Un homenaje a su padre | Un franco, 14 pesetas en Getafe negro

26 octubre, 2017

Carlos Iglesias rememoró el rodaje de Un franco, 14 pesetas en la Academia como colofón del Ciclo Getafe Negro 2017

La nostalgia, el contexto de las migraciones españolas en los 60 o la “facilidad brutal para rodar” en Suiza son algunas de los temas que abordó y anécdotas que recordó el actor y director Carlos Iglesias tras la proyección de  su ópera prima Un franco, 14 pesetas. Ligada a su historia personal, no pudo evitar emocionarse en el encuentro con el público al relatar el homenaje a sus padres y el “amor profundo por ese país” que desprenden los fotogramas.

Protagonizada por el propio Iglesias y por Javier Gutiérrez, Nieve de Medina, Enrique Cazorla e Isabel Blanco, la película se basa en sus vivencias infantiles como uno de los 700.000 españoles que emigraron a Suiza. Iba a rodarse en Santander para ahorrar en presupuesto, pero finalmente regresó al país de los Alpes, escenario de todos sus filmes –“Mis tres películas las he rodado allí y creo que sigo dirigiendo para volver”–, que, paradójicamente, resultó más barato por la amabilidad de los vecinos.

Gracias a la cinta, asegura haber vivido el momento más emocionante de su vida. “Fue en el estreno, cuando terminó el pase y el foco nos iluminó. Yo abracé a mi padre y me dijo al oído ‘has conseguido que por primera vez sea el protagonista de algo’. Es el recuerdo más hermoso que se puede tener de un padre”, narró.

La sensación de desarraigo y añoranza que tienen muchos de los españoles que crecieron fuera de nuestras fronteras fue otro de los descubrimientos de Iglesias. “Cientos de personas que habían tenido la misma experiencia que yo me han escrito tras verla. Pensaban que eran los únicos. Este sentimiento nos avergüenza porque parece que este amor lo tienes que tener por tu tierra y al ver Un franco, 14 pesetas se dieron cuenta de que éramos muchos”, aseguró.

Esa misma vivencia es la del escritor Jesús Herrero, también presente en el coloquio. “Muchas veces los padres, cuando cambian de domicilio, no son capaces de meterse en ese alma infantil y en lo que supone abandonar a  sus amigos. En ese sentido me identifico mucho con el niño del filme”, afirmó convencido de que “la nostalgia que tu tienes por Suiza es la que yo tengo por París”.

 

Mostrar el pasado a las nuevas generaciones

Que les alquilaran muy barato el piso en el que vivió de pequeño, les permitieran rodar sin permisos, desviaran autobuses, consintieran en que aparecieran sus perros e hijos, paralizaran unas instalaciones de piscinas sin previo aviso… son solo una pequeña muestra del apoyo y respeto por su trabajo que encontró Iglesias durante el rodaje.

Un proceso más fácil que el de levantar esta producción, que solo fue posible tras cuatro años de lucha. “Algunos productores me decían que ‘¿qué necesidad había de contar una película de inmigrantes cuando en 2006 no lo éramos?’. Además, yo no tenía intención de ser cineasta, pero los productores finales me dijeron que solo les interesaba si era yo quién la dirigía y que me rodearían de los mejores técnicos”, explicó.

Frente a las dudas que le expresaron aquellos que no quisieron financiarle el filme, Iglesias tiene claro que era fundamental rescatar el pasado y “enseñar a esa generación de mis hijos y los amigos de mis hijos que hemos sido un país de emigrantes”. Con Un franco, 14 pesetas se puso punto y final al ciclo Getafe Negro 2017, que la institución programó en colaboración con el festival literario de novela negra, que este año cumple su décima edición.

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