sol carnicero

Sol
Carnicero

Directora de producción

Sol Carnicero se pasea por el Palacio de Linares, hoy sede de la Casa de América, y escenario de nuestro encuentro, como si del salón de su casa se tratara. Busca la oficina desde la que dirigió la producción de Patrimonio Nacional, segunda de sus cuatro colaboraciones con Luis García Berlanga. Aquel espacio que, en 1981, le permitía controlar los interiores y exteriores del rodaje, ha sido sustituido por los aseos de la terraza que se levanta en el Jardín Gabriel García Márquez. Se antoja coherente: igual que el epicentro imprescindible de cualquier hogar es el cuarto de baño, lo mismo puede decirse de la dirección de producción, oficio tan a menudo invisible como necesario en cualquier filme, al que Sol ha dedicado toda su vida. Ella, gran pragmática y poco dada a la vanidosa reescritura de su biografía, nunca lo comenta ni lo reivindica, pero fue la primera mujer directora de producción del cine español. Una pionera que iba para periodista y acabó trabajando con los más grandes directores (de Chicho Ibáñez Serrador a Pilar Miró, de Cecilia Bartolomé a Jaime Chávarri), productores (de Alfredo Matas a Tedy Villalba, el amor de su vida) y actores (de Pepe Sacristán a Amparo Soler Leal).

En lo artístico, nadie le influyó tanto como Berlanga, que le contagió a esta burgalesa por casualidad y madrileña por cuna, su amor por Las Fallas, la tauromaquia y un sentido del humor disparatado y vitriólico, que convierte cualquier conversación con ella en una experiencia única.

Bulliciosa por naturaleza, ni los rodajes saciaban su proverbial inquietud, así que acabó alistándose en la batalla por montar la Academia de Cine. Una misión que requirió de cerebro… y de músculo: Sol fue quien se trajo del taller veronés de Berrocal aquel Premio Goya de las primeras ediciones, que por lo que cuenta la leyenda, casi debía pesar más que ella. Tiene uno de esos “cabezones” en casa, el primero concedido a la Mejor Dirección de Producción por Cara de acelga, de José Sacristán (1986), prueba de su talento y del cariño que le tiene la profesión. Aunque nunca rehúye una discusión si cree tener razón, no se encuentra entre sus colegas nadie que hable mal de ella, y es verdadera devoción lo que le profesa la joven generación de directores de producción a los que ha contribuido a formar. Decíamos que no le gusta hablar de sí misma, pero, en uno de esos raros momentos en los que la pillamos con la guardia baja se define como “pesada, pequeñita y cabrona”. Estamos en condiciones de asegurar que dos de esas tres cosas son mentira, como demuestra esta entrevista.

Rubén Romero Santos

Fotogalería de
Sol
Carnicero

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Entrevista
Rubén Romero
Realización y montaje
Kabiria
Fotografía
Enrique Cidoncha
Casa de América
2024