Todos cuentan con casos de éxito en los que sus historias han llegado a audiencias globales. Los impulsores de cintas como Contratiempo, El agente Topo, Colossal, Bajocero o Tadeo Jones, se dieron cita en la Academia de Cine bajo el epígrafe ‘El cine español fuera de España’ para debatir sobre aquello que hace único a nuestra cinematografía, cómo se mide el éxito en el extranjero y la revolución en la distribución internacional que ha supuesto la irrupción de las plataformas.
“Cuando hacemos una película tenemos una mayor responsabilidad porque no sabemos dónde se va a ver y en qué contexto”, apuntó Nacho Vigalondo, que reconoció que “la globalización afecta a la forma que creamos. Es posible que hagamos una película ambientada en Madrid, pero que en el bar no suene un grupo español o que ese Madrid no tenga las peculiaridades que asociamos al cine español. Si fuera por mí, en ese bar sonaría el Chiki-Chiki”.
Para el productor de Morena Films Juan Gordon esa uniformidad al pensar en un público global es “un error” y apostó por intentar mantener la esencia de nuestra identidad, “porque el que busque nuestro cine no quiere ver una película estadounidense, sino española”. Si hace 20 años podía tener sentido rodar en inglés, en el contexto actual éxitos como los del audiovisual coreano (Parásitos, El juego del calamar) demuestran que los idiomas ya no son una barrera para que las buenas historias viajen.
La lengua sí es compartida con Latinoamérica, un espacio en el que desearon que se aumentara el intercambio. “No hemos sabido aprovechar la oportunidad. El cine ha tenido una serie de obstáculos porque las leyes van muy por detrás de la realidad, sin embargo, las series como La casa de papel sí han podido ser un fenómeno”, reflexionó Marisa F. Armenteros, que celebró la repercusión que tuvo en la prensa de todos los países latinoamericanos El agente topo, documental hispanochileno del que es productora. “Nos ayudó a venderla de cara a los Oscar como ‘la película Latinoamericana’”, explicó.
“En la industria de Reino Unido y Estados Unidos hay vasos comunicantes. Comparten estudios, actores, directores…No sé por qué no tenemos eso mismo con Latinoamérica”, deseó Vigalondo.
En esta mesa redonda, moderada por la periodista Andrea Gutiérrez Bermejo y que contó con la colaboración Neflix, también abordaron el papel de los festivales internacionales para posicionarse fuera de nuestras fronteras y las diferencias identitarias entre la acción real y la animación.
“La producciones de animación son tan caras que tenemos que apuntar a todo el mundo. Tienen que ser poco localistas y eso quita muchas cosas que querrías hacer. Me gustaría meter el humor de los cómics de Mortadelo y Filemón, del que soy fan, y siempre tienes que decir ‘no’. No tenemos esa esencia tan marcada” explicó Enrique Gato, que en Tadeo Jones 2 no renunció a introducir pequeños elementos asociados con España como La Alhambra de Granada o un traje de flamenca.
“La animación en Occidente se ha encajado en el cine familiar de aventuras. En Japón tienes tantos géneros en el cine de animación como en el de acción real. A mí me da mucha envidia esa diversidad. Es ahora cuando empieza a haber propuestas de otros géneros y esa es la gran barrera que nos queda por derribar”, apostilló.
Una nueva distribución internacional
Las plataformas han simplificado los mecanismos para que las películas lleguen simultáneamente a una audiencia global, con un único distribuidor, en lugar de contar con distribuidores locales de cada territorio. También fueron unos aliados para la distribución durante la pandemia, con los cines cerrados y la imposibilidad de mostrar las películas en festivales internacionales.
“Bajocero se iba a estrenar en salas y luego Netflix había comprado la ventana de exhibición posterior, pero llegamos a un acuerdo en la pandemia para estrenarla directamente en la plataforma, porque además las ayudas que nos habían dado para producirla exigían el compromiso de estreno en un tiempo determinado. Habíamos hecho un thriller para que funcionara en la taquilla española y, de repente, funcionó muy bien fuera. Es la gratísima sorpresa que te brinda trabajar con una plataforma que tiene tantos suscriptores en todo el mundo”, expuso Gordon.
“La vida de una película no está limitada a un territorio, se puede pensar a lo grande”, corroboró la productora de Contratiempo, Núria Valls, que recordó el inesperado taquillazo de la película de Oriol Paulo en los cines de China.
La llegada de las plataformas ha cambiado también el paradigma del sistema tradicional de financiación, especialmente en el caso de las ‘películas originales’ –que respalda la plataforma al 100% y tiene la exclusividad de exhibición– frente al mecanismo de la coproducción. “Me he visto obligada a hacer películas en inglés para poder armar la coproducción, el rodaje en un país, la postproducción en otro, un tanto por ciento del equipo de otro…Al final notabas que había algo que no la hacía sincera, que no la hacía sensata”, lamentó Núria Valls. “Hay más libertad creativa cuando hay una sola fuente de financiación que cuando hay coproducciones y muchos requisitos que cumplir”, corroboró Gordon.
El sello ‘cine español’
Preguntados por si existe un sello de ‘cine español’, cuyo máximo exponente es Pedro Almodóvar en el ámbito internacional, todos coincidieron en que no se percibe como algo unificado.
“Hay que distinguir entre que existan muchos nombres de prestigio y que el sello sea prestigioso”, advirtió Vigalondo. “Los nombres que se utilizan para hablar del cine español son los mismos que se usaban hace 20 años. Puedes tener un carrerón y solo representarte a ti mismo”, aseguró el director de Colossal, que recordó que en los inicios de los años 2000 “sí que se hablaba de un sello de cine de terror español” y narró la sorpresa que sintió el primer día que vio su nombre asociado a la etiqueta de ‘director europeo’. “Por un lado dices ¿Qué soy Truffaut? ¿No soy yo ‘pata negra’? Y por otro lado te sacude muchos complejos”, bromeó. “Si yo pudiera escoger, mis películas serían tan cercanas a mi idiosincrasia como pudiera, pero tengo que ser realista y prepararme para renunciar a ello o, al contrario, resaltarlo según el proyecto”, concluyó el realizador.
La mesa redonda coincidió con la fecha del Día del Cine Español, en el que se han destacado y recomendado en los medios de comunicación títulos míticos de nuestra cinematografía. Para Marisa F. Armenteros esta celebración ejemplifica qué películas asociamos con este sello y extrajo una reveladora enseñanza: “las que más éxito tienen, en cuanto a prestigio, son absolutamente locales”.