Otra vuelta de tuerca, entre Henry James y Eloy de la Iglesia

Fotografías de Peke Corral · 28 junio, 2021

La adaptación de la icónica novela inglesa al entorno vasco que firmó De la Iglesia protagoniza una nueva sesión del ciclo ‘Más cine LGTBIQ+’

Una mansión victoriana en Euskadi. La historia de una institutriz que acude a cuidar a dos niños huérfanos convertida en un personaje masculino. Eloy de la Iglesia firmó una adaptación libre de Otra vuelta de tuerca, uno de los grandes clásicos de la literatura británica, trasladando a su tierra el texto original, en la que sería una de sus últimas películas.

Los actores Pedro Mari Sánchez y Cristina Goyanes, que trabajaron a las órdenes del cineasta, charlaron el pasado viernes en la Academia con Eduardo Fuembuena, autor del volumen sobre De la Iglesia y José Luis Manzano Lejos de aquí, y que prepara en el programa Residencias Academia de Cine una miniserie sobre el mismo.

Fuembuena alabó a la institución por programar una cinta que lleva “35 años sin verse en Madrid, y que tiene más prestigio fuera de España que dentro”. De hecho, “hubo muchos problemas durante muchos años con los derechos, era una película muy complicada de ver hasta que los derechos llegaron a Video Mercury”.

Sánchez cree que ”ha ido teniendo reconocimiento con el paso del tiempo. Es una película singular en la trayectoria de Eloy, con elementos que merecen una revisión. En su momento no fue un éxito comercial, aunque eso siempre es una lotería. Aunque fallida en lo económico, tiene elementos suficientes para ser considerada por amantes del cine como estimable”.

El actor conoció a De la Iglesia porque había doblado algunas películas suyas, poniendo voz a algunos de sus personajes. Le decía que “quería poner el rostro también, no solo voz. Cuando me presentó el guion, me quedé impresionado. Me encantó la transformación del personaje, y veía perfectamente plausible convertir la sociedad victoriana de la novela al País Vasco”. Fascinado por la transformación de su personaje de mujer a hombre, el intérprete intuyó que “los problemas con su sexualidad y su pasado eran un gran material. De hecho, me llamaron para protagonizar la serie Turno de oficio, de Antonio Mercero, y no la hice por estar comprometido con la película”.

La producción, ciertamente limitada en cuanto a financiación, tuvo que ir superando distintos obstáculos. Pedro Mari Sánchez recordó cómo “el Palacio de Linares se fue adecuando, e íbamos rodando a medida que se iban preparando los espacios”. El actor reconoce que “aquello fue un milagro, porque los medios eran escasos y no se podían preparar las cosas con el tiempo necesario. Pero el esfuerzo mereció la pena”.

El declive del cineasta

Otro de los grandes problemas que encaró la producción fue la dependencia a la heroína que atravesaba De la Iglesia, que, como recalcó Fuembuena, estaba “en mitad de un tratamiento de sustitución con metadona. Aunque en mitad del rodaje volvió a caer”. A lo largo de los años, Sánchez fue “viendo en Eloy un proceso de deterioro muy grande. Cuando rodamos esta película, estaba en una situación muy dolorosa”.

De hecho, en los créditos aparecen dos directores de fotografía porque el primero no superó la “tensión con Eloy”, recordó Sánchez. “Una tensión que se repetía con más personas del rodaje, una consecuencia de la situación personal que atravesaba”.

Cristina Goyanes recuerda sobre todo sus “cambios de humor, que yo no entendía. Tenía once años y no me iban a contar la realidad, claro. Tengo grabada una escena, en la que él empezó a gritarme con violencia y yo me quise marchar de la película”. Con todo, la intérprete recuerda la cinta “con mucho cariño, porque además sale mi padre. No soy objetiva”.

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