa San José, sobre los miedos y las urgencias del clásico de 1978. Urgencia para hablar del momento en que se rodó, al borde de las primeras elecciones democráticas, que forman parte de la trama; y urgencia para visibilizar la homosexualidad, en un momento en que “seguía siendo impensable aceptar a un político gay, incluso en la izquierda”, en palabras del actor.

Sacristán conoció a De la Iglesia por sus “afinidades políticas. Me produce ternura escuchar ahora ‘La internacional’ o las consignas que se gritan en la película… Caíamos en el dogmatismo, en la doctrina, pero hay que volver a ello con piedad y ternura, porque nos acuciaba una necesidad que había que canalizar. Celebro haber sido una correa transmisora de la España de este tiempo”. San José definió al cineasta como “un hombre valiente, con las cosas claras. Fue el primero en retratar temas como los de El diputado, y en mezclarlos además con la actualidad y con distintos géneros cinematográficos”.

La película, en la que aparecen imágenes de personalidades reales del escenario político de la época, suscitó las “maniobras de un político de izquierdas, porque pensaba que estaba basada en su historia. Además fue clasificada S, que reducía su distribución, pero fue un gran éxito”, explicó Sacristán. En cuanto al alto contenido de desnudos, el actor comentó que “Eloy es explícito, a veces gratuito. Le atraía la provocación por la provocación. Aquí pone sobre la mesa un conflicto entre identidad e ideología, de manera descarnada. Eloy metía el dedo en el ojo”.

El personaje de Sacristán, que se ve extorsionado por un grupo terrorista que amenaza con desvelar su condición homosexual al poco de resultar elegido diputado del Partido Comunista, pone en evidencia las contradicciones de la época. “Había mucha homofobia en la izquierda, y la película lo pone de relieve, el personaje tiene que elegir entre las reivindicaciones políticas y su vida”; sin embargo, el actor comentó que le “cabrea cuando se mira por encima del hombro a la Transición. Había que estar allí, ver quién tenía el tanque y quién hizo lo que pudo. Teníamos miedo, y sabíamos quiénes tenían las pistolas”. Miedo que, para Sacristán, no ha terminado de disiparse: “solo hay que ver quién está ganando las elecciones en Brasil y en Italia… Estos miedos nos deben provocar un examen, alguna responsabilidad le corresponde a la izquierda”.

 

Realidad inmediata

Pedro Olea, director de Un hombre llamado Flor de Otoño, que se estrenó pocos meses antes de El diputado y que comparte con esta el protagonismo de Sacristán, aseguró desde la platea que “hoy en día no se podrían hacer estas películas, ninguna televisión entraría en ellas. De Un hombre… dirían que es apología del terrorismo”. También presente, Josetxo San Mateo –ayudante de dirección de Eloy de la Iglesia y del propio Sacristán–, agradeció al fallecido realizador que le ayudara “a dirigir. Eloy era un poco vago, y te hacía dirigir mucho en la segunda unidad”. Rememorando la preparación de El diputado, recordó que tuvo que “convencer a los padres de José Luis Alonso para hacer la película, entregando un guión del que recorté muchas secuencias. El día del estreno me fui a un bar para no ver su reacción. Luego me los encontré en el metro y me dijeron que el chico iba a estudiar ingeniería, que nos olvidáramos de él como actor”.

Además, Eduardo Fuembuena (biógrafo de José Luis Manzano, actor fetiche de De la Iglesia), habló de El diputado como “una película de realidad inmediata. Eloy la definió como su biblia. Ideológicamente toca techo; se ha calificado como panfleto de combate, pero también tiene otro discurso, el del melodrama. Aparecen ciertos rasgos de su vida personal. Él se contaba en su cine, y lo mismo hacía con las personas de su entorno, que pasaban a veces del salón de su casa al set de rodaje”.

Sobre los cambios en el cine de estos cuarenta años, Sacristán defendió que “las variantes son técnicas y mecánicas, los que prevalece es la mirada renovada de los creadores jóvenes. Sigo trabajando con ellos, cabreándome con ellos y discutiendo, con sesenta años de carrera. Me sigue pareciendo apasionante contraponer miradas”. San José tiene la sensación de que “se acorta el tiempo, cuarenta años parece mucho y no lo es. Afortunadamente, hay una gran diferencia en muchos de los temas que toca la película”. “Después de tantos años, a pesar de todos los errores, celebro juntarnos de nuevo. Celebro el coraje y las prisas de Eloy de la Iglesia”, remató Sacristán.

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