Pilar Palomero es consciente de que “está yendo todo muy bien. Y me lo digo”. En los últimos seis años ha encadenado tres películas y por segunda vez compite en la Sección Oficial de San Sebastián. Su tercer largometraje, Los destellos, toma el relevo de La Maternal en la lucha por la Concha de Oro del festival, la primera parada de esta historia en la que al igual que en las anteriores se ha volcado “completamente, he vertido el 100% de mí”, hasta el punto de rodar en un paisaje que conoce muy bien, el pueblo de su abuelo. Escrita y dirigida por la cineasta zaragozana, Los destellos se basa en el relato Un corazón demasiado grande, de Eider Rodríguez, y está protagonizada por Patricia Lopez Arnaiz, Antonio de la Torre, Julián López y la debutante Marina Guerola. “Habla sobre los cuidados mutuos”, apunta Palomero sobre este título que se centra en el reencuentro obligado de una pareja que no funcionó, Isabel y Ramón, cuando su hija le pide a su madre que lo visite, porque está enfermo.
¿Qué tenía Un corazón demasiado grande que le inspiró?
Fue una propuesta de Fernando Bovaira. Me contactó porque sintió que yo podía adaptar el relato. Yo nunca había hecho una adaptación y lo leí con mucho respeto, pero tuve muy claro desde el principio que quería hacerlo porque trata algunos de los temas que más me han interesado siempre: lo complejas que pueden ser las relaciones humanas, cómo a veces decimos “te odio” cuando sentimos “te quiero”, y lo contrario, y además habla de un tema que a mí me ha obsesionado y que está presente sobre todo en mis cortometrajes: del paso del tiempo, de las huellas que vamos dejando. No lo he vuelto a leer desde hace casi tres años porque fui consciente de que tenía que hacerlo mío. Siento que Los destellos son muy míos. He volcado mucho de mis vivencias y sentimientos.
¿Qué significado tienen estos destellos?
Quería conseguir este momento en el que sientes algo de manera muy intensa. Es muy difícil de describir, todos esos momentos que recordamos o tenemos la sensación de estar viviendo algo que en el futuro vamos a recordar. Ese término de Los destellos tenía algo también de belleza, de lo que brilla, lo que reluce, lo que nos deslumbra, para lo bueno y para lo malo.
Es su primera adaptación y también la primera vez que cuenta con un reparto al completo de actores profesionales. ¿Ha sido distinta la forma de trabajar?
He intentado coger todo lo que había aprendido en las anteriores películas con actores que era la primera vez que se enfrentaban al trabajo de interpretación y que lo hacían de un lugar distinto a alguien que lleva 50 películas. Coger todo eso e intentar utilizarlo. La propuesta sobre el papel con Patricia, Antonio, Julián y Marina fue decirles: yo quiero que partamos del texto, que nos olvidemos un poco del él, que volvamos cuando sea necesario, que lo tengamos como red de seguridad. También hemos trabajado más lo que tiene que ver con el backstory de los personajes. La película no lo explica mucho, pero era una información que ellos sí manejaban y sí que he tenido que acompañarles en ese viaje de ser muy milimétricos con la modulación de lo que sentían y eso se lo podía pedir por la experiencia que tenían y por el talento que tienen como actores.
¿Qué importancia le da a lo no dicho?
Me gusta más cuando una película me sugiere, que cuando me explica. En lo que tiene que ver con el pasado de la relación entre Isabel y Ramón, para mí lo importante era entender que es una relación que había acabado, como acaban tantas. Es una vivencia común, a no ser que pase algo muy dramático. Siento que es una manera de que quien vea Los destellos rellene esos huecos, ojalá con su propia experiencia.
En la película muestra cómo es el trabajo real de los profesionales de cuidados paliativos.
Muy pronto cuando escribí el guion necesité asesoramiento para entender la enfermedad de Ramón. Son anclajes que como guionista necesitas, entender sus síntomas, cómo puede evolucionar, etc. y tuve la gran suerte de conocer a un doctor de paliativos que es una eminencia y se llama Pablo Iglesias, que se interpreta a sí mismo en la película. A él y a su equipo los había visto en el documental producido por MOD sobre cuidados paliativos, Los demás días. Fue una referencia que trabajamos desde el primer momento con Fernando [Bovaira].
Y yo también sufrí la pérdida de mi padre, hace ya unos años. No de esa manera, pero era un tema que me tocaba muy de lleno. Y enseguida le propuse a Pablo si querían formar parte de la película. Nos han ayudado, a mí y a Antonio [De la Torre], a la hora de preparar su personaje y luego creo que todos ellos tienen una sabiduría, una humanidad que espero que se sienta. Es gente que está en contacto a diario con los temas más importantes de la vida y tienen una forma de estar presentes diferente. Para mí era importante hablar sobre los cuidados paliativos y escuchar lo que ellos opinaban y cómo ellos afrontan este proceso con los pacientes y con las familias. Los destellos habla sobre los cuidados mutuos. Todos entre ellos se cuidan.
Las relaciones madre-hija
Vuelve a las relaciones entre madre e hija, presentes en Las niñas y La Maternal. ¿qué tiene este vínculo que le apela?
No es algo que haga voluntariamente. Surge, aparece. Aquí ya parte de un relato en el que el detonante de la historia es la relación madre-hija. Sí es cierto que vuelvo una y otra vez a las relaciones madre e hija y supongo que algo habrá. Yo me fijo mucho en las trayectorias de otros compañeros y de cineastas que admiro y creo que cada uno tenemos nuestro tema. No quiere decir que luego las películas no puedan coger diferentes formas o temáticas, pero supongo que todos tenemos nuestras obsesiones y quizá a la tercera tenga que asumir que esta es la mía. Veremos. Tengo una relación maravillosa con mi madre, no tiene nada que ver con la realidad.
Está encadenando una película tras otra. ¿Le resulta fácil encontrar proyectos que le apasionan?
Siento que me interesan muchas cosas. Y me fascino mucho con las vivencias de los demás, ya sea a través de un libro, un encontronazo… En todo veo una potencial película. En ese sentido sí me resulta fácil decir ostras, aquí hay una historia. Luego a la hora de desarrollarla tienes que enamorarte mucho porque son muchos años, tiene que nacer de una urgencia muy visceral y profunda. Ahora mismo sí que tengo muchos proyectos guardados en carpetas que me gustaría darles forma y que estaban desde antes de Las niñas incluso. Llevo muchos años pensando, escribiendo, queriendo ser cineasta. Sí algún día no me apasiono por un tema, no me apetece estar tres años haciendo ese esfuerzo será un síntoma evidente de que es una película que no tengo que hacer. En las tres películas que he hecho y en las que estoy desarrollando me he volcado completamente, he vertido el 100% de mí.
“Me fascino mucho con las vivencias de los demás”
Con su ópera prima decía que lo difícil era hacer una carrera y que no se quería quedar solo como “la directora de Las niñas” ¿siente que ya lo está consiguiendo?
Creo que todavía es pronto. Me refiero algo mucho más a largo plazo. Sí soy consciente de que está yendo todo muy bien y me lo digo. Es un privilegio y hay mucho trabajo detrás. Con Las niñas todo lo que vivimos fue más allá de un sueño, era completamente inesperado. Sí que siento que La Maternal fue un paso adelante, con huella, en mi vida. Y ahora lo único que le puedo desear a Los destellos es que ojalá la vea mucha gente, sobre todo porque habla de cosas que me gustaría mucho que habláramos entre nosotros. A partir de este punto, Los destellos tiene vida propia y dirá cómo será mi cuarta película y cuándo la haré. Ganas de hacer la cuarta y la quinta las tengo, las ideas también y estoy con la sensación de tener muchas cosas que contar y de conectar con el público.
He tenido varias propuestas, tanto de crear una serie, como de capitanear la dirección y es algo que no descarto, que sí que me gustaría mucho, pero de momento, quiero priorizar los proyectos propios. Hay uno que estamos empezando ahora a desarrollar, con Valérie Delpierre y Álex Lafuente, que se titula Juana Domínguez y espero que sea la próxima película que hagamos.