Juan Mariné es una referencia y una inagotable fuente de inspiración para los directores de fotografía de nuestro país. Muchos de ellos acudieron al homenaje que la Academia de Cine rindió a este histórico y querido profesional, de quien se proyectó la última película que iluminó, La grieta. Con su inseparable compañera, Concha Figueras, el centenario director de fotografía, restaurador fílmico e investigador, escuchó con atención y emoción las palabras que le dedicaron algunos de sus colegas.
El maestro catalán y José Luis Alcaine comparten, además de la profesión, mes de nacimiento, diciembre. “Juan, estoy aquí en parte gracias a ti. Tienes cien años de amor y dedicación al cine, y el cine, en justa correspondencia, te ha mantenido ocupado, creativo y optimista”, declaró Alcaine, que deseó al homenajeado “que cumplas muchos años más”.
En su primer acto como presidente de la Asociación de Directoras y Directores de Fotografía (AEC), Ismael Issa recordó su fascinación por las máquinas y artilugios inventados por Mariné en el sótano de la Escuela de Cine de la Comunidad de Madrid, donde “tuve la suerte de aprender a revelar contigo. Me enseñaste no sólo la técnica, sino tu pasión por el cine”, indicó.
Gran admiradora de su carrera, la directora de fotografía Rita Noriega, que también bajó muchas veces al sótano de la ECAM, destacó la “potente, enérgica y apasionada personalidad” de Mariné. “La pasión que pones en tus maravillosos trabajos es contagiosa”, añadió. “Yo quería ser director de fotografía, pero de mayor mayor, quiero ser como tú. Juan, has hecho mucho por el cine español”, apostilló el sevillano Miguel Amoedo, Goya a la Mejor Fotografía por La novia, que alabó los planos de maqueta de Mariné en La grieta.
Después de escuchar a sus compañeros, a Juan Mariné le costó hablar de sí mismo. Tras sobrevivir a la Guerra Civil, recordó lo dura que fue la contienda. “Fue cuando me di cuenta que el mundo podía ser tantas cosas, pero se quedó convertido en agua”.
