En Cuerdas, mi último cortometraje, realizo el retrato de una coral de mujeres que está a punto de disolverse al perder la subvención municipal que les permitía mantener su local de ensayo. Mi protagonista Rita (90) y el resto de integrantes tendrán que decidir si aceptar o no el patrocinio de una de las empresas más contaminantes del valle para sacar adelante la formación.
Este trabajo me ha permitido ahondar en aspectos que me interesan como la representación cinematográfica de la mujer a partir de los 50, ligada a movimientos vecinales y como portavoz de luchas sociales y la preocupación medioambiental, aplicando un enfoque que discurre entre los géneros de ficción y documental.
Y es que hace dos años, en unas jornadas de ecofeminismo, asistí a numerosos relatos de luchas medioambientales impulsados por colectivos de mujeres de todo el mundo. Entre ellos, escuché con atención la ponencia de una médica de Muskiz que, durante décadas, había comprobado los efectos devastadores de la contaminación de una refinería en la salud de las personas y del tejido social de su pueblo.
A partir de esas jornadas comencé un proceso de documentación y entrevistas del que pude escribir el guion de ficción que me permitía poner el foco en los aspectos que más me interesaban de la compleja realidad de la comarca.
Trabajar con este gran grupo de mujeres durante dos meses de ensayos, encontrar el lugar y la voz desde la que cada una se sentía cómoda para retratar la compleja realidad que viven, y dar con el dispositivo que me permitiera capturar la mayor naturalidad, fueron los retos a los que me enfrenté como guionista y directora para reflexionar sobre la importancia de la cooperación, la sororidad, la salud y el cuidado de la vida.
Presentar Cuerdas en Zabaltegi es muy emocionante, porque será el escenario perfecto donde todas las participantes, así como equipo técnico y artístico, podamos celebrar y compartir este trayecto que tanto aprendizaje y alegrías nos ha dado.
