Toni M. Mir: “Los compositores nos hemos acostumbrado a ser humildes”

Por Chusa L. Monjas · 28 junio, 2019

Debutó en la música para cine con Fausto 5.0. y creó la banda sonora de El ciudadano ilustre

“Una buena banda sonora tiene que ilustrar la historia que quiere contar el director y que está interpretando el actor, y servir al escenario en el que se desarrolla la escena. Tiene que saber estar, decir lo que no te dice la imagen y tener sutileza para saber sonar en cada momento, para apabullarte con fuerza en ocasiones y en otras estar detrás”, explica Toni M.Mir, que empezó haciendo músicas para publicidad y lleva un tiempo componiendo para el cine, medio en el que no le está resultando fácil posicionarse. “En España es complicado muchos directores ya tienen su compositor de cabecera”, apunta Mir, que creó su primera banda sonora en 2001, Fausto 5.0.

Desde entonces, ha participado en Las dos vidas de Andrés Rabadán, El ciudadano ilustre -ganó el Goya a la Mejor Película Iberoamericana- y en proyectos internacionales como el documental New York Showcase y los filmes Greencard Warriors y Chances. “Me gustaba la música, el cine y la música de cine, pero no tenía claro por donde empezar. Si hubiera caído en un estudio de grabación, pues quizá me hubiese dedicado a producir discos”, expone el que es el responsable de la música que ha arropado a  campañas publicitarias dirigidas por Alejandro Amenábar, Raúl Arévalo y Dani de la Torre, entre otros.

Cuando la música dejó de ser una afición para convertirse en una actividad profesional y, tras estudiar piano en el Liceo, Mir se fue haciendo a si mismo “trabajando. Yo no me fui fuera a estudiar, en mi época no había tantas escuelas de música como ahora,  incluso la Universidad de Berklee cuenta con un campus en Valencia”, señala el artista catalán, que ha finalizado la BSO del documental The Man Who Wanted to See it All, y ha compuesto varios temas para la ópera prima de Lucía Alemany, La inocencia.

“Trabajar con Amenábar, Dani de la Torre y con Raúl Arévalo me ha abierto puertas. Colaborar con Mariano Cohn y Gastón Duprat, los directores de El ciudadano ilustre,  me dio visibilidad. Ahora, el director argentino Ramiro García Begliano me han encargado la banda sonora de Expansivas. Salir fuera es una necesidad y una oportunidad porque te permite acceder a otro tipo de proyectos. Con Miriam Kruishoop me entendí muy bien en Greencard Warriors, una producción norteamericana que funcionó en Estados Unidos. Miriam está preparando otro filme y ya estamos hablando de la música”, cuenta.

Sigue haciendo mucha publicidad,  pero ahora estoy más enfocado en el cine. “Poco a poco, en España se está tomando conciencia de la importancia que tiene la música en el cine, que es un elemento más de narración. Amenábar, que también es compositor, y Dani de la Torre cuidan mucho la música, trabajan todos los detalles, como en EE.UU, donde hay tradición y los compositores son conocidos, la industria es muy activa y al ser tan abiertos de mente, les da igual tu nacionalidad”.

Tiempo, dinero y confianza

Mir añade que en nuestro país, los cineastas dan a la música “el lugar que se merece, aunque a veces te encuentras a alguno que ni siquiera ha contemplado incluir la música. Con la música se pueden explicar muchas cosas, te está dando una información que te ayuda, por ejemplo, a generar un personaje, a conocer su pasado…”, indica.

Con una metodología distinta  -“en publicidad los los timmings son muy reducidos y se busca un buen rollo. En una película tienes más libertad, es un trabajo más elaborado, más meditado”-, Mir entiende que es fundamental “ir a una con el director y que todos estén contando la misma historia. Esto se logra hablando mucho con él, entendiendo muy bien cada personaje, trabajando el guión, viendo el color que se está poniendo en montaje,  la iluminación…todo te da pistas para inspirarte”.

Asegura Mir que los compositores “nos hemos acostumbrado a ser humildes, a estar siempre al servicio de la imagen y a tener bastante psicología porque cuando presentas una maqueta no sabes si se  va a entender lo que vas a hacer. Los  cineastas no tienen por qué saber música, pero tienen que saber explicar que quieren transmitir, y tu trabajo es trasladar esas palabras abstractas a música”.

Le gusta estar en los proyectos desde sus orígenes –“si estás en las primeras versiones del guión, puedes proponer muchas más cosas”-, ir al rodaje y tener la confianza del cineasta “para sugerir cosas no previstas. Para componer necesitas tiempo y contar con cierto presupuesto, pero las limitaciones también son creativas porque si no tienes mucho dinero, puedes plantearte la música de una manera distinta, hacer algo inusual”, señala.

Philip Glass, Michael Nyman, Danny Elfman y Dustin O’Halloran son los referentes de Toni M. Mir, que tiene en Las horas su banda sonora mítica. “También me hubiera gustado firmar las partituras de las películas de Almodóvar”, confiesa el compositor, quien reconoce que su criterio de búsqueda a la hora de ir al cine es mirar al creador de la música del filme.

 

 

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