Tomàs Pladevall y el homenaje al cine

Fotografías de Montaña Gama Vilallonga · 13 septiembre, 2022

El director de fotografía, último premio Gaudí de Honor de la Academia catalana, comparte una charla online con Fernando Méndez-Leite tras el pase de Tren de sombras, de José Luis Guerín

Más de cincuenta años y más de cien película. Tomàs Pladevall es uno de los directores de fotografía más veteranos del cine español y ayer fue el protagonista de un encuentro en la Academia de Cine, donde intervino de manera telemática en una charla junto al presidente de la Academia, Fernando Ménde-Leite. Paralelamente, su homóloga catalana mantenía un encuentro con José Sacristán, Goya de Honor, en la Filmoteca de Catalunya.

La cinta escogida como muestra de la ingente obra de Pladevall fue Tren de sombras, de José Luis Guerín, un “homenaje al cine” rodado en Normandía, en el que el cineasta catalán reprodujo imágenes al estilo del cine casero de los años treinta. “Estudiamos cine amateur y conformé un decálogo: el cineasta amateur solo mira por el ojo derecho, nunca se agacha… toda una serie de tics que luego usamos. Muchas veces José Luis marcaba las pautas pero me dejaba solo con los actores. Fue muy divertido”, explicó.

Guerín se puso en contacto con Pladevall tras ver Gaudí, un documental friccionado donde el director de fotografía ya recreaba imágenes antiguas. “Estuvimos un año hablando de cine, en general. Tras ese tiempo él se declaró por fin y me propuso Tren de sombras. El rodaje fue muy rápido, porque había poco presupuesto, pero el montaje fue muy largo, de un año. Sobre todo porque no hay un solo trucaje digital, todos los proceso son fotoquímicos. Seguramente fue de los últimos montajes así, Guerín rescató una moviola”, continuó.

Para conseguir el aspecto antiguo de las imágenes, tiraron de imaginación: “achacábamos el negativo, que daba una angustia tremenda. Lo tirábamos por el suelo, rompíamos perforaciones, lo destrozábamos…”, detalló Pladevall. Trucos para otorgar “un clima a las imágenes” en consonancia con el perfeccionismo de Guerín, un director “tremendo. A veces había un plano de unas hojas secas y tardábamos media hora, discutiendo si poníamos una hoja un centímetro arriba o abajo”.

En una sesión a la que acudieron otros dos míticos y longevos maestros de la luz, Juan Mariné y José Luis Alcaine, el catalán reveló que actualmente está trabajando con un metraje donde aparece su propio padre, “que era entonces más joven de lo que yo soy ahora, lo cual es muy chocante”. “Es la maldición del cine”, respondió Méndez-Leite, “que nos quedamos en las imágenes eternamente”.

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