Cuatro goyas, varios Gaudí, Biznagas de Plata y Feroz, el Forqué, la Concha de Plata de San Sebastián, la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y el Premio Nacional de Cinematografía, “el reconocimiento más grande que me han dado”, que lo recibió en un momento “muy plácido” y con “mejores proyectos” que los que tenía antes.
Eduard Fernández atesora premios. El último, el Nacional de Cine que otorga el Ministerio de Cultura y que, como marca la tradición, recogió en el marco del Festival de San Sebastián, donde el intérprete catalán presenta la serie Anatomía de un instante, en la que da vida a Santiago Carrillo, personaje que suma a los muchos en los que ha creído, defendido y “nunca he juzgado” este maestro en el dominio de los gestos.
Acompañado por su familia –su hija Greta, actriz, su compañera sentimental y su hermana Susana–, sus representantes, amigos y compañeros, un emotivo y reivindicativo Eduard Fernández vivió un momento muy especial la jornada de este sábado. Al protagonista de El 47 y Marco le vino la imagen “de un chaval de 17 años con la cara pintada de blanco y una calva en la cabeza que buscaba un lugar en el mundo más seguro para expresarme, para ser yo”. Y lo encontró en el lugar “más expuesto y el más sagrado: el escenario”.
Luego vino el cine –citó a los primeros que apostaron por él, la directora de casting Sara Bilbatua y el director Mariano Barroso– y los personajes que le fueron confiando le sirvieron “para ir entendiendo, poco a poco, a las personas, al mundo y a mí mismo. El fin de una actuación ha sido, es y será, ofrecer a la naturaleza un espejo en el que vea su propia forma”, resaltó Fernández citando a Shakespeare en Hamlet para defender el papel de la cultura.
“Lo de Gaza es una barbaridad”
Y haciendo caso a Shakespeare y sintiendo “el buen rollo” que había en la sala, sacó una kufiya, el pañuelo palestino, y se lo puso en sus hombros para poner el foco en “la barbaridad que está sucediendo en Palestina. Da igual la palabra que le pongas, porque les quieren matar a todos de la forma más bestia. Quien no se conmocione con estas barbaridades tiene una profunda falta de humanidad”, subrayó.
Le costó “encontrar las palabras para lo que ocurre en Gaza, que es un espejo en el que salimos todos, lo queramos o no”, también “los que decidan ponerse de espaldas”. Los calurosos aplausos dieron paso a un respetuoso silencio cuando leyó los nombres de niños y niñas gazatíes asesinados por Israel”, con los que finalizó su conmovedor discurso que propició la ovación del público puesto en pie.
“No podemos dejar de decirlo, porque no se van a cansar de matar. Hoy me habéis dado un premio y estoy emocionado, pero lo de Gaza es una barbaridad», subrayó.
Eduard Fernández escuchó numerosos elogios de los cineastas Jon Garaño –con el que hizo Marco– y Mar Coll –le dirigió en Tres días con la familia– y del ministro de Cultura Ernest Urtasun. Su talento, su capacidad de riesgo, su generosidad, su humanidad, su entrega… fueron algunos de los halagos que escuchó el que es “uno de los más grandes actores de su generación”, en palabras del titular de Cultura.
La vicepresidenta Yolanda Díaz, el presidente y el vicepresidente de la Academia de Cine, Fernando Méndez-Leite y Rafael Portela; las productoras Esther García y María Zamora; los directores del Festival de Málaga y de la Seminci, Juan Antonio Vigar y José Luis Cienfuegos, el director general del ICAA, Ignaci Camós; las actrices Cayetana Guillén Cuervo y Toni Acosta, entre otros, asistieron a la entrega de esta distinción.