Han pasado ocho años desde que presentó su ópera prima, Blog, en la que un grupo de adolescentes decidía vivir al máximo. Ahora, en Las distancias, que se estrena el 7 de septiembre, la directora catalana Elena Trapé enfoca su mirada en el desencanto de otra generación más adulta, “que despierta de su zona de confort en tan solo dos días”, en palabras de uno de sus protagonistas, Miki Esparbé.
Aun rodada en Berlín, Trapé echa mano de un escenario teatral, –“Por una parte no quería caer en el tópico de ‘la ciudad es un personaje más’. No importa que ruedes sobre todo en interior. La arquitectura, la luz o el crujir de la madera de una casa no es igual. La productora solo necesitó un viaje para entenderlo”–, dejando que la luz impregne las habitaciones –“El concepto de la película siempre fue áspero, por lo que consigue mucho con poco”– y siguiendo de cerca a los personajes “para que el espectador se meta en la situación”.
Defender el personaje
Esparbé aseguró que crea una lista de Spotify por cada personaje que interpreta, mientras intenta “no juzgarlo y entenderlo”. Por su parte, Bruno Sevilla trata de meterse de lleno en el papel: “Yo soy de Almería, pero he vivido un mes en Cataluña para hablar y perfeccionar la lengua. También quería que mi personaje tuviera cierto aspecto físico porque anímicamente tampoco estaba en su mejor momento”.
“Es una película de personajes, sin un buen reparto no teníamos nada”, señaló Trapé. Para su creadoraAlexandra Jiménez, que ganó la Biznaga a Mejor Actriz, es, posiblemente, el personaje más complejo: “Me interesaba mostrar cómo una mujer puede entrar en crisis porque está a punto de cambiarle la vida. Todos actúan de cierta manera porque quiere salir huyendo.“
