Con el objetivo de impulsar y reconocer las acciones solidarias y los valores humanitarios de los cineastas, la Academia creó el Premio Pilar Bardem – Cine, Ayuda y Solidaridad, que en su cuarta edición recibirá la directora, guionista y escritora Mabel Lozano el próximo 11 de julio.
Formada en el cine social y de denuncia, Lozano lleva 18 años visibilizando la trata sexual que sufren mujeres y niñas en todo el mundo. Despertó conciencias con Chicas nuevas 24 horas, documental sobre el negocio de la esclavitud sexual en cinco países que recibió una nominación al Goya; El proxeneta. Paso corto, mala leche; y la historia con la que conquistó el Goya al Mejor Cortometraje Documental, Biografía del cadáver de una mujer, la tragedia de una mujer colombiana ex víctima de trata y testigo protegida que fue asesinada por un sicario contratado por su proxeneta.
Flores para Concha, un corto homenaje a la actriz Concha Flores, asesinada por su marido al salir del teatro en 1922; Ava, documental que se adentra en el mundo de la explotación sexual de mujeres discapacitadas; y Pornoxplotación, serie de televisión basada en su libro homónimo que retrata lo que hay detrás de la industria del porno, son los últimos trabajos de esta luchadora por los derechos de las mujeres, especialmente de aquellas que son víctimas invisibles de explotación sexual. La cineasta manchega es uno de los rostros conocidos que más ha hecho por visibilizar a las mujeres explotadas y maltratadas a través de una cámara.
Muy agradecida a las personas “que han pensado que yo merezco este premio”, que en su tres anteriores convocatorias recayó en Pilar Bardem, Amparo Climent y Emilio Gutiérrez Caba, “referentes increíbles”, para Lozano este reconocimiento significa “volver a hablar de lo importante. Gracias al cine y al Premio Pilar Bardem, vamos a volver a hablar de las desnudas de derechos”, resalta.
En su intento “de vestir a estas mujeres desnudas de derechos”, la cineasta ha visto y ha sentido “mucho dolor” como madre, como mujer y como ser humano. Su activismo le ha hecho seguir poniendo la cámara una y otra vez “en lo que de verdad me importa”. En el camino, que inició en 2005 cuando conoció a Irina, una víctima de trata rusa que había sido vendida por su novio en un club de carretera, su compromiso y activismo “han ido creciendo, y también he ido aprendiendo como cineasta. Y hoy, aún contando cosas brutales, he aprendido a no hacer pornografía del sufrimiento ajeno”, asegura Lozano, que hace hincapié en los directores y directoras españoles de documentales, “que están haciendo un cine extraordinario rescatando los nombres de las mujeres perdidas, olvidadas, y que ponen su granito de arena para hacer un mundo más justo, abordando lo social desde los derechos humanos”.
Mabel Lozano está preparando su debut en la animación bajo el formato de un corto sobre el cáncer de mama que contará en primera persona; así como la adaptación a serie de su libro El proxeneta, de la que es coproductora.