Actualidad e influjo del cine latino

Por Fernando Méndez-Leite · 2 junio, 2021

Fernando Méndez-Leite, miembro del comité de selección del Festival de Málaga, desgrana la presencia del cine latinoamericano en el certamen

Desde hace ya mucho tiempo, el Festival de Málaga se ha convertido en la plataforma más efectiva de lanzamiento del cine latinoamericano en España. Ya desde los noventa, nuestro público había acusado la extraordinaria vitalidad de las películas que llegaban desde el continente sudamericano, aunque en esa época el cine que llegaba era casi exclusivamente de México y, principalmente, Argentina.

Hoy, de República Dominicana a Paraguay la producción cinematográfica ha adquirido una fuerte identidad, que en Málaga hemos ido mostrando en estas últimas ediciones. Este año, como ya viene siendo habitual, los miembros del comité de selección nos hemos visto en la penosa obligación de elegir entre lo bueno y lo mejor de la producción latina de estos últimos meses. No solo propuestas valiosísimas de cine de autor, sino también varios ejemplos de un cine industrial que busca un público más amplio, con notables cotas de calidad, altos niveles de producción y sin prescindir de la creatividad, como testimonian títulos como la comedia Amalgama, de Carlos Cuarón, que reúne en un congreso de dentistas en una isla de la Riviera Maya a cuatro estrellas del actual cine mexicano: Manolo Cardona, Stephanie Cayo, Miguel Rodarte y Tony Dalton. O Las mejores familias, de Javier Fuentes-León, que representa a Perú en nuestra sección oficial, una divertida comedia coral y satírica que bebe en las fuentes de Buñuel y Alcoriza, pero en la que también resuenan los ecos del Berlanga de la familia Leguineche y de la más reciente Parásitos.

Es en el campo del cine de autor procedente de Brasil, Colombia, República Dominicana, Argentina y Uruguay donde encontraremos los más sorprendentes hallazgos en nuestra selección. Ha sido un trabajo arduo, a veces hasta doloroso, porque hemos recibido muchas propuestas de nivel e interés similar al de las películas finalmente escogidas. Hemos optado por la originalidad, la variedad, el riesgo estético o narrativo y por la atención a los nuevos autores.

Varias de estas películas suponen el debut de sus directores: la brasileña Djin Sganzerla, que además interpreta a las dos mujeres protagonistas de Mulher Oceano, en una acción que se desarrolla paralelamente en Tokyo y en Río de Janeiro; Juan Pablo Félix, responsable de la coproducción múltiple Karnawal, un duro drama familiar en el marco de un concurso de baile folklórico argentino, en el que aúnan sus esfuerzos Argentina, Brasil, México, Chile, Bolivia y Noruega, y que protagonizan Alfredo Castro y Mónica Lairana; y el argentino Lucas Turturro, que se pasa del documental a la ficción en la excelente Cómo mueren las reinas, una de las más personales apuestas de nuestra selección, un drama intimista que basa su eficacia en el detalle y la observación minimalista de sus cuatro personajes protagónicos en un único escenario.

La sección oficial –en su vertiente latina– se completa con una road movie uruguaya, Años luz, dirigida por Joaquín Mauad, que cuenta el reencuentro de tres hermanos durante un viaje para concretar la venta de la casa familiar donde pasaron su niñez; la segunda película del director colombiano Henry Rincón, La ciudad de las fieras, en la que asistimos a la peculiar historia de un joven huérfano aficionado al hip-hop que se ve obligado a dar un cambio radical en su vida; y la producción íntegramente dominicana 15 horas, duro alegato contra los malos tratos y sobre todo, contra la hipocresía social que los rodean y para la que la industria de ese país ha recurrido a la directora catalana Judith Colell, autora de una de las obras más coherentes del cine español de denuncia social, un ejemplo –como Karnawal– de la fluidez que empieza a ser moneda corriente entre los países que hacen cine en español.

Un panorama apasionante y esperanzador.

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