Feminismo con mantilla | Encuentro con Gloria Muñoz

3 junio, 2019

La protagonista de Mi querida cofradía participa en un encuentro con el público en la Academia, en el último paso del ciclo Mujeres que no lloran de CIMA

«Si estoy mal en esta película, le hundo la carrera a esta criatura». Ese es uno de los miedos de Gloria Muñoz al enfrentarse al guión de Mi querida cofradía, ópera prima de Marta Díaz, joven cineasta salida de la ESCAC, que se vio el pasado viernes en la Academia poniendo fin a la sexta edición del ciclo Mujeres que no lloran. La veterana intérprete encarnaba con Carmen su primer personaje protagonista en el cine, aunque «lo he sido muchas veces en teatro. Lo más importante es poder decir: qué pedazo de personaje. Le van ocurriendo cosas y las va resolviendo. No tiene nada planificado. Tengo 70 años y mi futuro no depende de ser o no protagonista, pero cuando me vi en los autobuses vestida con mantilla, me dio mucho pudor», explicó.

Carmen es una mujer que maneja el destino de su cofradía, pero su género le impide figurar en cabeza de la organización. «En el guión se dice algo así como: no puedes aspirar a algo que no has visto nunca», recordó Muñoz, «y buena parte de lo que es la película está en esa frase. Esta mujer no es feminista en el sentido estricto, no tiene una conciencia feminista, pero es una señora que lleva las riendas de esa cofradía y que no se le reconoce esa labor. Esta película solo podía haber sido escrita y dirigida por una mujer. Yo trabajé mucho con Pilar Miró en televisión, y vi cómo hay puntos de vista que solo pueden hacer mujeres. De ella decían que dirigía como un hombre, pero es que no hace falta dirigir como un hombre. Hay que descubrir cómo dirigen las mujeres».

En ese sentido, Muñoz destacó «un plano en el que el personaje se coloca una media, que hecho por un hombre tendría algo de fetichista, y aquí ha quedado precioso y con un cierto homenaje a las vamp del cine de género. Es un buen ejemplo del posicionamiento de la película. El resultado es feminista, pero no hay una tesis ni tiende al panfleto».

Trabajo dialéctico

Para la actriz, en cuyo currículum figuran producciones como El bola, Manolito Gafotas o la más reciente Yucatán, «el trabajo del director y el actor es dialéctico. Llegas con tu propuesta y la afinas con las indicaciones que te da. Cuando empiezas a rodar sabes hasta qué punto puedes subir la intensidad». En el caso de Mi querida cofradía, con Marta Díaz tuvo «mucho trabajo de conexión, hemos hablado mucho. Cuando llegué a Ronda, a este mundo que desconozco, mi camerino era un cuarto que hay para los reyes, que da al altar y tiene celosía. Estaba completamente metida en el ambiente. Ese paso de entrar a la zona de cofradía fue de mucho respeto. Me produjo un cambio, porque sé que hay mujeres que llevan esto muy adentro», rememoró.

Durante las semanas de rodaje, cada vez más imbuida en el ambiente de la cofradía, Muñoz fue comprendiendo mejor y ganando respeto por su idiosincrasia. «El señor que nos orientaba en todo, al que se llama hermano mayor, era tan maravilloso y respetable que no quería que se sintiera ofendido por nada. Yo tenía una foto de mi madre vestida de mantilla, como referente, y el párroco de la parroquia se emocionó al verla. Ha sido una película de relaciones muy intensas», concluyó la actriz.

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