“Confío en el poder de la cultura. El cine es, sin duda, un hogar para soñar y también un altavoz para reivindicar. Las películas son nuestras herramientas para hacer un mundo más bonito y, sobre todo, mejor». Con estas emotivas y contundentes palabras finalizó su discurso Esther García al recibir el primero de los dos Premios Donostia de la 73 edición del Festival de San Sebastián.
Admirada, querida y respetada, la productora segoviana recogió el máximo premio honorífico del certamen vasco de manos de Pedro y Agustín Almodóvar, que fundaron hace cuatro décadas El Deseo, “compañía familiar de la que la madre es Esther”, apostilló el cineasta.
Y es que solo en El Deseo, productora en la que entró un año después de su creación, e inició un tándem profesional con los hermanos Almodóvar, ha hecho posibles 55 obras. “Gracias a ellos soy lo que veis. Creo que hemos formado un buen equipo”, manifestó García, que les dio las gracias por haber podido “materializar el brillante, único y personalísimo universo de Pedro con películas que han roto prejuicios, han saltado fronteras y han sido, son y serán una referencia para tantos espectadores y tantos creadores”.
Tras agradecer a Zinemaldia “haber abierto el Premio Donostia a una disciplina tan poco visible como la producción”, la primera productora en recibir esta distinción –también fue la primera productora reconocida con el Premio Nacional de Cine– confesó que desde que le anunciaron el Donostia vive «entre la risa y el llanto, entre la alegría y la responsabilidad, como si estuviera dentro de una fábula».
Ni un paso atrás
Agradecimientos y recuerdos. Esther García miró hacía atrás y evocó a sus padres, “cuya enorme austeridad, creatividad y alegría fue suficiente para ofrecer con muy pocos medios un «mundo pleno a sus cinco hijos. Son el gran referente en mi vida»; y sus inicios, que no fueron fáciles “por ser una mujer muy joven en un mundo de hombres con una formación limitada y buscando referentes”, (citó a Pilar Miró, Josefina Molina, Patricia Ferreira y Cristina Huete). «Éramos muy pocas, pero peleamos y seguimos buscando espacio en esta amada profesión. Queda mucho por hacer. Ni un paso atrás, compañeras», destacó esta profesional, que no se olvidó de los 70 directores y directoras con los que ha trabajado –Álex de la Iglesia, Isabel Coixet, Lucrecia Martel, Guillermo del Toro, Diego Galán, Damián Szifron, Belén Macías, Dunia Ayaso y Félix Sabroso, Pablo Trapero, Daniel Calparsoro y Oliver Laxe, entre otros–.
La productora defendió “lo frágil frente a la corriente generalizada de la ley del más fuerte” y subrayó la importancia de estar “juntos para defender los derechos y luchar para detener situaciones tan injustas y aberrantes como las que viven cientos de miles de personas en Ucrania o el genocidio en la Franja de Gaza».
Esther García, que el próximo noviembre recibirá el Premio Elías Querejeta de la Academia de Cine, recogió el Donostia en la gala inaugural del certamen, en la que se rindió homenaje a la actriz Marisa Paredes.