Buñuel, la burguesía y la degradación | Encuentro con Ángeles González-Sinde y Carlos López

22 octubre, 2019

El ángel exterminador, de Luis Buñuel, inauguró el ciclo ‘Guion y seguido’ en la Academia, pase tras el cuál los dos guionistas analizaron las claves de su libreto

Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir de la sala. Este es el punto de partida de El ángel exterminador, película número 24 en la filmografía de Luis Buñuel y la penúltima de su etapa mexicana, que este lunes fue la encargada de abrir el ciclo ‘Guión y seguido’, impulsado por la Fundación Academia de Cine y el Sindicato de Guionistas ALMA y que presentó Alicia Luna.

Los guionistas Ángeles González-Sinde y Carlos López dialogaron en la institución sobre esta cinta, firmada por el genio de Calanda y por el actor, guionista y director Luis Alcoriza, a partir de un relato que ambos habían escrito años atrás llamado Los náufragos de la calle Providencia. “Hoy en día nadie se acuerda de Alcoriza, la Historia es muy injusta, pero en la lista de las 100 películas mejores mexicanas hay ocho de las que él es guionista o director”, reivindicó González-Sinde, que recordó que el tándem Alcoriza-Buñuel alumbró 10 cintas. “El ángel exterminador fue la última porque Alcoriza se convierte en director después”, apuntó.

“Es una sátira sobre una clase social y reflejaba la incapacidad de la gente para ponerse de acuerdo”, explicó López sobre el devenir de esta historia en la que, al prolongarse el encierro durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia.

Para Sinde, “esta situación es un buen arranque porque todos hemos vivido esa sensación de tener invitados y pensar ¿porqué no se van? Que ya es tarde. Y prolongarla así es maravilloso”, elogió Sinde, que cree que “en estas veladas hay mucho de una liturgia que se repite: las apariencias, la formalidad, la hipocresía…”.

Protagonizada por Silvia Pinal, Jacqueline Andere, y Enrique Rambal, es el único título de su etapa mexicana en el que el cineasta aragonés tuvo el control absoluto. “Buñuel se la imaginaba rodada en Inglaterra o Francia, porque esa recreación de la burguesía y la forma de hablar la imaginaba con actores franceses o ingleses. La hizo en México y con menos presupuesto del que hubiera querido, pero sí con total libertad”, señaló López.

A través de la experiencia de los otros dos guionistas habituales colaboradores de Buñuel, Julio Alejandro y el francés Jean-Claude Carrière, desgranaron el método de escritura de Buñuel, que se recluía durante semanas con su co-guionista sin admitir visitas ni distracciones, revisando las escenas hasta escenificarlas y proponiendo situaciones y dialogando mucho. “Carrière decía que Buñuel era un hombre de obsesiones temáticas, que se repiten en su filmografía: Dios, la muerte, las mujeres, el vino y los sueños”, afirmó el guionista.

Junto a estas constantes, en El ángel exterminador también se incluyen otros dos rasgos característicos: las repeticiones y la introducción de los discursos irracionales dentro de lo racional.“La diferencia entre el cine y la vida es que en este último se repiten las tomas. Incorpora los mismos mecanismos del cine a la narrativa”, explicó Sinde; mientras que López destacó que “no estaban en el guión original, se le debieron ocurrir a Buñuel en el montaje o en rodaje”.

Sobre lo irracional y la apuesta por contar algo excéntrico y disparatado como si fuera lo más cotidiano, tienen claro que “hay que ser infinitamente más disciplinado en el proceso de escritura que si intentas algo cuadriculado, porque exige revisar constantemente como lo vas a contar”.

Foto © Isabel Salcedo

Incapaces de lo cotidiano

Aunque “Buñuel huía de fáciles interpretaciones”, como recordó López, los guionistas no se resistieron a compartir qué ven en la cinta, que ha suscitado ríos de tinta de análisis, intentando descifrar los símbolos y las metáforas. “La película es claramente anticlerical, aunque Buñuel no lo crea”, defendió el guionista, mientras que Sinde ve un reflejo de la situación política de la España de la época en ese encierro, “la percepción que Buñuel y Alcoriza –como exiliados españoles–, tenían de que la gente había asumido el franquismo y no quería salir de ahí”.

No es la única película de Buñuel donde es una constante la incapacidad del ser humano para hacer algo cotidiano. “El discreto encanto de la burguesía se considera un reverso de El ángel exterminador, porque sus protagonistas siempre están intentando ir a cenar, pero nunca llegan. No son capaces de entrar, igual que aquí no pueden salir”, comparó López, que aseguró que un siglo después todavía no hemos digerido la filmografía de Buñuel: “hoy le pones El perro andaluz a alumnos de 18 años y se quedan alucinados”.

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