El paraíso perdido es un supermercado

Fotografías de Ana Martín Aguado · 21 septiembre, 2021

La Academia de Cine tiende puentes con el Centro Dramático Nacional con el ciclo ‘Cinedrama’, que arrancó ayer con la proyección de Eroski Paraíso

Dos mundos separados comparten un mismo lugar. Una sala de fiestas de edénico nombre y la sucursal de un anodino supermercado conviven fantasmagóricamente en el mismo edificio, separados de por un cuarto de siglo. Esa dicotomía está en la génesis de Eroski Paraíso, función de la compañía teatral gallega Chévere, cuya versión cinematográfica inauguró ayer el ciclo ‘Cinedrama’, de la Academia de Cine y el Centro Dramático Nacional.

El pase, al que siguió un encuentro con el codirector Xron y los intérpretes Patricia de Lorenzo y Miguel de Lira, moderado por el autor y director teatral Alfredo Sanzol, trajo hasta la institución esta historia íntima situada en la localidad coruñesa de Muros. De Lira confesó haber estado mucho en Paraíso, la sala de fiestas que inspira el relato: “Cuano volví y ya era un Eroski, fui a hacer la compra, pero empecé a reconocer el espacio. Donde estaba el baño ahora es la pescadería… ese fue el detonante, juntar el supermercado y la sala de fiestas, juntas esos lugares. Pensé en una idea para un corto, un espectáculo”.

Xron explicó que “esta es una historia del desarraigo: la hija de la pareja protagonistas es una chica que quiere hacer cine y no sabe quién es. Por eso acude a una foto de su abuelo, a la historia de sus padres, para descubrir su lugar en el mundo. Tiene un poso amargo, por la relación entre los padres, por el personaje femenino, que no ocupa un lugar muy determinado”.

Patricia de Lorenzo contó que, para preparar lo personajes, “hablamos con los dueños de la sala, gente de Muros, trabajadoras del Eroski…. Esa combinación de los testimonios con los ingredientes que queríamos meter iba dibujando los personajes. Íbamos sacando movimientos, risas, prendas de vestir… La mezcla de testimonios, impresiones y decisiones de grupo conformaron los personajes”.

El padre de esta historia, interpretado por De Lira, es uno de tantos emigrantes gallegos. Su destino: Lanzarote. Algo que toca de cerca al intérprete: “a partir de los 80 y 90 hubo mucha emigración, de hecho al pueblo de Camariñas lo llaman Canariñas. Por la demanda de construcción, mucha juventud se fue para allá. Tuve amigos que emigraron, por eso no me costó demasiado ponerme en esa situación. Es muy indicativo que este personaje que está allá fala en galego y un galego muy cerrado”.

Completó la idea De Lorenzo, para quien “hacemos un pequeño análisis sociolingüístico de los personajes a través del lenguaje. El galego está perdiendo hablantes, y mi personaje representa esa parte de la sociedad que siente un desarraigo incluso con la propia lengua. Es alguien que puede hablar galego aunque dice que no sabe… y eso que tampoco habla castellano perfectamente”.

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