Alejandro Amenábar: «El cine es mi religión, llena mi vida y ocupa mi ocio»

Por Chusa L. Monjas · 18 septiembre, 2015

Abre el Festival de San Sebastián con su regreso al suspense, Regresión 

Es uno de los directores españoles que más ha recaudado con sus películas y más espectadores ha llevado a las salas en los últimos años, por lo que todos sus trabajos levantan gran expectación. Valor seguro para nuestra cinematografía, Alejandro Amenábar estrenará el próximo 2 de octubre la que es su sexta película y la tercera que ha rodado en inglés, Regresión, historia de suspense protagonizada por el estadounidense Ethan Hawke y la británica Emma Watson.

Prácticamente desaparecido de la vida pública desde que presentó la superproducción Ágora, el director, guionista y productor ya tiene lista esta coproducción hispano-canadiense, que levantará el telón de la 63 edición del Festival de San Sebastián. Nervioso e ilusionado por mostrar “el plato que he cocinado. Me gusta pensar que hay una trayectoria coherente y que la gente se siente atraída por ver mi nueva propuesta, pero nunca se sabe qué puede pasar”, Amenábar reincide en el suspense con este título que se distribuirá en todo el mundo y en el que ha estado secundado por sus productores habituales –Fernando Bovaira y Telecinco Cinema–, a los que se han sumado First Generatiton Films, Telefónica Studios y los hermanos Weinstein.

 

Después de lograr el Oscar por Mar adentro en 2005 tardó cuatro años en volver a rodar. Entre Ágora y Regresión se ha tomado más tiempo.

Sí, esta vez el periodo ha sido más largo. Nunca me lo he planteado como un volumen de trabajo, sino en términos de tener esa historia que quiero contar. Cuando estaba en la Universidad era muy mercenario, quería dedicarme a este oficio y me metía en publicidad, culebrones… Con el tiempo me he dado cuenta de que lo que me llama y motiva es tener esa historia, y no voy a hacer cualquier cosa por tener una película al año. Hay autores como Woody Allen que hacen un filme al año, pero yo no soy prolífico.

Esta vez firma el guión en solitario, no ha contado con Mateo Gil.

Mateo y yo hemos trabajado juntos varias veces, pero es normal que te apetezca escribir solo. Quería hacer una película sobre el satanismo e investigando con Mateo el fenómeno conocido como ‘abuso ritual satánico’ en Estados Unidos encontré el enfoque relacionado con la mente y las regresiones, temas que había visto en documentales, pero no en filmes.

En EE.UU se encuentra la mayor concentración de grupos satánicos y es también el país donde se dan las mayores referencias bibliográficas sobre el satanismo contemporáneo.

Allí hay un enorme interés y un intento de desantrañar las sectas, el problema con el que siempre se han encontrado los investigadores es que no aparecen pruebas. Siempre me documento sobre lo que quiero narrar, leí una serie de sucesos ocurridos en EE. UU. en los años setenta y ochenta, pero dejé el asunto dormido. Cuando lo retomé, comencé a escribir de manera muy compulsiva y en tres meses ya tenía la tercera versión del guión. Su planteamiento era hacer un thriller serio sobre el satanismo. Cierto. Mis referencias eran las películas estadounidenses de la década de los setenta, y la mejor manera de enganchar con el espectador era haciendo un filme con un tono realista, contenido, seco, casi telegráfico. En Regresiónuna cosa te lleva a la otra, no hay tramas secundarias ni disgresiones, es muy lineal. El director de fotografía, Daniel Aranyó, se empapó del cine del que le había hablado, de Todos los hombres del presidente y Marathon Man, e hizo un ejercicio de contención en la puesta en escena.

Miedo, culpa, fragilidad de la mente y memoria selectiva

Habla de las experiencias satánicas, de siniestras conspiraciones, de la complejidad de la mente humana, la religión, la fe, la manipulación de los medios, la sospecha, la histeria colectiva… Pero en Regresión domina la culpa y el miedo que tienen todos los personajes.

El último título musical que ha compuesto Roque Baños se llama ‘Es culpa mía’. Sí, todos los protagonistas se sienten culpables en esta cinta sobre el miedo, que no de miedo, y habla de cómo este se expande, nos atrapa, nos paraliza y no nos deja pensar y ver las cosas con claridad. Es lo que le pasa al personaje que hace Ethan Hawke, que tiene que vencer su miedo para pensar con la cabeza fría y abordar el caso que tiene que resolver.

A usted, ¿qué le da miedo?

He sido muy miedoso de niño como dejé reflejado en Los otros. Lo que ahora me da miedo es la crueldad, envejecer. De los miedos que desarrolla la película, esos que acechan debajo de la cama y detrás de la puerta, me curé estando interno en el colegio. Hacer películas sobre el miedo es la mejor catarsis para sobreponerte a los temores y los sustos.

¿Con qué se queda de Regresión?

Me ha enseñado lo frágil que es la mente, lo maleable que es la memoria. Miramos nuestro pasado y creemos recordar las cosas con claridad como si nuestro cerebro fuera un ordenador, un disco duro perfecto, pero la memoria juega con nosotros, es selectiva porque recuerdas lo que quieres recordar.

No ha cargado las tintas en la religión.

Los temas religiosos tienen mucha fuerza y presencia en ­­EE.UU., donde ahora impera el discurso del fin del mundo, el apocalipsis. La película explora más la ciencia y la fe, que en ocasiones caminan juntas e intentan resolver el caso que contamos y que el cura ve como la acción del demonio, mientras que el psiquiatra lo mira desde el lado racional.

Retorno a los orígenes

Regresión significa volver atrás. Si pudiera retroceder, ¿qué cambiaría?

Hace unos años tuve la oportunidad de hacer las maletas e ir a Hollywood, no lo hice y no sé si hubiera merecido la pena. No fue una decisión consciente, pero cuando conoces que la experiencia de algunos directores allí ha sido frustrante, pues he acabado aquí, protegido en Europa, donde, de momento, estoy contento.

Regresión transcurre en Estados Unidos y se ha filmado en Canadá.

He ido y he vuelto. Se planteó la posibilidad de rodar en Europa, pero era una locura, se hubiera percibido como algo poco orgánico. Toronto es el plató ideal por las desgravaciones fiscales y porque la presión de los sindicatos no es tan fuerte como en EE. UU. Eso sí, el equipo ha sido mayoritariamente canadiense, me pude llevar a pocos profesionales españoles –al músico Roque Baños, a la diseñadora de vestuario Sonia Grande, al responsable de efectos visuales, Félix Bergés, al director de producción Koldo Zuazua y al director de fotografía Daniel Aranyó–. En el reparto no hay ningún nombre español. Ethan Hawke tiene una sensibilidad especial, ha viajado mucho y conoce muy bien Europa. Fue un aliado y, además, tenía la sensación de que no estaba explotado en el registro de detective duro. La incorporación de Emma Watson se dio de manera muy fácil, ella es un icono de la moda y los diseños de Sonia Grande dan en el clavo como chica de pueblo.

El cine de suspense, de terror, es inagotable, pero ¿vale todo?

Me gusta mucho el género de suspense, aunque es difícil encontrar buenas películas –sus imprescindibles son La semilla del diablo y El exorcista-. El terror es, generalmente, consumido por adolescentes, y hay que hacer un equilibrio para que no se convierta en una sucesión de sustos que, aunque tienen una fuerza inmediata, hacen que la historia pierda consistencia.

¿Por qué nos gusta sentir el miedo y segregar adrenalina en el cine?

Hay algo muy visceral y muy intenso en el hecho de pasar miedo y verlo desde la seguridad de la butaca. Como espectador, no me gusta cualquier tipo de miedo, el terror asociado a la tortura no me produce ningún placer. De todas sus historias, Regresión es… Una más. En español, regresión significa regreso y sí hay una vuelta a mis orígenes porque empecé haciendo películas de suspense. En Regresión hay cosas de Tesis y de Los otros.

“Cuando escribo me pongo muy dramático”

Va a cumplir veinte años en el oficio, ¿qué destacaría de esta travesía?

El cine es una religión, llena mi vida y ocupa mi ocio. No hay nada que me guste más que sentarme a ver una película. Es mi forma de comunicarme con los demás, de expresar mis ideas. No soy muy dado a hablar de política, pero tengo la suerte de dedicarme a un oficio en el que no hace falta profundizar mucho para saber lo que pienso porque mi visión de la sociedad está en lo que hago. En los rodajes, trabajando en equipo me siento muy cómodo, y es donde sale lo mejor de mí como creador y como persona, me ha ayudado a tratar a la gente.

¿Cómo cree que responderá el gran público a su nueva propuesta?

Quiero pensar que hay hueco para el cine de misterio. Quiero seguir picando por ahí, tengo ganas de volver a hacer otra película de misterio porque echo en falta que el género se tome en en serio a sí mismo.

Para usted, ¿el público siempre tiene la razón?

Sí y no, porque en ocasiones ha mandado al ocaso filmes que luego han sido de referencia. Vivo del público, al que respeto muchísimo y tengo muy en cuenta.

¿Para cuando una comedia?

Lo más parecido a una comedia romántica que he hecho ha sido el anuncio Vale, que me ilusionó porque era un cambio de registro y no sabía como iba a encajar. El humor forma parte de mi vida, me gusta reírme y que se rían conmigo, pero no me sale natural porque cuando escribo me pongo muy dramático.

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