Aitor Arregi y Jon Garaño: “Todos maquillamos nuestra realidad”

Por María Gil · Fotografías de David Herranz y David Heras · 27 septiembre, 2024

Se acercan a la figura del impostor Enric Marco en su nuevo largometraje, Marco, una de las Perlak del Festival de San Sebastián

La ficción y la realidad se entremezclan en el último trabajo de Aitor Arregi y Jon Garaño, hasta el punto de acuñar un revelador oxímoron: el de verdad inventada. Los cineastas vascos se dan licencia para fabular como el mejor camino para retratar a un hombre que fabuló sin escrúpulos sobre su propia vida. Marco es un thriller dramático inspirado en la historia real de Enric Marco, quién durante años fue capaz de mantener, ante la opinión pública y su propia familia, una gran mentira: haber sido prisionero en un campo de concentración nazi, llegando a presidir la Asociación Española de Víctimas del Holocausto. Los directores vascos llevan casi dos décadas ambicionando este caso para la gran pantalla y, tras La trinchera infinita, reinciden en la mirada a nuestra historia reciente y viajan desde Mauthausen y Flossenbürg a las entrañas de la ficción, fascinados por una figura camaleónica y llena de claroscuros, en la que nos podemos reconocer todos los seres humanos. “Con las redes sociales, la gente pone su mejor cara”, corroboran.

 

Han sido 18 años. ¿Qué ha ganado el proyecto en todo este proceso?

Jon Garaño: Es una obra distinta. Cuando nos lo planteamos, iba a ser un documental e iba a estar más centrado en el propio escándalo, en el momento en el que se descubre la mentira de Enric Marco.

Aitor Arregi: En estos 18 años cambia él y cambiamos nosotros y nuestra forma de ver.

J.G: Lo que iba a ser un documental se convierte en una ficción, pero dialoga precisamente con qué es ficción y qué es realidad. Basándonos en las propias experiencias de Marco, sobre todo de sus testimonios, la propia película juega a eso y creo que es lo que la hace especial respecto a otras obras que se han hecho sobre él, como el documental de 2009 Ich bin Enric Marco y el libro de El impostor, de Javier Cercas.

Avisan al espectador en la pantalla de que “algunos hechos pueden ser fabulados”.

J.G: Marco comienza con unos archivos documentales y una voz en off, del historiador, Benito Bermejo, muy escueto y dando unos datos que son objetivos, sin música, sin ningún artificio y empieza con una claqueta y ahí queda claro que lo que vas a ver es una película y hay margen para contar nuestra visión sobre Marco. El personaje da para tanto que se podrían haber contado otras historias, nosotros decidimos contar esta, en la que queremos plantear una reflexión sobre si a veces la realidad y la ficción se pueden mezclar. Y eso está en el contenido, pero también en la forma. Hay momentos en el que metemos al Enric Marco real, hay imágenes de noticiarios reales que se mezclan con otros creados con nosotros, incluso hay secuencias en las que se entremezclan lo que sucedió realmente, lo grabado con una cámara de un reportaje, con nuestra propia cámara de cine. Hay una serie de artefactos que nos servían para hablar de todo esto.

A.A: La idea es hacer una historia de ficción sobre un personaje real que cuenta una ficción que en parte es realidad. Es un caramelo para los creadores. Marco deja claro que mintió, que el historiador Benito Bermejo lo descubrió, y a partir de ahí vamos a caer en la fabulación como él cae, como caemos todos los que contamos historias.

Eduard Fernández se transforma en Enric Marco, además a lo largo de varios años. ¿Qué le pidieron a la hora de encarnarlo?

J.G: Cuando nos planteamos cómo trasladar el personaje a la pantalla, la elección fue no hacer una imitación, sino captar la esencia de cómo era. Y ha sido una base importante a la hora de crear el personaje. Hay muchos medios que le han entrevistado y nosotros le entrevistamos durante 15 horas, entonces Eduard pudo ver todo ese material y le ayudó para coger algunos tics e integrarlos en nuestro propio Enric Marco. Hemos modelado un Marco a partir del que hemos conocido.

A.A: El trabajo con Eduard ha sido un regalo. Se lo toma tan en serio que se mete en la piel de Marco de una manera casi enfermiza. Es una transformación no solo psicológica, también muy física. Engordó 20 kilos para hacerlo más creíble porque es consciente de que es un personaje muy conocido, sobre todo en Cataluña.

¿Sienten que han llegado a conocer realmente a Enric Marco?

J.G: A veces nos planteamos si el propio Marco sabe quién es en realidad. Tenemos la sensación de que conocemos algo de Marco, pero quizá el misterio siga vivo. En Marco hay muchos Marcos y es lo fascinante cómo una persona por huir de un ambiente que no le era del todo agradable, decide borrar todo, empezar desde cero, crearse una nueva identidad y a partir de ahí vivir una nueva vida. Y pudo mantener ese nuevo Enric Marco un montón de años, hasta que le descubren.

Y lo que es interesante es cómo se quiere aferrar a esa identidad que ha creado. Que es algo que todos hacemos alguna vez. Todos maquillamos nuestra realidad, no nos mostramos de igual forma cuando estamos con unos o con otros, adaptamos nuestra forma de ser, de comunicarnos con el otro y nuestra actitud sobre la vida, incluso. En la vida real, con las redes sociales, la gente pone su mejor cara, sus mejores momentos, para que le digan qué bien te lo estás pasando, qué vida más guay tienes y qué bien te va todo. Quizá hace 15 años sería más difícil explicarlo, pero hoy es tan evidente que yo creo que gran parte de los seres humanos somos así. Nuestra gama de personajes quizá es menor que la de Marco.

“Nos planteamos si el propio Marco sabe quién es en realidad”

¿Creen que se arrepintió en algún momento o se seguía aferrando a su propia verdad inventada?

A.A: Lo entrevistamos en 2011, seis años después del escándalo, pero varios años antes de la publicación del libro de Javier Cercas. Es una entrevista que cuando la ves a posteriori nos genera una sensación extraña. Cuando a una persona le han cazado diciendo una gran mentira y tú te enfrentas a ella años después, la sensación es “¿pero esto va a ser real?” Ya tienes la duda. Y cuando te das cuenta que también nos mintió a nosotros en esta entrevista, la sensación es que no sacas datos reales, sino un perfil de un personaje.

J.G: Una de las cosas que se le ve claramente es que se sentía muy cómodo respondiendo algunas cosas, unas porque son verdad o porque se las había acabado creyendo, y otras en las que no se sentía tan seguro se ponía más nervioso y salía por peteneras. Pero siempre conseguía articular un discurso que te hacía pensar que te había respondido. Era muy hábil con las palabras y por eso pudo mantener esa mentira durante tanto tiempo. Pero si en algún momento se llega a arrepentir, nunca lo llega a decir. Él lo que quiere es defenderse y demostrar algo que es real y que cree que es importante, y es que estuvo preso en una cárcel en Alemania. Pero un campo de concentración y una cárcel, aunque sea en la Alemania nazi, no tienen nada que ver, pero sí fue, en algún momento de su estancia en Alemania víctima también del régimen nazi. Muchas de las declaraciones que parecen sorprendentes de la película, como que después de todo lo que pasó él podía seguir dando charlas y podía ser útil a la Asociación Española de Víctimas del Holocausto, nos las dijo a nosotros y lo decía con total convencimiento. Queremos transmitir su lucha interna, que no paró hasta el final. El titular de la entrevista podría ser “yo no me voy a rendir” y de hecho en algún momento lo dice.

No es quién lo cuenta, sino cómo se cuenta

En una película con un papel tan importante de la memoria y del rigor histórico. ¿Con qué documentación y asesoramiento han contado?

J. G: Hemos leído libros sobre la deportación española, sobre los campos de concentración en general y luego hemos contado con la colaboración de Benito Bermejo, con el que fuimos en 2020 en un viaje a Mauthausen y Flossenbürg. Nos reunimos con la Asociación Española de Víctimas del Holocausto y con familiares de deportados; estuvimos también con los responsables del campo de concentración de Flossenbürg… Ha sido un trabajo de documentación en diferentes ámbitos y contrastándolo con diferentes personas.

Muestran el homenaje, por primera vez, a los republicanos deportados por el III Reich que realizó el Gobierno de Zapatero. Como ya hicieron en La trinchera infinita, siguen atentos a la memoria histórica de nuestro país.

A.A: No es una cosa que tenga una estrategia. En nuestra productora, Moriarti, cada determinado tiempo nos reunimos y soltamos los temas que nos interesan y se debaten. Al final se van repitiendo, aunque al principio no seas muy consciente, pero de repente igual hay un punto de unión. Pero no es una cuestión de queremos convertirnos en el adalid o en los representantes de estas historias porque hay un razonamiento detrás. Son historias que nos apelan, nos llaman y que hablan de temas que nos incumben y nos interesan. En Marco lo primero que nos hace explotar es el escándalo y a partir de ahí nos preguntamos ¿esto de qué habla? Pues habla de memoria histórica, de la vanidad, de la necesidad de ser respetados, queridos y admirados.

La memoria histórica hoy en día sigue generando mucho debate porque no hay interés ni consenso en decir esta es la memoria y para mí este es bastante dramático. Habría que acordar unos mínimos, pero hay mucha gente que niega la mayor y que dicen que esto no fue así. Marco habla de la posverdad. Y ahí entra otro tema que es fascinante para nosotros que no es quién lo cuenta sino cómo se cuenta. Y muchas veces preferimos que nos lo cuenten como en El niño con el pijama de rayas, para que nos entre mucho mejor y a la vez seamos conscientes de lo dramático que fue, pero es más digerible y lo podemos contar a nuestros hijos. Ahí hay un caldo de cultivo que Enric Marco recogió.

Marco habla de memoria histórica, de la vanidad, de la necesidad de ser respetado”

Parece que la película llega en el momento justo, en un presente de fake news y fact checking.

J.G: Es interesante lo de los medios de comunicación. El tema de que no se verificó y se le daba un altavoz a una persona que decía que había estado en un campo de concentración porque era el que mejor lo contaba, el que lo hacía más atractivo. Prefieres que te lo cuenten bien, conciso y si puede ser emotivo porque va a llegar mejor. Es casi lo prioritario, no tanto el contenido como el continente. Y los medios de comunicación le atendían de una forma cuando era deportado y luego les interesó muchísimo más el escándalo. Lo gracioso es que en este juego que tiene la película, un poco de metacine, nosotros tampoco la hubiéramos hecho si no llega a ser por el escándalo.

A.A: Marco conocía como funciona la sociedad y en esos pliegues se movía bien. Los “Marcos” se mueven muy bien en ese punto de “no me van a estar pidiendo constantemente el DNI para todo” y por eso creo que algunos Marcos medran y otros caen. Hay muchos “Marcos” que están ahí y que igual no les descubrirán.

Enric Marco falleció en 2022. No les sucederá lo mismo que a Javier Cercas en la presentación del libro, que acudió para criticarlo. ¿Qué creen que diría de la película?

J.G: Nos lo planteamos constantemente y no tenemos una respuesta. Hay muchas cosas de la película que no le gustarían, pero otras igual sí. Lo que sí tengo claro es que la hubiera visto y vendría de cara a decirnos lo que opina. Esa valentía la tenía. Después del documental y después del libro, a pesar de todos los palos que le daban, él seguía yendo a los medios de comunicación a defenderse. Y en este caso iría a los medios de comunicación a dar su opinión.

A.A: Igual le grabaríamos y haríamos una nueva versión extendida.

  • Tras su paso por el Festival de Venecia y por Donosti, Marco llegará a los cines el 8 de noviembre.

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