Una función útil y real | Arranca el ciclo ‘Mujeres que no lloran’

6 junio, 2017

Lola Herera y Josefina Molina, protagonista y directora de Función de noche, abren el ciclo ‘Mujeres que no lloran’

Josefina Molina quería hablar de las mujeres de su generación y Lola Herrera quería contar una historia “que me sirviera a mí y que tuviera una utilidad para la gente de este país”. Y gracias al productor José Sámano, “que lo arriesgó todo”, la directora cordobesa y la actriz vallisoletana hicieron Función de noche (1981) , película pionera e innovadora en la que Herrera mantiene un diálogo ante las cámaras con Daniel Dicenta, intérprete del que llevaba separada 15 años.

Con Función de noche, crónica de una generación y una época que habla de los hombres y mujeres educados bajo las leyes y costumbres del franquismo, de la sexualidad reprimida, la incomunicación, los hijos… comenzó la cuarta edición de ‘Mujeres que no lloran’, ciclo organizado por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) y la Academia de Cine que tiene como objetivo debatir sobre el papel de la mujer en la ficción.

“Es una película necesaria e imprescindible”, resaltó Ana María Labordeta, moderadora del coloquio que, tras la proyección, protagonizaron Lola Herrera y Josefina Molina, “dos mujeres valientes y comprometidas que siguen en activo”, apostilló la moderadora, que recordaron que el embrión de Función… fue Cinco horas con Mario, la adaptación teatral de la novela de Miguel Delibes que Herrera representó durante bastante tiempo con gran éxito.

“Me llegó el texto de Delibes y busqué a Sámano, que no había producido teatro y que propuso nombres de peso para dirigir la obra –Fernando Fernán Gómez y Adolfo Marsillach–, pero yo quería una mujer, a Josefina. Estrenamos la obra en noviembre del 79 y fue todo un acontecimiento al que asistió el todo Madrid, estaba hasta El Lute. Nosotros estábamos entusiasmados, pero no pensábamos que iba a ser un suceso porque en esos años no se hacían monólogos. Además, en el ensayo general se durmió el empresario del teatro y el técnico que ponía las luces en el escenario”, rememoró Herrera, que entró en crisis al encarnar a la mujer que en un largo monólogo recuerda la vida con el marido que acaba de morir y al que vela, Carmen Sotillos, la protagonista de Cinco horas con Mario.

Herrera, Molina y Sámano hablaron mucho sobre el difícil momento que estaba viviendo la primera. “Lola estaba muy pesimista, hacía balance, se cuestionaba si había hecho bien o no, si había acertado con su vida…Y un día, le dije a Sámano que esa era la película que quería hacer”, dijo Molina, que recreó en un estudio un camerino en el que se colocaron ocho cámaras que filmaron, sin interrupción y por turnos, la directa conversación entre Lola Herrera y Daniel Dicenta sobre su matrimonio, su separación, sus hijos, su vida en común y por separado.

“En la película, que se hizo sin guión, no hay nada que no hubiese sucedido realmente.”, indicó la cineasta, para quien Función de noche es “la experiencia más interesante de mi vida”. Por su parte, Lola Herrera, que ya no siente dolor al hablar de este experimento en el que se abrió “y que fue muy duro y rico a la vez. Fue un túnel que me costó mucho pasar del que salí fortalecida. Fue un renacer”, aseguró la veterana actriz, que siempre estará unida a Molina y Sámano por esta ‘función real’.

Lola Herrera gritó y echó fuera cosas que almacenaba y le producían dolor, y a sus 81 años sigue disfrutando de la vida “como lo he hecho siempre”, recalcó la conocida intérprete. Preguntada por la evolución de los personajes femeninos desde los años ochenta a la actualidad, contestó que no se habían dado “grandes saltos. No hay una visión general de los procesos de la mujer dentro de nuestra sociedad, no se profundiza en situaciones que puedan ser un aliciente para encontrar nuevos caminos y modificar situaciones”.

 

Su madre, Clara Campoamor, Victoria Kent y Simone de Beauvoir

Pionera del cine español y primera cineasta con plaza en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Josefina Molina habló de las mujeres de su generación, una generación “con muy poca autoestima, estábamos ninguneadas. En el cine, Cecilia Bartolomé , Pilar Miró y yo éramos la excepción y cuando empezamos a meter el dedo en el ojo, nos respetaron un poco más”.

Goya de Honor 2012, la directora y guionista comentó que no descubrió a Clara Campoamor y Victoria Kent hasta los 30 años. “Luego, empecé a leer a Simone de Beauvoir”, pero que la raíz de su feminismo fue “mi casa, donde veía que mi madre ayudaba a mi padre en el negocio. Nunca dudé de que yo podía hacer lo mismo. Además, no entendía por qué mi vida tenía que ser menos imaginativa y más aburrida que la de mi hermano”.

Molina, que en TVE tuvo menos oportunidades por el hecho de ser mujer –”los mejores programas los hacían los chicos y yo La metamorfosis, de Kafka”-, manifestó que hombres y mujeres “tienen una visión diferente del mundo, estamos programados para distintas cosas. Desde que las mujeres no hemos empezado a hacer cine, no he visto personajes femeninos reales. Mis puntos de referencia son Iciar Bollain, Inés París, Chus Gutiérrez… directoras que hablan de mi y de mis problemas”.

Molina auguró un “dificilísimo” futuro a las nuevas cineastas “porque no hay una intención política para que las mujeres tengamos las mismas posibilidades que los hombres. Las películas dirigidas por mujeres tienen menos presupuesto, menos promoción y menos atención por parte de los críticos”, añadió.

El director general de la Academia, Joan Álvarez, dio inicio a ‘Mujeres que no lloran’, ciclo que incluyó el cortometraje AoB, que presentó al público su directora Leticia Dolera.

En su discurso de bienvenida, Álvarez reiteró el apoyo de la institución por dar visibilidad al trabajo de las mujeres en el cine.

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