Juan Padrón es uno de los pilares del cine cubano, un nombre indispensable cuando se habla de animación en América Latina, “pero mi papá nunca tuvo pretensión de trascender, sí de aprender y entretener”, resaltó su hija y albacea de su obra, Silvia Padrón, en el homenaje que rindió la Academia al desaparecido caricaturista, ilustrador, historietista, guionista, y cineasta cubano.
En el recuerdo al director de una de las películas de animación de culto en Latinoamérica, Vampiros en La Habana, y creador del mítico personaje Elpidio Valdés –un ingenioso mambí que lucha contra el poder colonial español, que conquistó a varias generaciones de cubanos–, se destacó su bondad, su sonrisa, su optimismo y lo prolífico que fue. “Tenía una variedad increíble de personajes, aunque Elpidio es una de las grandes estrellas de su obra, fue amor a primera vista. Hizo 1100 minutos de animación, una cifra que no ha alcanzado nadie en América Latina”, destacó su hija del destacado animador cinematográfico, que falleció en marzo de 2020 en La Habana.
Y en su casa de la capital cubana recordó el presidente de la Academia, Mariano Barroso, al homenajeado. “Le veo en el porche, imaginando sus dibujos con un vaso de ron con hielo en la mano y con la cara pegada a un ventilador “, dijo.
Héroe, referente y el “papá más divertido”
Que Elpidio Valdés nació en Rusia, donde Juan Padrón vivió varios años; su pasión por la Historia -era licenciado en Historia del Arte–; lo riguroso que era con la documentación de sus películas –“él se definía como una enciclopedia de datos inútiles”–; el respeto que tenía por los más pequeños de la casa; su admiración por el dibujo animado, “que nunca consideró como algo menor”; su relación con Quino, el padre de Mafalda –colaboraron juntos en las series de dibujos humorísticos Quinoscopio–… Silvia Padrón habló con devoción de su progenitor, un hombre “tímido, defensor de la clase obrera y orgulloso de ser cubano”, y se emocionó cuando conversó con el actor cubano Vladimir Cruz, el productor y director de los Premios Quirino, José Luis Farias, y la directora Maite Ruíz de Austri, sobre su padre. “Era el papá más divertido, cariñoso, cuidador…” y con quien gestó La Manigua, un centro cultural y creativo en La Habana dedicado la memoria de Juan Padrón, donde pequeños y mayores pueden aprender, experimentar y divertirse con la historia, el arte y la cultura cubana a través del cine, el teatro, la música, los dibujos animados y la fotografía.
En el homenaje, que se completó con la emisión del corto Elpidio Valdés encuentra a Palmiche y de la película Vampiros en La Habana, Vladimir Cruz declaró que Juan Padrón era un “referente” y un hombre “inspirador”. “El cine cubano es serio, solemne, y el de Juan tenía esa frescura, ese desenfado, esa locura, esa aparente despreocupación, esa gracia criolla que conectaba con el público. Él iba siempre a las esencias, tenía una manera de contar las cosas que le quitaba toda la solemnidad a los temas”, apostilló el coprotagonista de Fresa y chocolate.
Para José Luis Farias, Juan Padrón dio a los cubanos “contracultura. Nos abrió caminos, hay que poner en valor su obra. En Cuba, los que hacen animación son héroes”, subrayó.