Un grupo de militantes libertarios dedica una noche de 1978 a imprimir un panfleto. Ante la inminente renovación del convenio del metal en Gipuzkoa, defienden la necesidad de continuar con la lucha. Mientras transcriben e imprimen la octavilla, reflexionan sobre relaciones personales y especulan sobre la vida en comunidad. Al día siguiente, en el hall de entrada de la fábrica donde trabajan, se reúnen en asamblea con sus compañeros para animarlos a luchar por unas mejores condiciones laborales. Pero la creciente sindicalización del movimiento obrero les ha arrebatado la influencia que una vez tuvieron, desplazando su radical proyecto político a la irrelevancia.