Un cine vinculado al espectador | Encuentro con Francisco J. Lombardi

Por Foto portada: Macarena Lora · 21 noviembre, 2019

El cineasta peruano presenta en la Academia la historia con la que conquistó el Goya a la Mejor Película Iberoamericana, Caídos del cielo.

Conectado con la cinematografía peruana desde hace más de cuatro décadas y respaldado por numerosos premios, muchos de ellos obtenidos en España, Francisco J. Lombardi visitó la Academia para presentar Caídos del cielo, cinta que ganó el Goya a la Mejor Película Iberoamericana en 1991. “Es un premio muy valorado en América Latina. Es una gran satisfacción que entre tantos largometrajes latinoamericanos elijan el tuyo”, reconoció el director, guionista y productor tras ver esta producción “amarga que, como a veces cuesta ver, tiene elementos de humor negro” de la que la institución exhibió una copia digitalizada.

“Me preocupa que el cine se pierda. En Perú no hay filmoteca y películas mías han desaparecido. La memoria de un país está, en buena parte, en el audiovisual”, declaró el cineasta, que, además del Goya, tiene dos Conchas de Plata al Mejor Director del Festival de San Sebastián, por La ciudad y los perros y Bajo la piel; y el Premio Especial del Jurado del certamen donostiarra por La boca del lobo. Reconocimientos a los que acaba de sumar el Premio Ciudad de Huelva en el último Festival de Cine Iberoamericano. Por este galardón, ha hecho un ejercicio de memoria. “Revisar mis trabajos me ha permitido recordar lo que le gusta y lo que no. De mis dieciocho películas -la última la acaba de rodar- he visto cinco o seis con alegría. La distancia del tiempo te da un grado de reconciliación con las cosas que tienen valor, que son rescatables”, destacó.

La ciudad y los perros, basada en la novela homónima de su compatriota Mario Vargas Llosa; La boca del lobo; Caídos del cielo; Bajo la piel; Tinta roja, basada en la novela del autor chileno Alberto Guguet; y Ojos que no ven, son las obras que salva Lombardi, un ávido lector que ha firmado varias adaptaciones. “La literatura es un espacio que inspira para hacer una película, a veces solo ha sido el punto de partida; otras he sido bastante fiel, como en La ciudad y lo perros; y en Pantaleón y las visitadoras -fue un encargo- cambié bastante el sentido de la novela. Lo bueno es que Vargas Llosa quedó contento con las dos adaptaciones”, indicó el cineasta, quién reconoció que, aunque Pantaleón… ha sido su título más exitoso, “no creo que sea de mis mejores filmes”.

Le gustaría llevar a la gran pantalla dos novelas, la primera que Vargas Llosa situó fuera de Perú, La guerra del fin del mundo, y la obra del también paisano suyo Ulises Gutiérrez, Cementerios de barcos. “En mi filmografía no hay temas específicos, pero sí creo que he mantenido una línea porque hay temas recurrentes, aunque esto los críticos de cine, que me han ayudado a entender cosas de mis películas, lo explicarían mejor que yo. Me interesan las películas con una convocatoria de público amplio. Muchos jóvenes están preocupados en hacer su película, y éstas atraen a pocas personas. Se ha perdido esa capacidad del cine como vehículo para convocar a un público masivo y generar distintas lecturas. Estoy por un cine que tenga un vínculo con la gente”, explicó.

 

Obras de poca relevancia

La vocación por contar historias fue temprana para este cineasta nacido en Tacna, una pequeña ciudad del sur del Perú “en la que pasaban muy pocas cosas. El cine era lo único que daba lugar a la fantasía y yo quería participar de ese mundo tan distinto a la rutina diaria de mi provincia”, relató Lombardi, que viajó a Lima, estudió en la Escuela de Cine Documental de Argentina, realizó cortos y, “por azar”, firmó Muerte al amanecer, su ópera prima. “Tenía 26 años, ninguna experiencia y en un país tan difícil como Perú me dieron la oportunidad de hacer una película. Luego llegaron los premios, y todo fue más llevadero”, apuntó. El productor Gerardo Herrero, quien ha respaldado varias largometrajes de Lombardi, recordó uno de los galardones: el Gran Premio en el Festival Internacional de Cine de Montreal en 1991 por Caídos del cielo. “No nos lo creíamos, nos quedamos dormidos porque nadie nos avisó de que podíamos ganar y llegamos corriendo a la ceremonia”.

Gracias a la tecnología digital, hoy en su país se hacen numerosas producciones que Lombardi clasificó en dos apartados: “títulos muy comerciales protagonizados por cómicos de la televisión que tienen poca relevancia, y el cine de autor sustentado en las ayudas del Ministerio de Cultura y del que han surgido nuevos y jóvenes cineastas muy interesantes. El digital ha democratizado el cine de un manera impresionante, la pena es que se hacen muchas historias que no tienen valor”, indicó este veterano profesional que lleva cuatro años dirigiendo de la Escuela de Cine de Perú, “un país multicultural, complejo, en el que el mundo andino es riquísimo, pero un desconocido para mí”, confesó este veterano profesional que siempre establece “un vínculo de complicidad” con los actores. “Es más cómodo y da mejores resultados”.

 

Foto: Henry G.

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