Isabelle Huppert y el salto a lo desconocido

Fotografías de Abraham Blázquez · 9 junio, 2023

La icónica actriz francesa compartió charla en la Academia de Cine con Serge Toubiana, presidente de Unifrance, y el presidente de la institución, Fernando Méndez-Leite

Ha sido La pianista de Michael Haneke, Elle para Paul Verhoeven, una de las 8 mujeres de François Ozon y ha esperado El porvenir con Mia Hansen-Løve, entre otras docenas de historias. Isabelle Huppert es una de las actrices más reconocidas a nivel mundial, y este jueves pasó por la Academia junto a Serge Toubiana, presidente de Unifrance, en un encuentro moderado por Fernando Méndez-Leite que se enmarca en el programa ‘Francia está en pantalla’, en colaboración con Unifrance y el Instituto Francés.

Huppert, que estrena esta semana la película Un blanco fácil, de Jean-Paul Salomé, se mostró “muy feliz” de regresar a Madrid, ciudad donde estuvo hace un par de años con una obra de teatro, y ha comentado estar “esperanzada” ante la idea de trabajar alguna vez en nuestro cine.

Preguntada por Toubiana sobre el “salto al vacío” que supone enfrentarse a una historia nueva, la parisina ha asegurado que “cuanto más vamos hacia lo desconocido, más nos encontramos. No me gusta pasar por los sitios como una turista, y mi trabajo me permite conocer muchos lugares del mundo y comprobar cómo el cine nos unifica a todos, con nuestras diferencias”.

Filmar una película, para la actriz, es un ejercicio que “no ha cambiado tanto. Y en todas partes del mundo es igual, aunque se cuenten cosas distintas”. Huppert, que ha trabajado en Italia, Reino Unido, Irlanda, Luxemburgo, Austria, Estados Unidos, Portugal, Noruega, Rusia, Ucrania, Hong Kong o Alemania, rodará en breve una nueva película en Corea del Sur con Hong Sang-soo. “No sé lo que me espera, el cine siempre es una exploración de lo que aún no se conoce, incluso cuando los escenarios y los temas te son familiares”, continuó.

“La persona que te filma”, reflexionó la actriz, “es el único que sabe qué quiere ver. Lo que sucede alrededor es secundario. Además, una película siempre esconde otras, y eso es lo interesante”. Cada espectador, considera, “acaba viendo la película que quiere ver”.

Actriz autora

Jean-Luc Godard, Michael Cimino, André Téchiné, Bertrand Tavernier o Benoît Jacquot son algunos de los míticos cineastas que confiaron al principio de su carrera en esta ganadora del César, el BAFTA o el premio a Mejor Actriz en Cannes, que aseguró que “el cine es un lenguaje, algo que está antes de la palabra. Entre algunos de los grandes cineastas hay un punto en común, y es que no saben exactamente cómo elaborar sus discursos, porque buscan un lenguaje que no se puede verbalizar. Es algo que existe antes de la película”.

Sobre cuestiones más técnicas de puesta en escena, Huppert apuesta porque “la cámara esté cerca” del actor, que no debe temerla. “Todos los grandes actores y actrices no temen a la cámara”, secundó Toubiana. “A veces creemos que tenemos que hacer más para que se vea más”, respondió la intérprete, “y es al revés. Menos es más. Actuar no es hacer un cálculo, no es algo consciente, y la proximidad de la cámara potencia eso”.

Para Méndez-Leite, en cada película en la que ha participado Huppert “ha dejado su marca. Haga lo que haga, sea comedia, cine de época o lo que sea, es una película de Isabelle Huppert. Más que películas de autor, son películas de actor”. Y el espectador sabe que “si sale Isabelle Huppert, no va a perder el tiempo”. Halagada, la actriz francesa puso el acento en “lo colectivo” del oficio cinematográfico: “en el cine hay una fuerza telúrica que hace que todo el mundo se mueva al mismo ritmo, que los actores actuemos de una determinada manera… Nos vemos afectados por algo que se nos escapa”.

Cuando no está rodando o haciendo algún papel sobre las tablas, Huppert va mucho, precisamente, al teatro –“quizás porque es efímero, y el cine existirá siempre”–, además de descansar, leer, pasear y observar. Y al meterse de nuevo en faena, prepara los papeles respetando “las reglas” de su oficio, que hacen de un rodaje algo parecido a un “terreno de juego. A veces da miedo porque una filmación es menos precisa que el teatro o el tenis, pero siempre hay un marco, siempre estás dentro de ese marco y esto facilita las cosas”.

También hubo tiempo para glosar a Claude Chabrol, que era para la actriz “si no una figura paterna, como un tío con el que tienes complicidad”, y del que destacó cómo en su acercamiento al séptimo arte “no hay egoísmo. Él creaba personas más que personajes. De hecho, siempre rodaba con el objetivo de 50 milímetros porque le gustaba retratar las cosas tal como eran, y observar a través de la cámara cara a cara a los actores. Soltaba una gran carcajada cuando le sugerían usar otro”; y a Michael Haneke, quien le estuvo cinco años ofreciendo diversos proyectos que la intérprete tuvo que rechazar, por otros compromisos o por su maternidad. “Cuando me propuso La pianista”, explicó, “me dijo: es la última vez, si dices que no, se acabó. Por fin pudimos trabajar juntos, y después hicimos más películas. Cintas incómodas que, claro, no pueden gustar a todo el mundo”.

Cuestionada sobre si trabajaría alguna vez en el ámbito hispano, Huppert recordó La comedia de la inocencia, cinta gala firmada por el chileno Raúl Ruiz, que le ofreció “un personaje maravilloso. Fue fantástico volver a la ilusión del cine en toda su artesanía. Sin efectos especiales, sin apenas técnica, todo magia”, y alabó el cine español reciente como As bestas, La isla mínima o las cintas de Víctor Erice y Albert Serra, presente en la sala.

twitter facebook linkedin email