Nombre fundamental para entender la España de la dictadura y la transición, y las relaciones entre el cine y la literatura, Francesc Betriu falleció este miércoles a los 80 años de edad. Director, guionista, productor y distribuidor, el último Premio Gaudí de Honor-Miquel Porter de la Academia del Cine Catalán, “por su firme compromiso social y por la diversidad de su producción”, realizó películas y series de televisión que fueron adaptaciones de conocidas obras literarias de Mercé Rodoreda, Juan Marsé, Ramón J. Sender, Miguel Delibes y Josep María de Sagarra, entre otros.
Películas (La plaza del Diamante, Réquiem por un campesino andaluz, Sinatra, La duquesa roja, Una pareja perfecta, El paraíso ya no es lo que era, Furia española y La viuda andaluza), documentales (Mònica del Raval y El día que murió Gracia Imperio) y series de televisión (Un día volveré) llevan la firma de Betriu, que también fue reconocido con el Sant Jordi de Cinematografía.
Palabras de Mariano Barroso, presidente de la Academia de Cine
Cuando te acercabas a Betriu y le llamabas Francesc, él te decía que le llamaras Paco. Eso nos descolocaba a los meritorios de La Plaça del diamant, porque rompía las distancias y los prejuicios. Se suponía que un director era otra cosa, alguien lejano, misterioso y quizás inaccesible. Pero Paco era parte del equipo, cercano a los actores y defensor de los derechos de todos. “Muchos empezamos gracias a él y a su ternura”, me recuerda Llorenç Miquel, o “por su culpa”, como dice su querido Josep Rosell.
Paco tenía algo berlanguiano en su cine, y eso le unía a su íntimo amigo Pepe García Sánchez. El esperpento y el absurdo recorren algunas de sus estupendas películas, como “Furia española”, con Mónica Randall y Cassen, o “Los fieles sirvientes”. Igual que García Sánchez y otros compañeros, Betriu fue expulsado de la Escuela Oficial de Cine “por motivos administrativos” en pleno franquismo. Su compromiso social y su activismo político marcaron su obra. Rosa Vergés recuerda que “Paco hacía un cine en los márgenes, un cine que hoy tendría mucho más reconocimiento. Pero él formaba parte de una época en la que los cineastas bastante tenían con luchar”.
Y Paco luchaba, en el cine y en la vida. Fue uno de los fundadores de Comisiones Obreras de cine en Catalunya, junto con Jorge de Cominges, Pep Rosell y otros, en una época en la que, además de hacer cine, había que derribar una dictadura. Películas como Réquiem por un campesino español o La Plaça del diamant (serie y película) mostraban la vertiente más social y comprometida de Betriu. “Me sorprendía que siempre me pedía opinión, a pesar de que yo era muy joven”, recuerda de él Agustí Villaronga, que fue diseñador de vestuario en La Plaça del diamant.
“Paco siempre escuchaba…”, “Paco se salía del camino marcado…”, “Paco me ayudó a empezar en el cine…”. Son los recuerdos de los amigos que trabajaron a su lado. El compromiso y el rigor de Francesc Betriu marcaron su obra. Su discreción y su ternura nos marcaron a muchos de nosotros.
Mariano Barroso
