Alejo Flah: «En el papel en blanco estamos solos ante el peligro»

Por Juan MG Morán · 23 abril, 2015

Estrena Sexo fácil, películas tristes, protagonizada por Ernesto Alterio, Marta Etura y Quim Gutiérrez

No es nuevo en esto del cine. Ha amado las películas desde la butaca, las ha montado y las ha escrito, pero ahora vuelve a ser considerado novel al estrenarse en un terreno que hasta ahora le resultaba inédito. Alejo Flah se ha puesto detrás de las cámaras para dirigir Sexo fácil, películas tristes, un filme que comienza con la carrera de un enamorado por las calles de una ciudad desierta, como en el final de El apartamento y en el de Cuando Harry encontró a Sally, “un homenaje repetido”. Pero él, que ni en los mejores sueños se habría podido imaginar contar con este reparto, se queda con una historia en la que el protagonista también es guionista: Los viajes de Sullivan, de Preston Sturges.

Le queda ahora enfrentarse a la taquilla, más si cabe cuando en su cartel reza el lema “de los productores de Ocho apellidos vascos”, pero no se siente presionado, “ojalá nos contagien algo de su éxito”. Seguirá viviendo en España con la mirada clavada en Argentina, tiene aún muchas historias en el cajón, y para una de ellas se atreve a lanzar un órdago al mismo Javier Bardem: nadie como él podría interpretar al anarquista Buenaventura Durrutti. Este hiperactivo cineasta presume de audacia.

 

¿Cómo llega un guionista de oficio como usted a dirigir una película?
He transitado por distintas facetas del cine. De ser espectador pasé a ser montador, más tarde trabajé como guionista y ahora he dado el salto a la dirección. Mi intención fue siempre dirigir, siempre y cuando tuviera el guión adecuado.

Y empezó a escribir el guión de Sexo fácil, películas tristes…
Y supe entonces que no quería que nadie más dirigiera esta película. Afortunadamente tuve unos productores que confiaron y me dejaron realizar mi ópera prima con absoluta libertad.

¿Costó levantar el proyecto?
Para todos los directores, creo, el proceso de financiación es el más duro y tedioso: hay que ser muy paciente. Aquí se debían coordinar la financiación de dos países distintos (España y Argentina) en un momento en el que el modelo de coproducción no es tan sencillo.

¿Es difícil ser realizador novel en España?
Fácil no es en ningún lado y aquí menos. Las decisiones políticas de recortar año a año las ayudas, tanto a producción de largometrajes como de cortometrajes, no hacen más que impedir la aparición de nuevos directores.

Su película es casi dos películas en una. Con tonos diferentes, con hilos narrativos diferentes. ¿Qué le ofreció esa dualidad?
Me gustan las películas que, como la vida, no tienen un género único. En Sexo fácil… tenemos a un escritor que en un momento oscuro de su vida tiene que escribir una historia luminosa. Este contraste me permitió transitar por tonos y texturas diferentes que enriquecen a la narración y le dan un ritmo particular a toda el filme. Como director además me dio la posibilidad de rodar de forma natural en las dos ciudades en las que vivo: Madrid y Buenos Aires. El cine tiene, para mí, mucho que ver con los lugares y lo que éstos significan.

¿Le ha permitido esto poder dirigir una comedia romántica clásica, al uso, sin concesiones?
Aunque era el camino más fácil, no quería hacer una película cínica donde lo intelectual estuviese por encima de lo sentimental. Me interesaba emocionar, así que la comedia romántica está abordada sin ningún tipo de complejo ni solemnidad. A esta altura del partido es muy difícil transitar los géneros sin una cierta mirada personal sobre los mismos. Seguramente por eso también está la trama de la ‘realidad’ para dar un giro sobre la comedia romántica y poder así reflexionar sobre ella.

¿Cuánto hay de Alejo Flah en ese personaje de Ernesto Alterio, en ese rol de guionista bloqueado?
En ese aspecto muy poco, la verdad. No suelo tener grandes bloqueos y espero no tenerlos nunca. Aunque seguramente todos los personajes tendrán muchas cosas mías, como todo lo que escribo.

El guionista es la clave

 El director del Festival de Málaga siempre define la Sección Oficial del Festival de Málaga como una foto fija del cine español. ¿Cómo estamos?
Creo que, a pesar de las graves decisiones políticas que se han tomado en estos últimos años, lo cierto es que a base de perseverancia y talento ese conglomerado llamado cine español está en un buen momento.

Fue guionista de Vientos de agua, serie a la que todo el mundo considera un producto televisivo excelente. ¿Falta mucho por avanzar aún en la televisión española?
Falta muchísimo. En algunos casos puntuales se ha mejorado, pero todavía queda un largo recorrido. Ojalá las nuevas plataformas permitan una mayor libertad narrativa y mejores presupuestos. Y, sobre todo, que se le dé al guionista el papel que merece. En Estados Unidos son los verdaderos dueños del producto. Ahí está la clave.

¿Qué es más complicado: enfrentarse al papel en blanco o tener la última palabra en la maquinaria de un rodaje?
He sido montador, guionista y director, y sin lugar a dudas lo más difícil es escribir, por eso es lo más bonito. En ese momento no hay nada, ni nadie. Estamos solos ante el peligro.

En la película viene a preguntarse por qué el amor no es como en las comedias románticas. ¿Encontró la respuesta?
No. Nunca encuentro respuestas escribiendo, pero al menos logro dejar más claras las preguntas.

¿Qué proyectos tiene entre manos?
Además de los guiones para otros directores que sigo escribiendo con mucho placer, para dirigir tengo escrita una película de aventuras para rodar entre España y Francia, y otra más pequeña para rodar en los Pirineos Catalanes. Tengo también hace años un guión escrito sobre la vida y las aventuras de los anarquistas Durruti y Ascaso por América y Europa que, aunque es de una financiación complejísima, siempre sigo soñando con poder hacerla. Y nadie mejor que Bardem para hacer de Durruti…

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