Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga: “Los eventos culturales necesitan reformularse cada cierto tiempo”

Por Chusa L. Monjas · Fotografías de Eloy Muñoz Reyes · 19 agosto, 2020

De marzo a agosto. El Festival de Málaga, que el próximo viernes levanta el telón de su 23 edición con La boda de Rosa, de Iciar Bollain, está a pleno rendimiento. Los planes se van cumpliendo y Juan Antonio Vigar, cabeza visible del que es el paradigma de escaparate para el cine español desde 2013, está muy ilusionado con una convocatoria que se ha adaptado a los nuevos tiempos. Vigar, que se siente muy apoyado por las instituciones que respaldan el certamen, repasa las películas que durante diez días, hasta el 30 de agosto, se proyectarán en la ciudad andaluza. En los últimos meses ha visto mucho cine español y en español, el cine en el que pone el acento la muestra malagueña, en la que de nuevo se dan cita directores conocidos con autores emergentes. Bajo su dirección, Málaga volverá a ser un reflejo de la situación de la industria del momento, un escaparate que proporciona a las películas visibilidad y desde el que se celebra que el cine, a pesar de la covid-19, sigue existiendo y existirá.

¿Es consciente del interés que despierta este año el festival?
Absolutamente, ya lo percibimos en marzo, cuando tomamos la difícil decisión de aplazarlo. Dentro de esa situación, que fue muy triste y frustrante en muchos sentidos, también por todo el trabajo realizado que no pudimos llevar a la práctica, inmediatamente empezamos a recibir muestras de afecto y de apoyo del sector. El mundo del cine nos dijo que la decisión había sido coherente y que contáramos con ellos si encontrábamos la posibilidad de hacerlo en otras fechas. Esto se ha mantenido a lo largo de estos meses, de hecho el 80% de la sección oficial se mantiene con las películas que anunciamos en marzo.

¿Cómo afronta esta edición?
Hemos adaptado nuestro modelo tradicional –que es un modelo equilibrado entre la exhibición cinematográfica y el evento social– a las circunstancias, y lo hemos convertido en un formato ‘boutique’, en el sentido de selecto, de las producciones que figuran en las distintas secciones del certamen. Y, desde el punto de vista de la realización práctica del evento, nos hemos impuesto un lema de trabajo: hacer un festival tan amable como siempre ha sido, pero también seguro. Queremos que todos los participantes se sientan confiados, porque estamos implantando todas las medidas que la actual situación requiere.

Este formato 2020, ¿viene para quedarse?
No, aunque valoraremos qué elementos de esta convocatoria pueden tener cierta continuidad en el futuro. Por la densidad de programación y de volumen que tenemos, nuestro formato debe ser presencial, como será esta edición, porque lo presencial resulta esencial.

Además de las secciones oficiales a competición, que son el esqueleto-base de este año, también vuelven apartados paralelos muy interesantes que siempre hemos defendido y que definen a Málaga como un lugar de encuentro del sector, lo que ha permitido que aquí surjan numerosos proyectos.

El modelo que hemos consolidado durante 22 años es al que confiamos volver en el 2021.

¿Cómo le gustaría que se recordara esta convocatoria?
Como un sueño que se hizo realidad, como un trabajo que se materializó con el esfuerzo y la colaboración de todos los que han mantenido la confianza en el festival. Es el primer gran reencuentro del cine español y en español, algo necesario para que nuestro sector empiece a transitar por un camino más luminoso y más ilusionante del que ha vivido en los últimos meses.

Han reducido las películas seleccionadas inicialmente.
Se proyectarán 152 películas, un 75% del total. De esos 152 títulos, 121 son españoles. En la sección oficial, 9 largometrajes son patrios y 7 latinoamericanos.

«La existencia de Málaga es necesaria para el cine español»

¿Cómo calificaría el nivel de la programación?
Alto. Nos sentimos muy orgullosos de esta edición porque es una de las más redondas que podemos ofrecer al público y al sector. Las producciones que no han podido continuar con nosotros por su política de programación y estreno o por circunstancias que cada productora y distribuidora analizó, han sido sustituidas por otras que nos han ayudado a seguir manteniendo el nivel alto.

Se presentan los nuevos trabajos de Iciar Bollain, Víctor García León, Daniel Calparsoro, David Trueba, Achero Mañas… directores muy reconocibles de nuestro cine que aportan una mirada industrial y también una dimensión autoral. Son cineastas que tienen una mirada muy singular, una manera de construir historias muy propia.

Contentar a todos es complicado, pero todo apunta a que hay películas para todos los gustos.
Siempre tengo presente la idea de que nuestra singularidad es la generalidad. Si Málaga aspira a ser la imagen de lo que se hace en el cine español y en español, tiene que ofrecer un panorama de películas que sean representativas de todo lo bueno y diferente que se hace en nuestro cine. Tenemos nombres muy consolidados, junto a nombres más emergentes que forman parte de esa nueva generación de cineastas como Pilar Palomero o Esteban Crespo. Hay historias con un formato de producción amplio como Hasta el cielo o La boda de Rosa, y otras más vocacionales o de producción más limitada como A este lado del mundo o alguna de las latinoamericanas, y todos los géneros tienen su espacio.

Ha visto mucho cine español (solo para la sección oficial, 122 películas). La cosecha de este año es…
Interesante, variada y de notable calidad. Nuestro cine es rico en ideas y diverso en sus planteamientos.

Málaga cumple 23 años, la edad más feliz de la vida, según los científicos. En esta etapa en la que ha tocado reinventarse, ¿ha mirado al pasado?
Al equipo siempre le digo que los proyectos culturales necesitan reformularse cada cierto tiempo para ganar futuro. Y Málaga lo ha venido haciendo estos años al incluir el cine latinoamericano; pasar de concepto nacional a internacional; desarrollar un área de industria que nos ha permitido situarnos en la referencia de los mercados de cine más importante del mundo; alcanzar acuerdos de colaboración con 17 países… Todo esto ha entrenado nuestra capacidad para analizar la realidad que estamos viviendo en cada momento y, a partir de ahí, plantearnos las lógicas y necesarias modificaciones que las circunstancias nos imponen.

Nos hubiera gustado que todo este proceso de inclusión –los elementos de naturaleza virtual, la sala online gracias al acuerdo con Flixolé–, se hubiera hecho de modo más reflexivo y estratégico, pero de alguna manera en nuestra hoja de ruta estaba esa reformulación, y lo digital y virtual tenía que llegar a algunos aspectos de un festival de vocación presencial. Las circunstancias de la pandemia han acelerado esa necesidad de cambio futuro.

El cine es un lugar seguro

Han antepuesto el cine al evento social. No hay alfombra roja.
No, pero sí un gran photocall para que los medios de comunicación dejen constancia de todo lo que va a suceder, y en el que, de alguna manera, va a estar la alfombra roja del Festival de Málaga. No va a ser una alfombra roja de público, pero si van a estar los equipos artísticos de las películas y el sector.

Pero Málaga se sigue considerando un festival de público.
Sí, porque va a permitir que el público vuelva a las salas y, además estamos trabajando en sintonía con ‘El cine es un lugar seguro #YoVoyAlCine’, una campaña oportuna y muy necesaria impulsada por el ICAA en colaboración con la Academia de Cine. Tenemos que seguir convenciendo al público de que tiene que ver cine en las salas, y que Málaga sea el punto en el que se le da visibilidad a esta iniciativa es un orgullo.

Las galas de inauguración y clausura serán retransmitidas por Canal Sur y por la webTV del certamen.
Hemos alcanzado un acuerdo con los hosteleros y hoteleros para que todo lo que suceda en Málaga se pueda ver en distintos establecimientos a través de pantallas que se instalarán y que permitirá seguir en directo ruedas de prensa, encuentros, photocall, galas y los homenajes a nuestros premiados. Excepto el cineasta mexicano Arturo Ripstein y el actor argentino Óscar Martínez, con los que se realizarán conexiones, el resto de los premiados –Tatiana Hernández, Carlos Marques-Marcet y Kiti Manver– recibirán sus reconocimientos en la ciudad andaluza.

Málaga será el espejo en el que se mirarán los festivales nacionales pendientes de celebrar.
Creemos que podemos ser una buena práctica de la que el resto de festivales se pueda nutrir. Mi amigo José Luis Rebordinos –director de Zinemaldia– dijo: “es bueno que se pueda celebrar Málaga porque eso ayudará a que se celebre San Sebastián, y San Sebastián ayudará a que se celebre Sitges, Huelva, Valladolid, Sevilla y Gijón. Durante estos meses, los directores de festivales hemos tenido una relación muy estrecha, de diálogo, de análisis de la situación, de construir entre todos soluciones. Nos ha tocado a nosotros ser los primeros, esperamos que todo salga bien.

Sin el paraguas del Festival de Málaga, ¿qué sería de las películas españolas?
El cine español, y así nos lo demuestra, piensa que el certamen es estratégico para sus intereses porque es un enorme escaparate de una enorme dimensión mediática que permite promocionar y dar difusión a nuestro cine, y eso es fundamental para que las películas lleguen a las salas en las mejores condiciones para ser disfrutadas por el público. No somos un mero exhibidor de películas, sino un evento que tiene una componente de industria muy importante, aquí se aloja el mercado oficial del cine español que auspician y apoyan el ICAA y el ICEX. Y a los Spanish Screenings llegan compradores de todo el mundo para ver cine español y darle dimensión internacional. Nuestra área de industria cada vez está más consolidada, el año pasado tuvimos casi 800 personas de 54 países de los 5 continentes, es un escaparate industrial. En este momento, la existencia de Málaga es muy necesaria para el cine español.

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