20.000 especies de abejas, de la alegría de Sofía a la generosidad de Patricia

Fotografías de Miguel Ángel Águila · 13 abril, 2023

Estibaliz Urresola presenta en la Academia su ópera prima, que se estrenará el 21 de abril

Estibaliz Urresola, la directora y guionista de la ópera prima 20.000 especies de abejas, se emocionó al recordar la conmovedora carta que dejó Ekai, el niño transexual de 14 años que se suicidó en plena lucha por que se le reconociera su verdadera identidad de género, y la misiva de despedida del padre del joven. Este suceso, que tuvo lugar en el País Vasco en 2018, tocó profundamente a la cineasta alavesa. “Su carta estaba llena de esperanza, decía que ojalá esa decisión sirviera para visibilizar su realidad y la de niños y niñas en su situación, y para que aquellos que vinieran detrás de él encontraran un horizonte de más aceptación”, relató Urresola en la Academia de Cine, donde, tras la proyección de su primera película, conversó con el público junto a las productoras Lara Izagirre y Valérie Delpierre.

La autora del corto Cuerdas, nominado en los últimos Premios Goya, siguió haciendo memoria. “En 2018, la realidad de las infancias trans apenas se concebía en el imaginario de las personas, no se entendía que un niño de seis años tuviera tan claro quién era. En la actualidad hay muchos progresos en el acompañamiento a chicos y chicas trans. Ekai, cuya familia y en el colegio aceptaron su identidad sexual, consiguió su objetivo de contribuir hacia ese horizonte de aceptación. Ese mismo año, cuando empecé a contactar con asociaciones de familias de menores trans para conocer su día a día, a las entrevistas venían solo las madres, dos años después venían los padres”, destacó.

La gestación de 20.000 especies de abejas corría paralelo a los cambios que se estaban produciendo en la sociedad. Por su contacto con muchas familias se ha encontrado a menores de 4 años “que ya se expresaban en la identidad que sentían”, y ha vivido la “total” implicación de las familias en el acompañamiento para que los niños y niñas ocuparan su lugar en el mundo. “Es una oportunidad y un valor para las familias, que celebran la realidad que les ha tocado vivir y que ha saneado las relaciones entre los miembros de la casa”, aseguró.

Garantizar la “frescura y la libertad”

Urresola cuenta la historia de una niña trans –interpretada por Sofía Otero– y la relación con su madre –personaje encarnado por Patricia López Arnaiz–. La pequeña es el detonante de las transformaciones que vive la familia. Encontrar a Otero no fue fácil, y eso que apareció en la primera sesión. “Sofía es alegre, extrovertida, tiene una personalidad tan distinta al personaje que no la vimos, la elegimos para otro papel. El tiempo se echaba encima y no teníamos protagonista, por lo que volvimos a convocarla y fue brutal”, rememoró la cineasta, que no quería a una actriz “famosa” para encarnar a la progenitora.

“Lara y Valérie, las productoras, me insistían con Patricia, y yo les decía que era muy reconocible. Hizo la prueba y fue mágico. Todas las actrices [Patricia López Arnaiz, Ane Gabaraín, Itziar Lazkano…] fueron muy generosas porque tuvieron que interactuar con los niños y niñas, y estos, para garantizar la frescura y la libertad, no les dimos un papel para que se lo aprendieran y repitieran”, dijo Urresola.

Al frente de un equipo compuesto por 283 personas, Urresola ha debutado en el largometraje con una historia rodada en parte en euskera que inició su andadura en la pasada Berlinale, donde consiguió el Oso de Plata a la Mejor interpretación para Sofía Otero, la persona más joven en obtener este premio. Después compitió en el Festival de Málaga, de donde salió con la Biznaga de Oro a la Mejor Película Española, la Biznaga de Plata a la Mejor Interpretación para Patricia López Arnaiz y el Premio Feroz Puerta Oscura. El reconocimiento al reparto femenino de la película en el Festival de Hong Kong es, por el momento, el último galardón que ha recibido 20.000 especies de abejas, que el próximo 21 de abril se someterá al veredicto del público. Un recorrido que su autora nunca había imaginado.

“No es bueno empezar pensando en eso. Hacer una película tiene que ver con las tripas, con algo que te revuelve”, apostilló la directora alavesa.

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