Más de veinte años después, David Trueba recupera a sus protagonistas de La buena vida para componer, entre acordes de guitarra, Casi 40, una comedia romántica sobre el paso del tiempo, que ganó la Biznaga de Plata en el último Festival de Málaga y que llega a los cines el 29 de junio.
Después de Vivir es fácil con los ojos cerrados –Goya a Mejor Pelíucla, Mejor Dirección, Mejor Guión y Música Original, Mejor Actor protagonista y Mejo Actriz revelación– , el director vuelve a probar con una road movie por el interior de España, donde para Lucía Jiménez “la música es un protagonista más”. “Grabamos de manera espontánea. Si un sitio no nos convencía, nos topábamos con otro por el camino”, señaló el autor, que nunca sigue una guía de viajes. “Llego al sitio y, una vez allí, voy yendo a lugares que me llaman la atención. No me gusta grabar los sitios turísticos”, desveló.
Además, Trueba ha apostado por la autenticidad, no solo a la hora de comer –“me gusta que se coma en la películas porque es lo que se hace en la vida real”–, sino también en las actuaciones musicales –“tratábamos de llenar los locales de gente para que todo fuera más real”–.
“Se entregaron como la primera vez”, contó Trueba sobre los actores protagonistas, con los que trabajó cuando estos tenían doce años. Ahora, con ‘casi 40’ han vuelto a ponerse en sus manos –“me sorprendió el tiempo que habían estado sin rodar. La gente no es consciente de la fragilidad que tiene la carrera de los actores”–, algo que ha sido “muy terapéutico”, confesó Fernando Ramallo, para quien los cuarenta es un antes y un después, “una etapa en la qu
