El Instituto Nacional de Cinematografía ha publicado la resolución provisional de su selección de ayudas selectivas para la producción de largometrajes sobre proyecto para el año 2022. Entre los seleccionados se encuentran cinco proyectos de las Residencias Academia de Cine, un programa que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid: Apuntes para una ficción consentida, de Ana Serret Ituarte; Día de caza, de Pedro Aguilera y La mitad de Ana, de Marta Nieto (de la primera edición); Anoche conquisté Tebas, de Gabriel Azorín (segunda edición) y Saturno, de Daniel Tornero (tercera edición).
Las ayudas propuestas son de 395.354€ para Anoche conquisté Tebas; 800.000€ para La mitad de Ana; 800.000€ para Día de caza; 199.889€ para Apuntes para una ficción consentida y 55.016€ para Saturno.
Anoche conquisté Tebas es el primer largometraje de ficción de Gabriel Azorín, que lo define como «el encuentro entre dos grupos de hombres que tienen una edad parecida pero están separados en el tiempo por más de 2000 años. El cine me da la oportunidad de hacer que convivan, aunque solo sea el rato que dura una película». Apuntes para una ficción consentida, de Ana Serret Ituarte, es «un film que gira en torno a la identidad de Lea y su pertenencia a las ciudades donde nace y vive, dentro de un contexto global de reflexión sobre identidad propia y la de nuestras ciudades».
Día de caza, de Pedro Aguilera, es la adaptación libre de La caza de Carlos Saura: «una de las obras clave del cine español. Producida en 1966 por Elías Querejeta y Carlos Saura, autor también del guión junto a Angelino Fons, supuso el descubrimiento mundial del director aragonés al ganar el Oso de Plata como mejor director en el Festival de cine de Berlín y ser aclamada tanto por la crítica como por los referentes cinéfilos en una de las décadas doradas de la historia del cine».
Marta Nieto se pregunta en La mitad de Ana «¿qué pasa cuando tu hija de 7 años te dice que es un niño?»; mientras que Daniel Tornero explora en Saturno su historia familiar: «En 2018, mi abuelo, Joaquín, fue detenido por abuso de menores e intento de secuestro. Ahora, ha sido condenado a doce años de cárcel y está a la espera de entrar en prisión. Pasa sus últimos días en un pequeño pueblo de Valencia, donde reside tras haber sido desterrado por mi padre, José, que ha intentado protegernos sin descanso. Emprendo así una búsqueda personal y me vuelvo a reunir con él, me enfrento a sus miradas, a sus silencios y a mis propios sentimientos».
