Llevan 45 años juntos y, aunque son muy distintos, a la vez son muy iguales, se complementan a la perfección. A Esperanza Roy y a Javier Aguirre les unió el arte, empezaron su amistad “con admiración; luego vino el deseo; luego, el amor; y ha terminado con admiración, que es el sentimiento más poderoso y puro que tenemos”, declaró emocionada la actriz cuando recogió la Medalla de Oro de la Academia de Cine de manos de Julieta Serrano.
“Hagamos como decía Stanislavski, dominar la emoción”, pero la emoción la pudo en más de una ocasión a la actriz madrileña en la ceremonia en la que recibió, en su nombre y en el de su pareja, el premio. “Hoy he pasado más nervios que en todos los estrenos. Allí tienes más responsabilidad, pero has ensayado. Ese es el trabajo de los actores, estudiar y ensayar. ¡Qué carrera más bella la que tenemos!”
Una carrera que inició con el ballet y después paso al teatro de revista y al cine, donde cultivó todos los géneros. “He hecho lo que he soñado. Me retiré porque quería una vida con Javier sin ensayos ni funciones”, manifestó Esperanza Roy, que rememoró el día en que le llamó el presidente de la Academia para anunciarle el premio. «Javier se alegró por mí y yo me alegré por Javier”.
La única actriz que ha protagonizado monólogos en el cine (Vida perra, a las órdenes de Javier Aguirre), en el teatro (Yo amo a Shirley Valentine, también dirigida por Aguirre ) y en televisión (La mujer sola ) forma con Aguirre un tándem de los más únicos de la historia del cine español. “A Javier le conocía de oídas cuando rodé por primera vez con él. Un día me dijo, ‘tenemos que hablar’, y me propuso cenar después de una proyección en la Filmoteca. Pasamos las horas hablando de arte, no de los problemas que teníamos ni de lo que estábamos rodando. Me sorprendió todo lo que sabía y yo creo que le sorprendí a él. Una señora que estudia ballet, flamenco, baile contemporáneo, todo esto hace a la bailarina un oído extraordinario”, explicó Roy, que dedicó la Medalla diseñada por Chus Burés a los hijos de su marido y a sus sobrinas.
En Aguirre encontró a un hombre que le hablaba de arte, “que era honrado y que como director me exigía una barbaridad, nunca me puso de gran estrella”. Juntos han hecho ocho películas –Carne apaleada, Vida perra, La monja alférez…– y a los dos se les concedió la Medalla de Oro que la intérprete recibió en un acto conducido por el director y autor teatral Félix Sabroso, en el que Roy estuvo arropada por numerosos amigos y compañeros del cine, el teatro y la revista.
Javier Aguirre, el director que hace anti-cine y que firmó durante décadas taquilleras y populares películas, no estuvo físicamente en la sala, pero su nombre se escuchó en numerosas ocasiones porque, no sólo lo pronunció Esperanza Roy, también el maestro de los directores de escena, Ángel Fernández Montesinos; los actores Manuel de Blas, Raúl Sender y Ester Gotor; el cineasta Antonio Peláez; el presidente de la Asociación de Amigos de Filmoteca Española, Pedro Joaquín del Rey; y la directora y guionista Arantxa Aguirre, su hija, que le dedicaron cariñosas palabras.
Un rara avis y su musa
“Esta Medalla de Oro me parece un acto de justicia poética en el caso de un hombre que ha amado el cine sobre todas las cosas y le ha dedicado su larga vida como crítico, luego como director, guionista, productor y, siempre, siempre, espectador”, manifestó Arantxa Aguirre, quién dio las gracias a su padre “por descubrirme tantas películas, algunas de ellas tuyas, que he visto junto a ti”.
“Javier es un rara avis, un ovni, y Esperanza es la musa de Javier”, declaró Pedro Joaquín del Rey, que hizo hincapié en que lo dos son asiduos de la Filmoteca, “lo que demuestra que les gusta el cine de verdad”.
De su estrecha relación con los premiados habló el intérprete Manuel de Blas. “Javier Aguirre es el único director de cine que va al teatro asiduamente. Tiene una virtud y es que quiere a los actores. Y Esperanza Roy, que bajaba las escaleras como nadie, hizo Vida perra, donde demostró que maneja las emociones”.
Para Antonio Peláez, el humor es la clave de esta pareja a la que agradeció “haber hecho de la vida un arte, y por seguir dándole ese toque de humor a todo lo que habéis hecho”.
Y de la familia del espectáculo, “con la que pasamos más tiempo que con nuestra familia”, en palabras de la actriz, también dio las gracias a ‘la Roy’ Ángel Fernández Montesinos. Juntos hicieron el célebre montaje Por la calle de Alcalá, “que no fue una revista al uso, los dos sabíamos que era la historia de España. Fueron 2 000 representaciones con esta estrella que tiene un vis cómica que tienen muy pocos”.
Compañero de Roy en numerosas ocasiones y también hizo una película con Aguirre –En búsqueda del huevo perdido–, Raúl Sender dibujó a Esperanza Fuentes, “una mujer sencilla que fue buena hija, buena hermana y es buena esposa, y que no tiene que ver con la Esperanza Roy que fascina al público”.
Ahijada artística de Roy-Aguirre, Ester Gotor sigue los consejos que le da su madrina. “Me dijiste que en esta profesión había que empezarla desde abajo para valorar el arte”.
Todos han compartido trabajo, tiempo, comidas, charlas, y risas con Esperanza Roy y Javier Aguirre, a los que también felicitaron, a través de un vídeo, Núria Espert, Jordi Mollá, Pepón Nieto, José Luis García Sánchez y Javier Maqua, entre otros.