Adolfo Blanco: «Las salas son insustituibles»

Por Ana Ros · 8 abril, 2020

Máximo responsable de A Contracorriente Films; distribuidor de numerosos títulos de cine europeo independiente y, ahora, también familiar y documental; productor (La lista de los deseos, Uno para todos, Litus, La librería y El ciudadano ilustre, entre otras); y exhibidor (es el principal accionista de los Cines Conde Duque y Verdi), Adolfo Blanco reflexiona sobre la situación actual que está viviendo el sector, en el que lleva trabajando más de 30 años. La puesta en marcha de la Sala Virtual de Cine –que ha impulsado y creado en colaboración con más de 70 cines de nuestro país–, y la importancia de la convivencia y la conveniencia de las diferentes ventanas de exhibición para el cine español, sin perder nunca de vista al espectador, centran la atención de este veterano profesional castellano y catalán de adopción.

¿Cómo afecta esta crisis sanitaria a la distribución?
Será la parte de nuestra industria que más cambie. De todas formas, todo es muy incierto y cada día, casi cada hora, ocurren cosas que pueden ser determinantes. Empezando por que nadie sabe cuánto va a durar esto. Creo que los cambios que afecten a la distribución mundial se parecerán mucho en lo estructural a los que tengamos que afrontar en España.

A largo plazo, los distribuidores independientes tenemos la responsabilidad de permanecer fuertes. Y para las instituciones debería ser un objetivo estratégico porque las distribuidoras independientes tienen un rol fundamental para el cine español, por lo que deben contar con una inyección específica de recursos que garantice su salud y procure que sus oportunidades en las televisiones, esa ventana tan importante en todo el modelo, no queden arruinadas por las tácticas de las empresas americanas, que con frecuencia compiten en condiciones de fuerza que los independientes no podemos igualar.

¿Qué papel deberían tener las televisiones tras esta crisis?
Confiamos que el cine siga siendo un contenido que se pueda ver en las televisiones convencionales, tanto de pago como también en abierto. Ojalá no pierdan protagonismo en la financiación de las películas, pero habría que exigirles un compromiso mayor con el cine. Es una parte esencial de nuestra cultura y son escasísimas las horas dedicadas a su programación. El cine clásico, europeo y, por supuesto, el español debería tener un espacio mayor y obligatorio en las parrillas de las televisiones. Si eso es así, garantizaremos, entre otras cosas, la supervivencia de los distribuidores españoles, que son quienes dan la cara en esos campos.

Una causa común: La defensa del valor cultural

Cuando termine el confinamiento y la pandemia esté controlada ¿Qué será capital para arrancar?
Habrá una fase de recuperación, espero que corta, en la que el miedo que pueda tener el espectador a volver a las salas no debería tardar en desaparecer. Para que esa fase no se alargue será absolutamente necesario que todo el sector arrime el hombro para lograr acelerarlo. Y las instituciones deberían liderar el proceso y destinar con generosidad y responsabilidad los recursos necesarios para una rápida curación.

¿Cómo será el reinicio de la actividad?
Difícil. Las salas que puedan abrir lo harán con grandes dificultades y pocos recursos para invertir en marketing. Hará falta, más que nunca, el apoyo de las distribuidoras, que deberían ofrecer sus mejores películas desde el principio y si es posible con márgenes más ajustados. Necesitaremos a los medios de comunicación, para ayudar a devolver la confianza a los espectadores. Y necesitaremos al gobierno, a las autonomías, a los ayuntamientos, haciendo causa común por la defensa del valor cultural de las salas de cine que no se puede perder.

¿Alguna propuesta para atraer, entre todos, de nuevo al espectador?
No sería un disparate plantear una gran fiesta del cine en el momento que podamos certificar que la crisis sanitaria está bajo control. Esa gran fiesta del cine podría, por ejemplo, durar 15 días invitando a los espectadores a ir al cine por solo un euro. Esta promoción debería repartir su coste entre el distribuidor, el exhibidor y las instituciones. Debería conseguirse que las televisiones y demás medios de comunicación hagan una generosa campaña sin precedentes para el apoyo del cine. Podría subvencionarse con dos euros, por ejemplo, cada espectador que vaya a las salas durante este periodo. Ojalá que una acción así costase 20 millones al Estado, sería señal de que hemos logrado que 10 millones de personas pasen por la salas en 15 días, poniendo fin en tiempo récord al miedo de la gente.

La exhibición. El pilar que más protección necesita

Tras esta primera fase de recuperación, ¿lo primero que atender?
Debemos reconocer que hay ‘actores’ en esta industria que son absolutamente esenciales. Me refiero a las salas de cine, un valor insustituible, que aporta la mejor experiencia para disfrutar las películas. Sin duda es la ventana que mayor valor aporta a la popularización y consolidación de las películas como obras de referencia, con capacidad de aportar rendimientos durante muchos años. Las salas han de protegerse muy especialmente, porque son insustituibles y cualquier caída sería irrecuperable. En las últimas décadas hemos sufrido la desaparición de muchas. Cada cine cerrado es un drama para la ciudad. Y reabrir es prácticamente imposible, especialmente en los centros urbanos. Por eso, creo que el sector de exhibición es el que mayor protección necesita. El otro eslabón débil es el de la distribución independiente, que cada vez va a ser más necesaria para hacer llegar el cine español al espectador.

¿Se atreve a vaticinar qué podría cambiar en el terreno de la exhibición?
El modelo no debería cambiar en lo esencial. Las salas de cine seguirán siendo siempre la ventana Premium. El sector de la exhibición ha superado retos muy importantes en su historia. Hablamos de un sector maduro que en tiempos de crisis siempre se ha mostrado fuerte. 2019 fue un año récord en taquilla y los primeros meses de este año eran aún mejores. El cine y sus salas va a ser una herramienta maravillosa para la recuperación del ánimo de la gente.

Veo también una mayor convivencia con las plataformas, no sé en cuánto tiempo, quizás en unos meses o quizás unos años, no creo que mucho más de cinco, pero se logrará una convivencia pacífica y constructiva entre el consumo de cine en las salas y el cine que se pueda ver en casa a través de televisiones y plataformas.

Ha tenido que cerrar los cines Verdi y los Conde Duque …
Ha habido que recurrir necesariamente a los ERTEs con todo el personal y no queda otra que tirar de oxígeno, ya que muchos otros gastos siguen, como los alquileres, los suministros, etc. Esto del oxígeno, que al final son las reservas que las empresas intentamos ahorrar para capear los momentos malos, variarán para cada empresa exhibidora. Me temo que habrá cines que cuando todo pase no podrán reabrir las puertas, espero que pocos. El negocio de las salas maneja unos márgenes estrechísimos, en España más bajos que en ningún otro país del mundo, ya que el coste de las películas para el exhibidor de aquí es muy superior al del resto de Europa, nadie me ha sabido explicar por qué…

Las plataformas, los jóvenes y la convivencia entre ventanas

¿Qué papel jugarán los grandes estudios en este importante partido?
No sé cuál será su estrategia. Cada uno tiene ya su propia plataforma y no creo que vaya a renunciar a tener buenas películas de estreno ahí y querer hacer algunas disponibles al espectador cuanto antes. Serán ellos en gran parte los que aceleren o no el proceso, que es inevitable y no creo que malo.

De hecho, en A contracorriente y en los cines Verdi tenemos muy claro (aunque podemos estar equivocados) que las plataformas son ya aliados importantes del cine. No sólo porque están trabajando codo con codo con el sector de producción y liderando la fabricación de contenidos, sino porque están logrando que la gente joven recupere el amor al cine, el interés por la ficción. A veces es a través de series maravillosas, que no dejan de ser películas largas. Hemos estado muchos años lamentándonos de la pérdida de una generación para el cine. Ahora creo que estamos recuperando a la gente joven, cada vez más aficionada y con mayor amor a las historias que hacemos y distribuimos.

“Cada película tiene que tener su propia estrategia, su plan de distribución y posiblemente su ventana”

Los hogares españoles están llenos de público dispuesto a consumir películas ¿Por qué es tan complicado estrenar en otras ventanas?
Hay que trabajar mucho para que el espectador entienda determinadas situaciones. Desde su nacimiento, el cine se convierte en el arte de masas por antonomasia y se disfrutó sólo en las salas hasta la llegada de la televisión y luego el vídeo. A lo largo de más de 100 años las salas han ido perdiendo terreno y esos 112 días de exclusiva, que una parte de la exhibición ahora defiende frente a otras formas de consumo de los contenidos, es la última colina que le queda por defender.

En cierto sector del sector, hay el convencimiento de que el día que se pierdan esos 112 días de protección se habrá dado un paso atrás irreversible, poco menos que firmándose una sentencia de muerte para todo el sector. Algunos no estamos de acuerdo al 100 % con esta posición. Creo que cada vez somos más los que creemos que cada película necesita un tipo de explotación.

¿Quién debería decidir la estrategia de explotación?
Por pura libertad empresarial, es el productor y dueño de los derechos el que tiene que proponer al canal el tipo de estrategia que desea para su película. Por supuesto, el canal, cada exhibidor es libre o no de aceptarlo, pero me parece un error el apriorismo de rechazar sin más todas las películas importantes que vienen de las plataformas. En los Verdi creemos en el valor que aporta la ventana de cine al espectador y rogamos a los distribuidores que la mantengan siempre que sea posible y beneficioso para la película.

Pero fundamentalmente, cuando me pongo el gorro de exhibidor, pienso que somos una tienda que debe tener el producto que el espectador quiere ver en cada momento. Roma o Historia de un matrimonio serían casos bien claros, muchos espectadores quieran verlas en pantalla grande, no importándoles que esté también accesible para los abonados de una determinada plataforma. De hecho, la experiencia fue buena y no pienso que eso fuese oportunismo, como dijeron algunos, sino puro y sincero amor al cine. Por supuesto que si el público no hubiera respondido, Roma no hubiera estado seis meses ininterrumpidos en cartel. Dicho todo esto, vuelvo a que cada película tiene que tener su propia estrategia, su plan de distribución y posiblemente su ventana. Me parece correcto que la ventana siga como norma general, pero las normas están para ser interpretadas y adaptadas. Debe haber libertad para establecer las excepciones que sean convenientes.

¿Qué le parece la propuesta lanzada al ICAA para que los estrenos puedan verse en casa liberando a las películas españolas de los requisitos que por ley están sujetas tras haber recibido una subvención?
La situación es excepcional y me parece lógica la reivindicación de los productores. También me parecería bien que el Ministerio flexibilice esas condiciones, aunque vería importante que los estrenos online gozasen, como los de salas, de una generosa campaña de promoción. No tendría demasiado sentido abrir la mano para que las películas se puedan estrenar de otra manera y luego no hacer nada para que el público las vea.

Otro tema, relacionado con este es que adelantándose a lo que muy probablemente va a venir, ya empiece a considerarse que pueda apoyarse sin perder el derecho a subvención a un determinado tipo de películas cuyo diseño de lanzamiento sea diferente del que hasta ahora ha sido subvencionable.

Esto ayudaría a que algunos títulos que no están pensados para su explotación en salas puedan ahorrarse ese paso, o al menos no tener que esperar tanto tiempo para la siguiente ventana, con beneficio para el productor, el distribuidor y el exhibidor, que nada gana con películas que dejan la sala vacía.

Hasta que la boda nos separe, de Dani de la Orden está disponible online a través de la Sala Virtual de Cine

Una salida: la Sala Virtual de Cine

¿En qué está teletrabajando? ¿La Sala virtual surge a raíz del confinamiento?
Sin dejar de progresar en lo posible en proyectos de producción que tenemos en distintas fases y valorar otros nuevos, estamos aprovechando para engrasar muchos temas de distribución en los que debemos mejorar. Uno que teníamos en desarrollo y al que habíamos dado un buen empujón en los últimos meses, es la presencia online de nuestras películas. Hemos puesto en marcha una Sala Virtual de Cine para, en primer lugar, continuar con la explotación de películas que se quedaron colgadas en el top ten y que difícilmente tendrán una nueva oportunidad cuando todo acabe: Hasta que la boda nos separe y Especiales. Lo sentíamos como una obligación, muchos espectadores no habían tenido la oportunidad de verlas en las salas todavía. Y en segundo lugar, para estrenar las películas que teníamos programadas para este periodo, evitando acumular en lo posible más películas para cuando se recupere la normalidad.

¿Qué resultados espera que tenga la recién estrenada Sala Virtual?
Hemos abierto la Sala Virtual de Cine junto con otras plataformas que trabajan el transaccional y en colaboración con decenas de salas de cine. No sé cómo saldrá porque somos conscientes de que es muy difícil lograr unos resultados que luzcan porque el modelo de suscripción ha sido agresivamente empujado por plataformas como Netflix, que prácticamente han convertido al transaccional en algo marginal. Vamos a ver si hay petróleo o no, pero sí sabemos que merecerá la pena haber picado mucha piedra, siquiera por el aprendizaje.

La Sala Virtual de Cine es un modelo único en nuestro país, que permite remunerar a las salas, con quienes se ha discutido los detalles, con capacidad de albergar películas de otros distribuidores y por supuesto todo el cine español pendiente de estreno.

“La Sala Virtual de Cine es un modelo único en nuestro país que permite remunerar a las salas”

Günter Schawaiger, director austriaco afincado en España, revela que en su país se ha creado la plataforma VOD Club organizada por todos los cines de autor del país, donde puede verse cualquier película austriaca en streaming. Se trata de apoyar a las salas a través del pago de una entrada a precio de streaming (entre 2 y 4 euros). El beneficio se divide entre salas y productoras. En Austria esta iniciativa tiene subvención del Ministerio de Cultura.  ¿Cómo ve esta iniciativa?
Parece interesante. ¿Sabes si desde esa plataforma se lanzan películas de estreno, coincidiendo con la salas? El potencial del transaccional con los estrenos es toda una incógnita, tardaremos en saber si es un camino viable. A mí me suena bien que cualquier espectador, el que vive en un pueblo perdido o el que por razones de salud no puede salir de casa, pueda acceder a la película que se está estrenando. Por supuesto pagando un precio similar al de las salas, en colaboración con la exhibición siempre que sea posible, para evitar un conflicto con la salas de cine. En un modelo así, el distribuidor tiene todo el sentido, ya que para que salga adelante habrá que diseñar un lanzamiento que contemple todavía más variables de las que ahora se barajan en cualquier estreno… Hay películas y películas, no vale para todas una excepción así. La ventana tiene que mantenerse como la norma general.

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