Redirigir energías y escoger batallas

Fotografías de ©Javiera Peñafiel y Rebeca Figueiro · 18 noviembre, 2020

Manuela Burló Moreno, Leticia Dolera, Jorge Torregrossa y Félix Viscarret debatieron en la Academia sobre su experiencia al frente de series de televisión

Bajo el epígrafe ‘Series, ¡acción!’, cuatro cineastas que han dirigido series de televisión en los últimos años,  Manuela Burló Moreno, Leticia Dolera, Jorge Torregrossa y Félix Viscarret, compartieron en un encuentro con el público de la Academia las diferencias a la hora de rodar ficción para la gran o pequeña pantalla y debatieron sobre la figura del showrunner en nuestro país, el diálogo con las plataformas y los retos y aprendizajes que se han encontrado en el desarrollo de proyectos propios o en las ficciones de otros creadores, a las que han aportado su sello.

“Han pasado 17 años desde mi primera serie y la ficción española ha cambiado mucho, sobre todo como la sociedad percibe lo que hacemos”, reflexionó Jorge Torregrossa, que ha dirigido capítulos de Fariña, Hache y Élite. El alicantino cree que desde los años 2000 se ha ganado en “libertad creativa y en voz” y que “existe una valoración de los creadores por parte de las plataformas, donde hay un diálogo directo con ellos. No hay tantos intermediarios como con las cadenas tradicionales”.

Los cuatro llegaron a las series desde caminos muy diversos. “Después de mi primera película, Requisitos para ser una persona normal, empecé a desarrollar los personajes de estas mujeres y a desarrollar conflictos que compartía con mis amigas. Me di cuenta de que no quería hablar de una trama, con sus tres actos muy claros, sino que me estaba saliendo recrearme en el proceso emocional de los personajes y pensé que era una serie”, contó Dolera, que compaginó trabajos como actriz con la escritura de la Biblia y el piloto, hasta que Movistar + le dio luz verde a un contrato de desarrollo para Vida perfecta.

Tampoco iba buscando una serie Manuela Burló, a la que contactaron en 2015 con el boom de las plataformas. “Uno de los productores me dijo que le gustaba mi universo y que molaría hacer una serie sobre chicas”, recordó la realizadora murciana, que vio la ocasión para proseguir con la historia de la protagonistas de su corto Pipas. Han sido cinco años de su vida inmersa en Por H o por B, serie de la que ha dirigido todos los capítulos, algo que no es habitual en la ficción por los costes y el tiempo que requiere.

“En Estados Unidos están muy acostumbrados a que cada capítulo lo dirija un director distinto. Una serie es muy maleable. El espectador ve las grandes líneas, los personajes, la trama. Tiene que fijarse mucho para ver las diferencias”, apuntó Torregrossa, quien considera que si como creador delegas en otros realizadores es fundamental “que se escuche tu voz, que puedas opinar en lo que hacen los otros directores”. Él se reconoció como un “privilegiado” en esta industria donde es complicado que den oportunidades a nuevos talentos, porque “a mí y a Belén Macías nos llamaron enseguida para dirigir en televisión, después de ver nuestros cortos”.

En esta mesa redonda hubo espacio para el análisis sobre las diferencias entre ser creador o director de una serie y qué estatus debe tener el que impulsa una ficción, en unos años donde el marketing incide en autorías y plataformas con las fórmulas de ‘Serie creada por…’ o ‘Serie original de…’. “¿Qué me convierte en creador? Cuando hay unas novelas preexistentes decir que eres el creador denota un ego importante”, sentenció Félix Viscarret, que adaptó cuatro novelas de Leonardo Padura para la miniserie Cuatro estaciones en La Habana, cuyo primer capítulo Vientos de La Habana se estrenó como película en cines.

Foro: ©Rebeca Figueiro

Intencionalidad creativa y política

“Aunque nuestra profesión se asocia con mandar, en realidad rediriges la energía o la creatividad de mucha gente para que todos vayamos en la misma dirección”, defendió el pamplonés, que también abordó su experiencia en Patria, serie de Aitor Gabilondo para HBO, de la que ha dirigido cuatro capítulos y que se basa en la novela homónima de Fernando Aramburu. “En principio iba a hacer el bloque dos, pero luego hubo una serie de cambios y me propusieron un reto todavía más grande: ir al bloque uno, donde participas mucho más en establecer todo el lenguaje y el código de la serie. Nos inventamos una especie de decálogo de estilo que el bloque dos lo seguiría o lo adaptaría a su manera”, explicó Viscarret, al que también le ha tocado en otras series “continuar el pulso que ha establecido otra persona”.

Una labor que asumieron Elena Martín, Ginesta Guindal, Irene Moray y Lucía Alemany en la primera y segunda temporada de Vida perfecta. “Llamé a dos directoras casi noveles en cada temporada por una intencionalidad creativa y también política”, desveló Dolera, que reivindicó de nuevo que a las mujeres les cuesta más llegar a puestos de mayor responsabilidad. “Era un momento muy bonito para mí, porque yo tenía cierto poder de decisión y podía elegir a mujeres a las que no se les hubiera dado la oportunidad de hacer series. Era una invitación a un proyecto personal en el que yo había puesto mucho y ellas vinieron con mucha delicadeza y encontramos un punto medio en el que también podían aportar”, celebró.

Tanto Dolera como Burló han sido el origen y alma mater de sus series, en las que han contado con libertad creativa, pero también con un acompañamiento de las cadenas y plataformas. “No había nada impuesto, eran todo sugerencias. Había mucho respeto y para mí fue una ayuda porque los productores ejecutivos que opinaban afortunadamente tenían un buen criterio y todas las anotaciones iban a sumar”, señaló la responsable de Por H o por B; mientras que Dolera destacó la actitud con la que hay que afrontar el feedback. “No tienes que ponerte a la defensiva y defender una idea porque te costó mucho escribirla. Es muy importante establecer ese punto intermedio, en el que te pueden poner preguntas delante y cuestionarte cosas”, aseguró. 

Los cuatro detallaron las cualidades que deben engrosar el currículum de un buen realizador. Ante las dificultades de presupuesto, tiempo, plan de rodaje, etc. «Un director debe resolver problemas y ser capaz de comunicarse, sin que se te olviden las personas que están delante de la cámara y las emociones que están transmitiendo», en palabras de Torregrossa. “Dirigir, entre todas las millones de cosas que es,  implica renunciar. Es importante saber qué batallas escoger y cuáles no”, apostilló Dolera. 

Y si en algo coincidió el cuarteto es en el tiempo y los esfuerzos que lleva hacer una sola temporada de una serie, que en época de maratones y binge watching se consume muy rápido. “¿Sabes la de días que me he levantado a las 7 de la mañana a escribir para que luego se vea en un fin de semana?”, bromeó Torregrossa, que ve la parte positiva en que “es muy agradecido porque piensas que funciona, que menudo enganche”.

Foto: ©Rebeca Figueiro

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