Santiago Segura: «Donde menos se la espera, salta la risa»

Por Enrique F. Aparicio · 9 julio, 2021

Las salas y los espectadores de todas las edades esperan con ansia sus nuevas propuestas. Bregado en la comedia gamberra y el trazo grueso, Santiago Segura ha encontrado en el género familiar un terrena abonado para sus historias. Tras las dos partes de Padre no hay más que uno, el cineasta estrena A todo tren: destino Asturias, donde repite con algunos de sus incondicionales en una nueva aventura protagonizada por un grupo de niños.

Una nueva película suya es la mejor noticia para los cines de este país, incluso durante la pandemia. ¿Siente la responsabilidad de llevar al público a las salas?

No, siento la responsabilidad de no defraudar a los que vayan una vez dentro. Solo divirtiéndoles puedes conseguir que vuelvan en la siguiente película.

Ha encontrado en las cintas de corte familiar un terreno propio, ¿qué particularidades plantea un guion que pueda ver toda la familia?

La idea es pensar en general lo que no llegará o interesará a los niños, si hay algo que no vayan a entender, que sea rápido y que no genere incomodidad a los adultos, y que los adultos no desconecten pensando que es una película “para niños”. Tiene su complejidad, pero al final estás apuntando a más sitios con el mismo objetivo, la risa y la sonrisa

En A todo tren repite con Leo Harlem o Florentino Fernández. ¿Tiene que dar más o menos órdenes a los actores que además son sus ‘amiguetes’?

Exactamente las mismas que a los que no lo son, instrucciones para conseguir lo que yo considero interpretaciones creíbles y graciosas. Quizás con amiguetes puedes ir más rápido porque ya conoces sus puntos fuertes. A la hora de hacer el cásting, realmente, lo de ser amiguete es maravilloso, pero es secundario, lo importante es ser el adecuado para el papel. A ojos del director, claro… a ver cómo lo ve el publico.

En esta historia vuelve a contar con abundantes personajes infantiles. ¿Qué le descubren de su oficio las niñas y niños que pone frente a la cámara?

Que los franceses hablan de jouer y los ingleses de play, y eso es por algo. Nunca perder la ilusión o la sensación de estar jugando a vivir otras vidas. Otras historias.

Un grupo de niños sin supervisión adulta es casi un género en sí mismo. ¿Ha tomado como referencia películas que viera precisamente durante su infancia o juventud?

Totalmente. La comedia familiar de los ochenta y noventa dejó muchas joyas gloriosas, y yo en aquella época iba al cine cuatro y cinco veces a la semana.

Cuando escribe comedia, ¿se fía de su instinto?

Siempre, es la única forma. Bueno, y desde hace cuatro películas, por fortuna para mí, también del instinto de mi coguionista Marta Gonzalez de Vega, una persona superdotada para el humor y la escritura.

¿Cambia durante el rodaje chistes que funcionan en papel pero quizás menos en el momento de plasmarlos?

Sí, también sucede. Depende mucho de los actores, o de cosas que surjan en el rodaje. Es algo que te obliga a estar muy pendiente, donde menos se la espera, salta la risa.

Tiene goyas y la Medalla de Oro de la Academia, además el público le premia acudiendo masivamente a ver sus películas. ¿Sigue teniendo metas por cumplir, objetivos que le animan a superarse?

Dicho así, ¡parece que me pudiese retirar ya tranquilo! Me encanta enfrentarme a nuevos retos: aún no he probado la comedia musical, la comedia romántica, la comedia de terror (aunque para algunos ya Torrente era un poco eso). Mientras me dejen seguir haciendo películas y haya un público que las espere con ilusión, seguiré dando la barrila incombustiblemente para desgracia de mis múltiples detractores, y la alegría de mis seguidores, que por fortuna superan ampliamente el número de los anteriormente mencionados.

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