¿Cómo llega la historia de Alumbramiento a sus manos?
Todo empieza cuando el asunto de los bebés robados sale a la opinión pública, a través de las denuncias que hacen algunas asociaciones a la Fiscalía. En ese contexto, vi un documental sobre el tema, y quedé profundamente impactado. Fue cuando me planteé la historia. A partir de 2019, cuando presenté el proyecto en las Residencias de la Academia de Cine, me trasladé a Madrid, y fue allí cuando tuve tiempo para desarrollar el proyecto e iniciar un proceso de investigación y documentación con las mujeres víctimas, o con las que creían que les habían robado a sus hijos. Esos relatos fueron la base del guion de la película.
Intuyo que tuvieron un arduo trabajo de documentación e investigación.
Sí, fue tedioso, pero ha sido posible gracias al apoyo de Residencias, que nos dieron el tiempo y el espacio para que nos pudiéramos centrar en el proyecto. Ha sido un proceso largo y delicado porque es un tema difícil, y porque hemos tenido que llegar a las víctimas por diferentes vías. Por un lado, por medio de las asociaciones de víctimas y, por otro, por redes sociales. Poco a poco fuimos tirando del hilo, hasta que logramos tener una amalgama de historias suficientemente amplia y variopinta como para ponernos con el guion.
¿Qué ha aportado a su película el programa Residencias?
Para esta película ha sido muy importante. Por un parte, me dio el tiempo y el espacio para trabajar con tranquilidad en el proyecto, para desarrollarlo, para investigar y para escribir y; por otro, me puso en contacto con el resto de cineastas de mi promoción, que no sólo son amigos y amigas, sino que hemos sido colaboradores de nuestras películas. El libreto lo he coescrito con Lorena Iglesias, y Pedro Collantes, otro de los compañeros, es uno de los montadores de la película. Residencias ha sido algo muy enriquecedor como cineasta, y también a nivel humano.
¿Por qué ha optado por un casting desconocido?
Siempre tuve claro que las actrices tenían que ser desconocidas, quería que el público entrase con los mínimos elementos de distracción posibles. Eso pasaba por configurar un casting que no fuera de rostros conocidos, que se vinculara a estas actrices con los personajes de Alumbramiento. Además, hay una cosa también de dar oportunidades a las nuevas generaciones; en darle un carácter de cine independiente, con otro tono, con más autenticidad…
No fue un trabajo distinto al de cualquier otro actor, lo que sí que noté es que tenían un compromiso con la historia y un nivel de madurez muy grande, iban a muerte y eso se nota. Cuando tienes a chicas tan jóvenes con este nivel de compromiso, que quieren honrar la memoria de esas mujeres, eso da una fuerza y empuje que es difícil de cuantificar.
Además, ellas le ayudan a contar una historia en la que los afectos y la sororidad entre ellas son muy importantes.
Era una de las cosas que estaban, y que tenían que ser más evidentes. Nos dimos cuenta durante el proceso de documentación. Ellas no tienen un soporte familiar o un soporte social. Al final, de forma casi inconsciente, el guion está impregnado de todo ello, porque no tenían a nadie.
En Alumbramiento dibuja a una protagonista que rompe con el perfil de la heroína tradicional.
El personaje de Lucía, igual que el de todas, está basado en retazos. Es la mezcla de muchas historias. Había una idea que estaba inconscientemente en mí, que era que tenía que tener un carácter como mitológico, en el sentido de que tenía una vinculación con nuestro presente, darle ese carácter mitológico, con un aura especial, que lo acercaba a esa dimensión de personaje casi bíblico, con carácter. Lucía se construye durante la película con las historias de otros personajes.
¿Qué espera que se encuentre el público en su nuevo largometraje?
No espero nada más allá de que el espectador se acerque con curiosidad y que establezca un vínculo con la película a nivel personal. Lo más importante es que el público se acerque a la película con libertad.