Situaciones incómodas, tensión velada, metidas de pata y mucha vergüenza ajena. Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero redoblan en el especial navideño de Vergüenza su apuesta por una comedia a la que es complicado aguantar la mirada. “Con la primera la reacción unánime era la de: la veo apartando la vista, pero quiero seguir viéndola. Con la segunda teníamos que dar lo mismo pero, además, una historia más compacta, menos de presentación y de sketches y más de acompañamiento dramático, de evolución de la trama”, explicó Cavestany.
“El especial nos lo planteó Movistar+ al ser la segunda temporada más corta, seis episodios frente a diez de la primera. Teníamos claro que no iba a ser un especial de buenos sentimientos, pero tampoco quería hacer una parodia evidente de la navidad, que es un género trillado”, continuó el cocreador. “La navidad ya tiene algo de vergüenza ajena”, según Fernández Armero, “es muy reconocible. Yo mismo vivía situaciones surrealistas en las cenas con mi familia. Éramos 30 primos y una vez nos evacuaron a todos los niños por una reyerta entre los adultos. Recuerdo ver volar algunas sillas”.
En cuanto a su proceso creativo, Armero explicó que “hablamos y ponemos en común cosas, unas veces cede uno y otras veces el otro. Es muy normal al escribir con otra persona, porque lo importante es que ninguno de los dos se cierre en banda”. Para la serie protagonizada por Javier Gutiérrez y Malena Alterio, “partimos de referencias como The office y Larry David. Luego se han sumado Louis CK, Catastrophy…”.
Lenguaje común
Para Vito Sanz, que en la serie interpreta al apocado Óscar, los guionistas y directores “hacen un cine muy diferente, pero hay muchas cosas que les unen. Son muy amigos, hasta se van de vacaciones juntos, y eso se nota. Tienen un lenguaje común. Ellos se entienden mucho entre sí y nos lo transmiten a los actores”.
Un lenguaje que ha encontrado su lugar en la plataforma de pago. “El tipo de televisión que se hace ahora permite tonos de comedia intermedios, combinaciones de formato nuevas y peculiares”, explicó Cavestany, algo con lo que coincidió Fernández Armero, para el que un factor primordial es que “Movistar+ pide que todos los capítulos estén escritos antes de rodar, por lo que el rodaje se plantea como el de una película”. Además, “no necesitas dirigirte a todo el público, las generalistas no puede permitirse eso. Cuando abres el abanico no puedes hacer una comedia ácida o transgresora, porque no le puede gustar lo mismo a todo el mundo”.
