Adiós a Basilio Martín Patino, “un cineasta indomable”

16 agosto, 2017

Fallece a los 86 años el cineasta salmantino, director de Nueve carta a Berta y Canciones para después de una guerra

Nacido en Lumbrales (Salamanca), Basilio Martín Patino fue hijo de dos profesores conservadores y hermano de dos religiosos de oficio. Pero la vida la él le tenía reservados otros derroteros. Su vocación literaria en la juventud le llevó a ser finalista del premio Biblioteca Breve. Poco después empezaría a interesarse por el celuloide, creando en 1953, junto a Joaquín de Prada, el Cine-Club Universitario de Salamanca y fundando la revista Cinema universitario. En mayo de 1955 fue partícipe de uno de los grandes momentos en la historia de nuestro cine, organizando las llamadas Conversaciones de Salamanca. Poco después marchó a Madrid para ingresar en el IIEC, de donde saldría diplomado como director en 1960, al mismo tiempo que compañeros como José Luis Borau, Manolo Summers y Miguel Picazo. 

Irrumpía el llamado Nuevo Cine Español y Patino debutaba en el cine en 1966 con Nueve cartas a Berta, “obra que viene a ensayar ciertos procedimientos narrativos y de montaje que alejan al film del naturalismo estricto”, protagonizada por Emilio Gutiérrez Caba y Elsa Baeza y ganadora de la Concha de Plata del Festival de San Sebastián. Aún así, la película tardó tres años en estrenarse y el director tuvo que esperar el mismo tiempo para volver a rodar, cuando en 1969 filmó Del amor y otras soledades, largometraje al que mutiló la censura. 

En 1971 el realizador estrena Canciones para después de una guerra, crítica de la posguerra a base de música popular que no pudo ser estrenada hasta 1976. De manera casi clandestina, Martín Patino filma Queridísimos verdugos Caudillo, sendas investigaciones documentales muy críticas con la pena de muerte y la figura del dictador. 

En su trayectoria destaca también la fundación de su propia productora (La linterna mágica), desde la que sigue trabajando con títulos como Los paraísos perdidos La seducción del caos (única pieza salvada de un proyecto de siete programas para TVE). En 1986, Martín Patino figura entre los firmantes del acta fundacional de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.

A lo largo de su carrera recibió galardones como la Medalla de Oro de la Ciudad de Salamanca, el Premio a la Creación Audiovisual de la Comunidad de Madrid y en 2005 la Medalla de Oro de la Academia de Cine, “en reconocimiento a una obra que representa los valores imperecederos de la apuesta por un cine inteligente, complejo, e inmerso en la realidad y evolución de un país”. En 2007 fue investido doctor honoris causa en la Universidad de Salamanca y en 2012 se inscribe en el registro de fundaciones la Fundación Basilio Martín Patino, que el mismo realizador presidía y que pretende favorecer la difusión del patrimonio cinematográfico de la obra del propio realizador y promover la investigación sobre nuevas técnicas cinematográficas.

Su legado fílmico se cierra con el estreno en 2012 del documental Libre te quiero, que tomó el pulso al movimiento 15M en la Puerta del Sol. Meses antes, el Basilio Martín Patino de siempre, el del compromiso firme, sintió la llamada de la calle y el cine y se lanzó a rodar el sentir de los manifestantes en la ciudad de Madrid. Apoyado por la música de Amancio Prada, tal y como recoge la página web de su fundación, “el director vuelve a ejercer un muestrario de maestría en el manejo de la imagen que arroja un canto de libertad. Y, una vez más, la libertad creativa de un cineasta indomable”. 

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