Indispensables del cine español | Homenaje a Profesionales 2024

Fotografías de Cortesía de los premiados. Imagen Juan Gatti (PeterLindbergh) María Silveyro (@mambru_fotos) y Teresa Toledo (© Ramón Laserna) · 18 noviembre, 2024

Sus oficios están alejados de los focos y las alfombras rojas, pero son esenciales para el cine español. La Academia de Cine reconoce a Emiliano Allende, Juan Gatti, Salvador Gómez Calle, María Silveyro y Teresa Toledo por sus largas carreras al servicio de la cinematografía con el Homenaje a Profesionales 2024, que les entregará este martes 19 de noviembre en la sede de la institución. Nos acercamos a las trayectorias del director de la Semana de Cine de Medina del Campo, el artista gráfico, el ayudante de cámara y foquista, la cofundadora de ‘Ocho y Medio Libros de Cine’ y la especialista en programación cinematográfica y gestión cultural, que dan las claves de cómo entienden estas profesiones que les apasionan.

Emiliano Allende | Director de la Semana de Cine de Medina del Campo

Todo empezó cuando era muy pequeño, en las butacas dos y cuatro de la fila 15 del cine Coliseo de Medina del Campo. “Un amigo tenía entradas gratis para esas butacas”, en las que vio muchas películas “del oeste y policiacas, que es como se llama entonces al cine negro”. Emiliano Allende sintió el flechazo por la gran pantalla y, ya de mayor, decidió devolverle ese amor en su ciudad. El fundador y director durante 22 años de la Semana de Cine de Medina del Campo recibe “profundamente agradecido” un Homenaje a Profesionales que espera le permita “reconocer a personas que están detrás de los focos, pero sin los cuales el cine no sería posible”.

La historia del certamen que fundó se remonta a 1988, cuando en el ayuntamiento de la ciudad “había interés por desarrollar actos culturales”. Allende pertenecía entonces al Consejo Sectorial de Cultura y propusieron hacer una muestra de cine que empezó programando películas de autor y en versión original (recuerda divertido las primeras críticas porque al público no acostumbrado “no le daba tiempo a leer los subtítulos”) para después centrarse en el mundo del cortometraje.

Tras ver algunas películas breves de Jim Jarmusch, “decidimos reunir algunos cortos y apostar por crecer por ahí, porque además así podríamos dar oportunidad a cineastas más atrevidos”. Configuraron entonces unas nuevas bases para el festival, “y ahí empezó a tener una seña de identidad que luego ha crecido hasta lo que es en la actualidad”. Respetando la cercana Seminci, centrada en los largometrajes, la Semana de Cine de Medina del Campo se acabó convirtiendo así en una de las mecas del corto en España.

La defensa del corto ha sido uno de los ejes principales de la carrera de Allende, a quien guardan cariño numerosos cineastas que encontraron en Medina uno de sus primeros escaparates. “Una obra de corta duración puede ser tan buena o mejor que una larga”, asegura, “yo siempre lo comparo con la música: una obertura o una pequeña obra puede ser mejor que una sinfonía”. Y le gustaría que se recuperara “la tradición de proyectar un corto antes del largo, porque sería el mejor modo de reivindicarlos”.

Sobre el papel de las muestras cinematográficas, declara que “es muy importantes y en estos momentos mucho más. El cine de autor, o como se le quiera llamar, está amenazado. No solo por una autocensura, sino por las cada vez más numerosas películas y series desprovistas de valores”. Piensa que en muchas ocasiones “no importan ni el guion ni los actores, lo único que importan son los efectos especiales y todo el capital del que las majors disponen, y ponen al servicio de las cadenas”. Para Allende, el público sale “fortalecido después de asistir a un festival y ver tres o cuatro películas excelentes. Es necesario que los certámenes sepan programar con criterios de igualdad, calidad y todo aquello que hoy preocupa a la sociedad”.

Y el futuro de la aliada natural de los festivales, la sala de cine, depende a su parecer de “cómo se expanda el mercado. Creo que hay muchas personas que siguen queriendo ver el cine en una sala, aunque también es cierto que a veces tengo que salir de una sala Porque la proyección es mala y veo mejor la película en el 80 pulgadas de mi casa”. Apuesta a que estos espacios sepan “reinventarse”.

Juan Gatti | Artista gráfico

El cine le ha dado mucho, “por no decir todo” a Juan Gatti, uno de los grandes creadores de imágenes del mundo actual para quien, desde pequeño, este medio fue “un escape, una fantasía y parte de mi educación. Tuve un contacto muy temprano con el mundo de la gráfica cinematográfica a través del material promocional que tuve ocasión de ver en el cine que tenía un tío mío”, recuerda este conocido profesional, que fue en la sala propiedad de su pariente donde disfrutaba mucho viendo los lujosos pressbooks, sobre todo de películas americanas,  que los distribuidores le enviaban. “Recuerdo por ejemplo el de la versión de Cleopatra de 1963, con Elizabeth Taylor, que te creaba un enorme deseo de verla. Era el arte de vender una película a través de un producto gráfico”, rememora  el que ha creado los carteles de la mayoría de las películas de Pedro Almodóvar.

Reconocido por la Academia “por lo que supongo que he hecho bien las cosas”, este artista gráfico que nació en Buenos Aires y que lleva más de cuatro décadas afincado en nuestro país, encontró en los dibujos su  forma de expresarse. “De niño me pasaba el tiempo haciendo dibujos y collages y eso me llevo al arte y a estudiar Bellas Artes. El hecho de convertirme en artista gráfico fue porque realmente prefería una forma de comunicarme con más público, integrarme en la vida cotidiana de la gente con mis diseños, no me interesaba el mundo de los museos”, cuenta este nostálgico del pasado a quien le gusta transformar esa añoranza “en un hecho presente a través de mi trabajo”.

Premio Nacional de Diseño 2004, este creador de imágenes está al servicio del hecho creativo de otras personas. Ha puesto en gráfica películas de Pedro Almodóvar (desde Mujeres al borde de un ataque de nervios a La habitación de al lado), Susan Seidelman, Álex de la Iglesia, Fernando Trueba, Manuel Gómez Pereira, John Malkovich, Gerardo Vera o Félix Sabroso, entre otros cineastas, y en discos de Mecano, Miguel Bosé, Ana Belén, AlaskaNacha Pop.

“Un cartel es como el envase, es lo que comunica un producto al público y debe cumplir la función que ya está teniendo”, dice Gatti, que ante la pregunta de por qué a veces un cartel se recuerda más que la propia película, contesta que “algunas veces será porque es mejor que la película y otras porque hace recordar la película a la gente y crea una conexión mental. Hay carteles que realmente son válidos gráficamente por sí mismos, pero siempre es como una llamada a la memoria sobre la película”.

Artífice de carteles de cine que se han convertido en iconos, el que es un referente especialmente para la gente joven, “lo que reafirma el valor de mi trabajo”, advierte que ha cambiado mucho la forma de comunicación. “En el futuro, el cartel tenderá a desaparecer como todo lo que está impreso y serán animaciones que se proyectarán en pantallas, en las calles. En este momento, los carteles se ven más en Instagram que en la calle. El póster en la calle va a desaparecer”, subraya Gatti, para quien la globalización es “una cosa nefasta porque no hay una personalidad y las cosas se manejan más por tendencia que por un hecho creativo”.

Salvador Gómez Calle | Ayudante de cámara y foquista

Unido al cine desde muy joven, Salvador Gómez Calle empezó a formarse en el antiguo el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, al que llegó por mediación de un familiar, y que terminó por abrirle un universo del que nunca ha terminado por separarse del todo. “En la escuela comencé formando parte del laboratorio, y esa experiencia me marcó para el resto de mi profesión. Era muy importante tener bases y experiencia en el revelado y en temas de laboratorio”, recuerda Gómez Calle, en declaraciones a la Academia de Cine, tras conocer que será uno de los profesionales homenajeados este año.

Un total de 228 producciones cinematográficas componen la filmografía de este ayudante de cámara y foquista, para que el que lo importante de su profesión siempre han sido los compañeros con los que ha trabajado en su excelsa trayectoria. “Me quedo con todo lo que me dio esta profesión, que son cientos de compañeros de aquí y de fuera de España con los que he ido coincidiendo y aprendiendo película a película. Muchos de ellos han sido incluso amigos, con los que he compartido vida”.

Entre esos compañeros están Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar, José Luis Garci, Eloy de la Iglesia o actores como Arnold Schwarzenegger o Chistopher Mitchum, nombres que forman parte de la historia del cine dentro y fuera de nuestras fronteras, y que él considera “injusto” acordarse únicamente de ellos porque, “son muchos años, muchas películas, y de todos guardo un recuerdo imborrable. Técnicos o actores, da igual, el cine es de esos trabajos que se hacen en conjunto, y eso es lo que siempre me ha llamado la atención. Yo volvería a ser foquista y ayudante de cámara”.

Recuerda con enorme cariño el trabajo al que dedicó su vida, y que siguió alimentando su pasión por el cine. Una pasión que ha trasladado a su hijo Salvador, que forma parte también de la industria, y al que le ha trasmitido siempre la importancia del trabajo de equipo en las películas. “Del trabajo, siempre decía lo mismo, aquí es importante todo el mundo desde el que ha limpiado por la noche para que el plató este lucido y hermoso hasta el que cierra la puerta del estudio por la noche. Todos somos importantes”, señala este veterano ayudante de cámara y foquista, que reitera que, si tuviera la oportunidad, volvería a dedicarse a esta profesión que le ha llevado a trabajar en películas como Conan, el bárbaro, de John Milius; o El abuelo, de Garci.

Salvador Gómez Calle es uno de los profesionales que reciben el homenaje de los miembros de la Academia este 2024, un técnico que, afirma, “muchas noches sueño que estoy en un rodaje, y lo seguiré haciendo mientras viva”, y al que este reconocimiento le hace “una ilusión tremenda, que agradezco a los compañeros y compañeras de profesión porque, es un placer haber compartido vida y cine con todos vosotros y que tengáis el detalle de reconocer mi carrera me hace muy feliz”, concluye.

María Silveyro | Librera y cofundadora de Ocho y Medio Libros de Cine

Un lugar de encuentro, un espacio en el que se reúnen personas de diferentes países interesadas en los libros y en el cine. El deseo de los fundadores de Ocho y Medio, María Silveyro y Jesús Robles, se  ha hecho realidad  porque esta librería de fondo con muchos libros -casi 30.000 títulos- es el sitio ideal para curiosear, tocar, escuchar recomendaciones, comprar, hablar de películas, compartir un café…

”No es solo un sitio donde se venden libros, somos un punto de encuentro para los profesionales del mundo del cine. Muchas personas latinoamericanas que van al Festival de Cannes y pasan por Madrid no se ven en su país,  y se encuentran aquí”, asegura Silveyro que, por segunda vez, ve reconocida por la Academia la labor de esta librería en la que tienen cabida todos los gustos, edades y estilos de historias en libros, películas, libros sobre películas y películas basadas en libros, que en breve celebrará sus 30 años de existencia. “Este homenaje compartido supone mucho agradecimiento”, recalca Silveyro, que  siempre habla en plural. “Es que Jesús -su marido, que falleció en 2013- está en todo lo que es Ocho y Medio’, subraya.

Tres décadas dan para mucho. Edición de guiones -se inició bajo el sello ‘Ocho y Medio’ y ahora continúa con el nombre de ‘Setenta teclas’ y publica cada año cuatro títulos-, sesiones de oficios de cine, clases de guion, presentaciones, eventos culturales, monólogos, encuentros y entrevistas conviven con estanterías llenas de libros y mesas con novedades y títulos clásicos. “Lo más importante es la red de gente que hemos hecho. La librería me ha dado muy buenos amigos, la mayoría de ellos pertenecen al cine, con los que hemos creado unos estrechos vínculos de amistad. Aquí estoy como en el salón de mi casa porque todos los días viene gente de la profesión con los que hablo de cine, literatura, de todo”, dice.

Muy cercana, María Silveyro da mucha importancia a la atención personalizada. “Me gusta mucho enseñar y recomendar libros. Tengo que estar atenta a las novedades porque todos los días se publican autores nuevos”, comenta esta librera vasca, que siempre recomienda ‘El cine según Hitchcock’, ‘¿Qué es el cine?’, de André Bazin,  y las biografías de Jonas Mekas, y que entre los bestsellers de la librería cita ‘El guion’, de Robert McKee, y ‘El último sueño’, de Pedro Almodóvar.

Aunque no le viene de herencia ser librera, su profesión es su pasión. “Nos hemos ido adaptando a los tiempos, todo ha ido fluyendo de manera natural. Las presentaciones, por ejemplo, en otras librerías están más estructuradas. A nosotros nos llaman al móvil y en unas horas organizamos una. Habíamos visto muchas librerías-café en Buenos Aires y en Berlín, y decidimos apostar por esta combinación. Librería y hostelería se alimentan la una a la otra”, apunta Silvyero, que cuida especialmente los escaparates del que es un lugar de culto para los amantes del séptimo arte. “Jesús puso en marcha lo que ya es una tradición decorar con atrezzo de las películas que se van  a estrenar en los cines”.

Convencida de que hay “un renacer” de las librerías “pequeñas e independientes”, la propietaria de Ocho y Medio se remonta a 2004, año en el que  la librería fue distinguida por la Academia con el Premio González-Sinde por su “extraordinaria labor en la difusión de la cultura cinematográfica a través de los libros, y en particular por su encomiable labor de edición de guiones y otros textos sobre cine español”. “Este premio nos dio visibilidad, nos ayudó mucho”, agradece Silveyro, que se mueve como pez en el agua entre los libros, carteles de películas y calendarios, entre otros artículos vinculados al mundo del cine.

Nada mitómana, esta librera participativa que comparte sus conocimientos con todos los que entran en Ocho y Medio, recuerda la ilusión que le hizo tener a Quentin Tarantino en su espacio. “Estuvo más de cuatro horas. Compró muchos libros y posters”.

Teresa Toledo | Especialista en programación cinematográfica y gestión cultural

Lleva toda una vida dedicada al cine latinoamericano. Desde su Cuba natal, donde comenzó a trabajar en 1963 en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, a la actualidad, donde es la especialista de cine de la Casa de América de Madrid, desde 1996. Teresa Toledo (La Habana, 1946) habla de su profesión como “una vocación” y “un reto permanente, porque tienes que conquistar a mucha gente para que vaya a disfrutar, reflexionar, ver y descubrir lo que tú como programadora le ofreces”.

La Casa de América no es un cine al uso y por ello Toledo programa dentro de los ejes prioritarios de esta institución cultural y diplomática, enfocada en la difusión, el estudio y el debate de todo lo que sucede en la Comunidad Iberoamericana de Naciones. “De las películas latinoamericanas que se exhiben muchas no se podrían ver si no las proyectáramos nosotros”, señala la especialista, que pone especial atención a “todo aquello que no se conoce, los países de pequeña cinematografía, visibilizar lo invisible, desde lo contemporáneo a filmes restaurados, y películas que te sirven para analizar una situación” relacionada con las ciencias sociales, el género, la inmigración, los pueblos originarios, la política, la economía, la literatura o las artes visuales de esos territorios.

“Nuestro trabajo también es creativo, no se puede convertir en un trámite”, defiende Toledo, que se considera una privilegiada por este espacio que encontró “en mi país de acogida” para trabajar en lo que más le gusta –“Dicen que solo el 10% de la población hace un trabajo que ama”–. Y en esta labor, resalta la vinculación entre el cine español y el latinoamericano. “Es muy importante apoyar a toda la industria del cine español, a las distribuidoras y productoras que apuestan por el cine latinoamericano”, corrobora la gestora cultural, que también da cabida a eventos en colaboración con diversas asociaciones, festivales y premios del audiovisual de nuestro país. “En España hoy por hoy hay un amor y un apoyo por ese cine, no se hace por cuestiones económicas, se enamoran de esas historias”, relata.

El Festival de La Habana, Ventana Sur, el Festival de San Sebastián y los Premios Platino, entre otros certámenes, han contado con la curaduría y el saber hacer de esta experta en cine latinoamericano, que en estos más de 60 años de trayectoria ha sido testigo de su evolución. “Cuando empecé había que descubrir la potencia de esa cinematografía, había países que no tenían nada, todo era utopía. Hoy en día es difícil encontrar un país, por pequeño que sea, que no tenga una buena película en América Latina y el Caribe”, asegura Toledo, que tiene claro que “el cine universal se ha enriquecido con el cine latinoamericano”. Celebra los avances de esta cinematografía, que se evidencian a la hora de programar, porque “hoy todas tienen un agente de ventas internacional, tienes que ver si se va a comprar en España o ya se ha comprado. Eso te dificulta, pero es una alegría al final. Me siento orgullosa de lo que está pasando hoy, donde también han surgido muchos productores muy jóvenes en América Latina”.

Licenciada en Historia por la Universidad de La Habana, llegó al cine por casualidad, cuando buscaban mecanógrafas en la Cinemateca de Cuba. Esa coincidencia afortunada se ha convertido en una vocación permanente para esta profesional que se define como “patológicamente positiva” y que se enfrenta al día a día de conquistar al público buscando “la excelencia”, que le ha hecho merecedora del Homenaje a Profesionales 2024 de la Academia. Ya no ve cinco películas al día, como en el Cineclub de su ciudad natal, pero sigue muy permeable a las historias. “Cuando voy al cine, me gusta sobre todo lo que me dicen las películas. Hay algunas que no son buenas, pero que me están poniendo sobre la mesa puntos de vista en los cuales nunca pensé”, destaca.

twitter facebook linkedin email