Una periodista de raza | Encuentro con Begoña Piña

6 noviembre, 2018

Premio de Comunicación Alfonso Sánchez 2018, Begoña Piña pone «todo lo que soy en lo que escribo»

 

Vete de mí, segundo largometraje de Víctor García León, es una de las películas españolas más significativas para Begoña Piña, quien el próximo 29 de noviembre recogerá el Premio de Comunicación Alfonso Sánchez por su incondicional dedicación al cine español. Por la «magnífica» interpretación de sus actores (Rosa Mª Sardá, Juan Diego, Juan Diego Botto), por la «estupenda» historia que cuenta –“utiliza la comedia muy bien para contar historias muy serias en tono ácido”–, pero sobre todo porque su director tiene una inteligencia que considera desperdiciada en los últimos años, ha sido el título recomendado por esta periodista de raza, que la señala como una de las mejores del siglo XXI. Vete de mí inauguró de su mano el ciclo ‘Recomendado por…’ en el que profesionales de dentro y fuera de la industria proponen su filme español más emblemático.

En el coloquio moderado por la periodista Chusa L. Monjas, amiga desde que la profesión las hiciera coincidir, Piña derrochó alabanzas al que considera “un retrato caótico de la sociedad de entonces que trata, entre otras muchas más cosas, de la responsabilidad de la paternidad y la maternidad o la crisis en los jóvenes, desde el humor más ácido”. Temas que le siguen pareciendo muy válidos hoy en día.

De la cultura al cine

«De la generación de la sesión continúa”, la veterana periodista confesó que desde siempre le ha gustado muchísimo el cine porque “tenía siete salas en mi barrio y me lo he visto todo”. Pero no solo el celuloide llamaba su atención, también el teatro y la literatura. Profesional curtida en Diario 16 y otros medios de comunicación, y colaboradora en numerosas revistas de cine, considera que el cine español hoy está peor creativamente que en sus primeros años de profesión. “Entonces empezaba Pedro Almodóvar, surgieron millones de cosas nuevas, las grandes películas de cine, los directores seguían contando sus historias, había productores de cine… Todavía era fácil. Ahora está en manos de las televisiones –con excepciones muy brillantes– y no está cuidado. Hay tres o cuatro productoras y muchas empresas que hacen cine para hacer negocio y ha desaparecido el cine de presupuesto medio. Hay que salir de esta especie de dictadura de las televisiones”, pidió. En su opinión, “Victor García León es un caso clarísimo de un tipo de directores que han desaparecido por culpa de esta situación. Es imperdonable que cineastas como Montxo Armendáriz no rueden. Se pone en peligro la calidad y la variedad del cine”, señaló.

Echa de menos en el periodismo cultural la profesionalidad, la curiosidad y el entusiasmo. “No es solo hacer promoción de las películas y hablar de los libros. Se trata de indagar mucho más”, apuntó Piña, que ve como un privilegio el acceder a escritores, directores, productoras “por lo que hay que aprovecharlo para hablar de muchas cosas: de lo mal que está el cine cuando está mal, de lo bien que está cuando está bien, de como se están cambiando las leyes cuando se están cambiando para mejorar el panorama del cine… No se puede crear escándalos que no existen o hacer estrellas a todos los youtubers”.

También dio espacio a la precariedad laboral, que cree consecuencia de la crisis “como en otros ámbitos y oficios” y considera que el periodismo tiene otra crisis aún mayor que le duele más y es que el oficio «está peor en este país que en cualquier otro con noticias falsas que hay que desmentir cada día-; yo estoy completamente en crisis con este oficio. No puedo entender cómo se ha llegado a esto”. Crítica con su profesión, habló de la mala época que vive una ocupación en la que se rompen los precios, pero no pierde la confianza en los jóvenes, que considera llenos de entusiasmo y voluntariosos. “La gente que trabaja en estas condiciones tiene que tener una vocación enorme y creer en lo que hacen… Y en el cine igual. No creo que nadie se quiera dedicar al cine para estar de ‘gualdrapa’ por la vida. Si te gusta lo que haces ya no es importante tener dinero para comprarte casas o coches, lo haces porque es lo que te gusta hacer”, dijo a los asistentes.

Sincera y comprometida al máximo, Piña no cree que haya comodidad hoy en día en la profesión, pero sí piensa que los jóvenes periodistas en la actualidad se deben a lo que demandan sus jefes y adolecen de la falta de maestros de los que aprender. “Nadie les ha enseñado algo tan sencillo y prioritario como confirmar y contrastar la información. A los veteranos los han despedido y a los que no han despedido están tan cabreados que pasan de todo”, declaró. Convencida que hay gente muy válida en España para seguir adelante, aseguró que, en el periodismo, las nuevas generaciones cambiarán las cosas.

Escribo lo que me gusta

“Pongo todo lo que soy en lo que escribo. No sabría hacerlo de otra manera cuando veo una película la veo yo…”, explicó esta mujer curiosa y entusiasta que para desempeñar su oficio “no solo me leía todo lo que me tenía que leer, sino que iba a ver como montaba Pepe Salcedo, leía guiones para compararlos con el resultado y otras muchas cosas”. Admitió que el periodismo no puede ser objetivo. “Eso es mentira. La película la veo yo y unas cosas me interesan y otras no. Unas me parecen bien y otras mal», confiesa esta profesional, que, si ve una película técnicamente muy bien hecha, con actores impresionantes y unos diálogos buenísimos pero es machista, “para mí será un filme bien hecho pero una basura machista. Y no tengo otra manera de hacer este oficio”, se sincera. Y es que reconoce que hay otro modo de hacer las cosas que no va con ella: “no mojarte en nada, hacer una entrevista o un reportaje frío que no le interesa a nadie”.

Y para evitar malos tragos, cuando escribe de cine “sobre todo español” intenta escribir de lo que le gusta o sacar lo positivo de lo que no. “No por ser hipócrita sino por el esfuerzo y trabajo que supone levantar una película. Hay que ser respetuoso con el equipo que ha hecho la película. Siempre hay cosas positivas”, reveló la madrileña junto al hecho de que miente fatal. “No puedo decirle alguien que me ha gustado algo que no. Aparte, no me apetece hacerlo», reconoció.

El machismo

A punto de matricularse en Bellas Artes, esta luchadora incansable se decantó ‘sin saber por qué’ en lo que siempre le gustó y hoy es su vocación: el periodismo, una profesión que ya en primero de carrera le pareció tan “apasionante y maravillosa” que ya no pudo concebir dedicarse a otra cosa, aunque reconoce que fueron duros los inicios por el simple hecho de ser mujer.

“El periodismo y el cine son machistas. El periodismo aún más”, denunció Piña, a quién le preocupa sobremanera que las películas de hoy sean más machistas que las de hace 20 ó 30 años. “El periodismo ha sido tierra de ‘machirulos’ siempre. Y estamos en España, Europa, y solo El País y dos periódicos regionales están dirigidos por mujeres”, apostilla.

Piña echó la vista atrás y rememoró cuando tenía 25 años y esperaba ser jefa a los 40 y tener un despacho como tenían entonces sus jefes.“Pero, llegado el momento, ni jefa ni despacho. Los de 40 tuvieron el despacho y las de 40 seguimos correteando de aquí para allá en la calle … Eso es el periodismo”, lamentó. Sin embargo, celebra que actualmente el problema de la igualdad se perciba de otra forma: «En Diario 16 cuando, se creó CIMA, me decían que era una pesada con el tema de la mujer porque insistía una y otra vez en en que sacaran información. Ahora esto no pasa”.

Los compañeros, la mejor fuente

Nada mitómana, aunque sí incondicional de Paul Newman, en más de treinta años de oficio, Piña ha entrevistado a miles de directores y actores, de los que destacó, entre otros, a Francis Ford Coppola por su inteligencia –»es listísimo y cultísimo y tiene un entusiasmo fuera de lo normal»–, Margarethe Von Trotta –»me divierte mucho»–, Robert Mitchum, y Bette Davis,»personas que tenían mucho que contar”.

Sin embargo, la gente más interesante de la industria no la sitúa entre las estrellas, sino “entre los compañeros, en la distribución, exhibición, producción… Trabajar y verles trabajar, hablar del oficio… y tantas otras cosas. Me han dado pistas, me ha descubierto gente, me han abierto puertas” y eso “ha sido lo más enriquecedor”, comentó esta profesional en cuyo diccionario no existe la palabra rutina: «En mi caso es casi imposible aunque haya ciertos hábitos, cada película es diferente y cada una la ves en una época distinta que determina el momento en la que lo estas viviendo. La curiosidad es fundamental y hace imposible que se mecanice este oficio. No puede ser aburrido escribir de cine».

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