A 24 horas de conocer quién levantará la estaquilla a la Mejor Película Iberoamericana, representantes de los cuatro filmes aspirantes se dieron cita este viernes en el auditorio del Museo Picasso Málaga. Ponen rostro al séptimo arte de Argentina, Chile, Colombia y Costa Rica, pero también a la riqueza y diversidad del cine iberoamericano y, conscientes de ello, Andrés Wood, Antonella Sudasassi, Federico Posternak y Fernando Epstein no dejaron pasar la ocasión de reivindicar “la necesidad de traspasar fronteras”.
Compañeras de nominación, la chilena Araña, la costarricense El despertar de las hormigas, la argentina La odisea de los giles, y la colombiana Monos tienen en común la rebelión o revolución, sea la personal e interior de Isabel, la protagonista de El despertar de las hormigas, o la colectiva de los ultraderechistas de Araña, los guerrilleros adolescentes de Monos o la cooperativa de La odisea de los Giles.
En este encuentro, reflexionaron sobre como sus historias revisan el pasado de sus respectivos países, una mirada que también apela al presente, especialmente en el caso de La odisea de los giles, Araña y Monos, con el ‘corralito’ en argentina de 2001, el ascenso de los grupos violentos de ultraderecha en el Chile de los 70, y la guerra civil en Colombia. «La cinta la escribí hace cinco años cuando se sentía un cierto surgimiento de grupos de ultraderecha y conforme avanzaba la película, pues se iba haciendo más evidente, en el desorden político y las crisis. La película va mutando su significado en función de lo que pasa en el país”, confirmó Wood, al que secundó Posternak.
“La realidad supera a la ficción. Justo antes del estreno sucedió otra vez algo en la economía y ya la película se veía distinta», apuntó el productor sobre esta historia de perdedores o ‘giles’, dirigida por Sebastián Borensztein y que protagonizan y producen Ricardo y Chino Darín. «Para nosotros es muy natural coger una situación delicada y abarcar esos temas desde la comedia, es muy argentino”, defendió.
La opción de Colombia para mirar atrás fue el drama. “Monos está relacionada con la agencia de reinserción para desmilitarizados de Colombia y con un conflicto donde nadie entiende quién es el bueno y quién es el malo. Mientras filmábamos se discutía el proceso de paz. Cuando estábamos en la jungla, el pueblo Colombiano votaba ‘no’ al proceso de paz”, rememoró Epstein.
El valor de los premios
Nominado por cuarta vez a los Premios Goya, Andrés Wood, es veterano en esta categoría, que ya ganó con La buena vida, y a la que también aspiró con Violeta se fue a los cielos y Machuca. “Las nominaciones son un momento de celebración. Tienen un componente comercial, pero también, al menos en Chile, el Goya ayuda a que tu película quede en la memoria colectiva”, aseguró. Este sábado se medirá de nuevo a una producción de Fernando Epstein, con el que ya coincidió en 2005, con el uruguayo como productor de Whisky, filme al que se impuso Machuca.
En el extremo opuesto está la novel Sudasassi. Debutante por partida triple, con su primera película ha logrado la primera nominación al Goya no solo para su cinta, sino también para el séptimo arte de Costa Rica y de toda Centroamérica. “Es una cinematografía que apenas está empezando, es una cinematografía muy pequeña. Y se ha empezado a hacer cine porque hay mucha necesidad de vernos reflejados en la pantalla grande, escuchar nuestro acento y ver nuestras historias”, dijo.
Daniella Valenciano encarna a la buena madre esposa y nuera de este título, que se ve presionada para tener otro hijo y esto la llevará a un proceso profundo de resistencia y transformación social. Presente entre los asistentes a este encuentro, la actriz, para la que también es su primera intervención en cine, resumió su experiencia en dos palabras, «compartir y aprender».
Compartir y aprender
Las cuatro películas son fruto de la colaboración entre países. Tanto El despertar de las hormigas como La odisea de los giles son coproducciones con participación española. Para la directora costarricense “fue hermoso encontrarnos con el público español, nos encontramos con muchos medios de distribución de cine alternativo e independiente, que en Costa Rica no existen, donde estrenas en las mismas salas que las majors”
La chilena Araña cuenta para encarnar a su protagonista (en el pasado y en el presente) a María Valverde y Mercedes Morán, una actriz española y una argentina que se han hecho con el acento chileno para esta producción. “Como argentina invitada a esta película chilena, me siento muy orgullosa”, confirmó Morán, presente entre el público de esta mesa redonda. “Yo quería abordarlo desde el carácter, no es solo desde el acento, en la manera de hablar influye es el contexto, la clase social”, intervino.
En esta lucha contra las fronteras también está Epstein. “Cuando Alejandro Landes me convocó para esta coproducción a nueve países, lo hizo por una rebeldía, por un guion. Su voz autoral me llevó al barro, a la jungla, a convertirme en casi en colombiano”, reivindicó el uruguayo.
Por su parte, Wood puso el acento sobre otras barreras a derribar: “¿Cómo permitimos que más gente pueda expresarse? ¿Cómo hacemos cine? Todavía sigue siendo un medio elitista”, lamentó.
Azucena Rodríguez, vocal de dirección en la Junta Directiva de la Academia y representante de esta institución en la Federación Iberoamericana de Academias de Cine (FIACINE), fue la encargada de abrir este acto con un deseo de hermandad entre el cine del uno y otro lado del Altántico. “Estas cuatro películas nos dan la oportunidad de conocer vuestros países y cinematografía. Compartimos lengua, pero no vemos las películas del otro continente, en el cine nos encontramos”, aseguró en la penúltima de las actividades previas a la gran noche del cine español, que ha programado la Fundación Academia de Cine.
