Clara Roquet: ”Lo más bonito del cine es crear en comunidad”

Por Chusa L. Monjas · 8 julio, 2021

La guionista catalana presenta hoy en la ‘Semana de la Crítica’ del Festival de Cannes su debut en el largometraje, Libertad

Ha escrito los libretos de 10.000 km y Los días que vendrán con Carlos Marques-Marcet, el de Petra con Jaime Rosales y el relato de Que nadie duerma junto a Antonio Méndez Esparza; dirigido los cortos El adiós y Los bones nene; y hoy presenta en la ‘Semana de la Crítica’ del Festival de Cannes su estreno en el largometraje, Libertad, que llegará a los cines el próximo 19 de noviembre. Aunque sabe que es una frase muy trillada, Clara Roquet no se resiste a pronunciar que “optar a premios es bonito, pero ya es un premio estar en Cannes”. Nacida en Malla, Vic (Barcelona), Roquet, que a su perfil de guionista integra el de directora debutante, una incorporación “que suena bien”, va a más al declarar que hacer cine “es un privilegio”.

Es, junto con Gonzalo Quincoces, que participa con su corto La caída del vencejo en el apartado de escuelas para los jóvenes valores, la única española en Cannes.
Me hace una ilusión tremenda porque representa una gran ventana para Libertad. Hacemos películas para que las vea el mayor número de personas posible y sabes que en Cannes vas a tener una difusión, lo que es una gran ayuda.

Imagino que estará saturada de que la pregunten que este año sólo el 30% de los largometrajes seleccionados por el certamen francés llevan la firma de una mujer .
Dentro de unos años, espero que no sea noticia que una directora llegue a Cannes, pero hasta que no consigamos la paridad, es necesario seguir hablando del tema. Estamos muy lejos de conseguir la igualdad y el último informe de CIMA es devastador, pero vamos avanzando porque en España cada vez hay más mujeres directoras que les está yendo muy bien, como a Belén Funes, Arantxa Echevarría y Carla Simón.

Tengo fe, se están haciendo bien las cosas con el sistema de puntos de las ayudas públicas y en las escuelas de cine.

Hay muchas mujeres haciendo primeras películas pequeñitas, pero luego no podemos acceder a producciones con presupuestos más grandes, y es ahí donde tenemos que poner el foco. No tenemos que tener miedo a las películas grandes, con vocación de mercado.

No sé cuándo dirigiré mi segundo largometraje, tengo una idea para un proyecto que es costoso, ¿lo conseguiré? Quizás, un director no se hace nunca esta pregunta.

El origen de su ópera prima es su corto El adiós, el viaje emocional de una cuidadora boliviana que el día que fallece la señora de la casa es apartada del duelo familiar porque tiene que trabajar para la familia.
Sí, sale del proceso de ese corto, para el que hicimos un casting de cuidadoras, la mayoría eran mujeres colombianas y bolivianas que nos contaron que habían dejado atrás a sus familias, a sus hijos, para venir a cuidar a nuestros padres e hijos. Me tocó mucho, era un dolor muy grande para ellas, y de ahí surgió la idea de crear a Libertad, una adolescente que llega a España desde Colombia para vivir con su madre, para la que es prácticamente una desconocida.

La progenitora de su protagonista cuida a una anciana con demencia, matriarca de una familia acomodada y abuela de la también adolescente Nora, de la que Libertad se hace amiga.
Me interesa mucho el tema del privilegio, por eso decidí que la película se contara desde el punto de vista de Nora. La pregunta que hace la película es si es posible que la amistad o el amor atraviesen las barreras de clase.

Y la respuesta es…
Me gustaría pensar que sí es posible, pero hace falta un ejercicio de empatía. El cine está muy basado en la empatía, el hecho de mirar, de comprender puede tender puentes, por lo menos entre el espectador y la historia.

Darse cuenta del privilegio es un trabajo de toda la vida, algo que tienes que ir haciendo muy conscientemente.

«No es fácil escapar a los patrones que pasan de madres a hijas»

Habla de un tema social, el de las cuidadoras, y la clase burguesa progresista no sale muy bien parada.
Necesitamos de sus servicios y, al mismo tiempo, el hecho de que te estén sirviendo genera mucha incomodidad. Tratamos de buscar excusas tipo ‘es como de la familia’, pero en el fondo estás disponiendo del tiempo de una persona que no es libre de hacer lo que quiera con el suyo.

La adolescencia es un período complicado que el cine ha tratado en multitud de ocasiones y de muy diferentes maneras, de la comedia a la tragedia pasando por el terror.
Es una etapa de la construcción de la identidad, de revelarnos contra la identidad que heredamos de nuestros padres. A través de su amistad con Libertad, Nora intenta establecer una identidad fuera de la de su madre, pero no es fácil escapar a los patrones que pasan de madres a hijas porque lo llevamos en la memoria, en el ADN, en una educación. Es muy difícil revelarse contra el destino familiar, pero conociendo otras miradas, estableciendo conexiones con personas que, de entrada, las vemos como distintas, pero tienen los mismos sentimientos y preocupaciones que nosotros, conseguimos romper un poquito esto .

Además de darte la posibilidad de crear una identidad nueva, me interesaba que en la adolescencia se vive la amistad de manera muy intensa y dolorosa, son casi como historias de amor.

Ha trabajado con intérpretes profesionales –Nora Navas, Vicky Peña y María Morera– y con actrices naturales.
Teníamos hasta un bebé y un perro. Como directora, la parte que más he disfrutado ha sido con los actores. Las actrices profesionales ayudaban a las que no lo eran. Ese compañerismo consiguió un tono uniforme y creó un espacio seguro para que todos se sintieran relajados a la hora de hacer su trabajo.

Su mirada

¿Cómo ha vivido el salto de escribir a dirigir su primer largometraje?
Me sigo considerando, sobre todo, guionista, es el rol en el que me siento más reconocida. Tuve la oportunidad de hablar con Jean-Claude Carrière, a quien admiro mucho, y me dijo: “hay historias que tengo que contar yo porque si no ¿quién más las va a querer hacer?”. Y esa fue la percepción que tuve con El adiós y Libertad. Cuando escribo para otros directores intento mimetizarme mucho para contar su historia desde su mirada, pero a veces tienes cosas tuyas que necesitas contarlas desde tu mirada.

Me lo paso muy bien escribiendo. He aprendido muchísimo con Rosales, Méndez Esparza y con Carlos Marqués-Marcet, que ha sido un maestro muy generoso.

Lo más bonito de hacer cine es compartir, crear en comunidad.

Una comunidad que ha constituido con Belén Funes –script de Libertad–, Carla Simón, Elena Martín, Roser Aguilar…
Completamente. Ha surgido de forma natural, somos amigas por afinidad, proximidad, por edad…También hay una parte de militancia  porque, como lo tenemos un poquito más difícil, nos tenemos que ayudar entre nosotras.

Estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad Pompeu Fabra y guion en la de Columbia.
Me fui con una beca. León Siminiani, que fue mi profesor, me dijo que tenía que ir a Columbia, que aúna muy bien la tradición del cine clásico americano, que me gusta mucho, con el cine de autor europeo. Allí te hacen escribir, rodar, producir continuamente. Al principio tenía pánico, no quería dirigir, pero como me obligaban…

Usted ha dicho que su película es pequeña de espíritu, una historia muy íntima, muy personal, ¿es el camino que quiere seguir?
Cada historia tiene un presupuesto. Escribo lo que me sale, no elijo, a veces son relatos que requieren dinero y otras no. Es una maldición y es muy triste tener que estar buscando algo barato para contar porque entonces no estás creando lo que quieres y cómo quieres narrarlo.

Siempre destaca la importancia que tuvo para usted tener referentes femeninos cinematográficos. Ahora, Clara Roquet puede inspirar a las jóvenes que quieren dedicarse al cine.
Me haría mucha ilusión, pero no me siento capacitada para ser referente de nadie porque tengo una carrera muy cortita. Cuando estaba estudiando, para mí fue clave que existiesen Iciar Bollain e Isabel Coixet , su presencia me ayudó para seguir adelante porque si ellas lo habían hecho, yo también lo podía hacer. En ese momento, había poquísimas cineastas. Por suerte, en estos momentos hay más.

 

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