La Academia reúne a los responsables de los títulos nominados al Goya a Mejor Documental

Fotografías de ©María Álvarez · 11 enero, 2022

Alba Sotorra, Jonás Trueba, Miguel Ángel Lamata y Alejandra Mora compartieron con el público reflexiones sobre sus películas y la libertad y el poder de la no-ficción

El Retorno: La vida después del ISIS, Héroes. Silencio y Rock & Roll, Quién lo impide y Un blues para Teherán son las cuatro historias que aspiran a llevarse el Goya a Mejor Película Documental el próximo 12 de febrero. A un mes de la gala, los directores Alba Sotorra y Jonás Trueba y los productores Miguel Ángel Lamata y Alejandra Mora se dieron cita en la institución en un encuentro con los espectadores, que puso el broche de oro a las proyecciones de los cuatro títulos, dentro del ciclo ‘Premios Goya 2022’.

Para Alba Sotorra y Jonás Trueba “una película te lleva a la otra”. La directora de El Retorno: La vida después del ISIS encontró el origen de este filme mientras rodaba la anterior, Comandante Arian, donde seguía a una combatiente kurda que luchaba contra el Estado Islámico. “Me generó muchas preguntas sobre de cómo un grupo con una violencia tan brutal como el ISIS es capaz de seducir a jóvenes en todo el mundo”, recordó en este encuentro.

Por su parte, el director de Quién lo impide se propuso hacer cine “un poco a la contra” de La reconquista. “Durante el proceso de montaje sentí que necesitaba no perder de vista a los jóvenes que habían aparecido en el tercio final de la película. Ellos fueron solo 8 días al rodaje y tenía ganas de lo contrario. En Quién lo impide me tiré cinco años grabando en ratos libres y a partir de su realidad, en lugar de la mía”, explicó.

Un blues para Teherán no se entiende sin la admiración de su director, el periodista cinematográfico Javier Tolentino, por los cineastas y la cultura iraní. “Había viajado mucho y se había empapado de esta cultura. Empezó a trabajar los primeros esbozos en los talleres con Abbas Kiarostami y en una cena en San Sebastián se lanzó a preguntarme si le produciría una película en Irán”, compartió la productora Alejandra Mora, que aceptó al darse cuenta de que “no tenemos ni idea de cómo es el Irán contemporáneo”.

Zaragozano como los Héroes del silencio, el productor Miguel Ángel Lamata se alió con Alexis Morante, “que conocía bien a Enrique Bunbury de trabajos anteriores” para levantar Héroes. Silencio y Rock & Roll. “Los integrantes de la banda y yo somos más o menos de la misma quinta, compartimos los sitios en los que nos habíamos emborrachado de jóvenes. Este era un proyecto que nos podía volver locos a todos de muchas formas, eso siempre es un estímulo y un acicate”, aseguró a los asistentes.

Las realidades que retratan en sus documentales han sido también “escritores” de sus historias. “La idea que tienes en la cabeza y lo que acaba saliendo es muy distinto. Ha sido un ejercicio de enfrentarme a mis prejuicios”, corroboró Sotorra, que al filmar a aquellas jóvenes que se unieron al Estado Islámico y fueron víctimas de tráfico sexual en Siria, se encontró “mujeres muy traumatizadas y cuya relación con las cámaras era mala, porque sentían que habían retorcido sus palabras para dejarlas en mal lugar”.

“A los chavales de Quién lo impide también les preocupaba lo que fueran a decir sus padres de la película. Yo intentaba que la entendieran como un espacio privilegiado de comunicación con ellos mismos, con sus familias y con otros jóvenes”, señaló Trueba, que vuelve a fijarse en su ciudad, Madrid, y grabar a aquellos con los que tiene un vínculo de amistad en este retrato generacional. “No porque conozcas algo lo tienes que dar por hecho. En esta peli he sentido que los chavales escriben la peli contigo y la escribes con la cámara. Sientes que tienes un material frágil. Es bonito poder mostrar cosas que los chavales ahora ven con distancia y que ya no piensan igual, pero que dejan testimonio de cómo eran entonces”, celebró.

Una profunda documentación, con más de 600 horas de material –gran parte inédito– dio forma a Héroes. Silencio y Rock & Roll, que “tenía que captar la diversión y ese frenesí creativo, esos 10 años en los que ellos se olvidaron de ser ellos mismos para concentrarse en lo que era el grupo”, en palabras de Lamata, que aseguró que los integrantes de Héroes del silencio “fueron muy generosos y dejaron al director trabajar». El productor no quería hacer un documental “de cantar las alabanzas, sino escarbar en el lado humano. Es una magnífica excusa para contar el telón de fondo histórico y político. La misión del Rock and Roll muchas veces es la provocación, pero sabemos que bajo esa máscara había un sueño casi infantil muy puro que es comunicar con su música y subirse a los escenarios”, expuso.

Por su parte, la pandemia, la prohibición de viajar y los visados fueron algunos de los retos que ‘reescribieron’ Un blues para Teherán, cinta que “a día de hoy no se ha exhibido en Irán, ni se puede hacer”, lamentó su productora.

Más ventanas y menos etiquetas

Son cuatro propuestas diversas, que dan la medida de la cosecha del documental de este 2021 y que, si algo tienen en común dentro de su diversidad, es la presencia de la juventud y la música. Por primera vez en la historia de los Premios Goya, esta edición se estableció una preselección de 15 títulos, de los que los académicos escogieron los cuatro que ellos respaldan.

Conscientes de la libertad que tiene este género, pero también de los prejuicios a los que se enfrenta, concluyeron la charla con un deseo para el documental. “Que consiga conquistar a los jóvenes, porque es muy educativo” (Sotorra), “quitar la etiqueta de documental y ficción y hablar simplemente de películas” (Trueba), “que haya más ventanas donde consumir cine documental, que plataformas y cadenas apostaran por él” (Mora) y “que se comprenda que no son igual a ‘ladrillo’, siempre tienen interés” (Lamata) fueron los deseos de los cuatro protagonistas de este encuentro, que tienen claro que “el mismo espectador que ve Spiderman puede disfrutar con un documental”.

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