Julia Juaniz: “Mi obra nunca va a ser de respuestas, siempre de preguntas”

Por Chusa L. Monjas · 5 mayo, 2021

La montadora navarra ha sido reconocida con el Premio Ricardo Franco del Festival de Málaga-Academia de Cine

Como un punto de partida para que se hable y se reconozca el montaje, “que en España no está tan valorado como fuera”, ve Julia Juaniz el Premio Ricardo Franco, galardón impulsado por la Academia de Cine y el Festival de Málaga que recogerá en la 24 edición del certamen andaluz. Más de 30 años y en más de 60 películas y documentales lleva la montadora navarra jugando con el espacio y el tiempo, “escribiendo el guion final” de historias dirigidas por Carlos Saura, Víctor Erice –los críticos americanos calificaron de obra maestra el montaje del corto Alumbramiento–, Rafael Gordon, Alberto Morais, Ramón Barea, Paula Cons, Bobby Moresco, Mark Steven Jhonson, Paula Palacios, Paula Cons, Inés París, Mercedes Álvarez y Daniel Calparsoro, entre otros. Una labor silenciosa, a menudo invisibilizada, de la que Juaniz disfruta mucho, siempre bajo las premisas de no montar más de una película a la vez y contar con un ayudante.

Defensora del cine como herramienta de aprendizaje en las aulas, esta artista multidisciplinar –es fotógrafa, pinta negativos de películas que posteriormente proyecta, realiza cajas de luces y escribe y dirige cortometrajes– subraya que el séptimo arte es “mi vida” y que ir al cine “es entrar por primera vez a un mundo desconocido sin saber lo que te espera dentro”.

 

Es la segunda montadora que recibe el Premio Ricardo Franco –la primera fue Teresa Font–.
Estoy contenta, sorprendida y agradecida por este reconocimiento. Que los premios te lleguen a una cierta edad me parece más emocionante. No trabajé con él, pero conocí a Ricardo Franco en mis comienzos en Madrid porque vino a ayudar a un director con una película que tenía problemas. Nos hicimos amigos, le quería muchísimo. Ricardo era un ser muy libre, me enseñó cosas, me contaba historias, su romance con Jean Seberg…

¿En qué momento de su vida profesional llega este reconocimiento?
En un buen momento, especial, en el que, como siempre, intento hacer mi trabajo lo mejor posible.

¿Para que sirven los premios?
Para disfrutarlos. Los días que esté en Málaga me reencontraré con amigos, conoceré gente nueva. Y al día siguiente seguiré adelante con mi vida.

¿Qué le llevó al montaje?
Nací en un pueblo de 100 habitantes, y todos los sábados y domingos iba con mi familia al único cine que había en Arellano. Las películas de romanos y del Oeste que vi desarrollaron mi imaginación, a veces entendía las películas, otras no, pero por la noche las pensaba muchísimo, las tenía en mi cabeza. Estudié en Pamplona, donde había un cineclub de los jesuitas que celebraba coloquios con personas que hablaban de cine y de la vida. El cine te abre la cabeza a otros mundos, a otras vivencias y situaciones. Después me fui a estudiar Medicina a Zaragoza, una ciudad con mucha tradición cinematográfica, y me apunté a la escuela de fotografía Espectrum. Me marcó mucho ver exposiciones de Dorothea Lange y Nicolás Lekuona,  y las matinales de cine ruso y de Chaplin que vi en los cines Bogart. En ese momento me doy cuenta que quiero hacer cine, pero no sabía cómo.

En esos años se gastaba todo el dinero en lo que quería, en el cine.
Con unas amigas creamos un cineclub y, no sé cómo, conseguíamos las películas, y en librerías buscábamos sus reseñas que nos aprendíamos de memoria para luego escribirlas. Luego viajé a Londres y, aunque no sabía inglés, me apunté a una escuela. No entendía nada, pero allí conocí a muchos directores y leí muchísimos libros de cine. No había trabajado en el sector, pero sabía de cine porque había visto muchos filmes y, desde pequeña, leído libros.

Entonces aparece en su vida el director Javier Aguirre.
Iba a rodar en Donostia La monja alférez, y le lloré para que me dejará estar en la película. Por mi tozudez, me comparó con Esperanza Roy, la protagonista. Empecé como meritorio y cuando terminaron los exteriores, pensó en mí para que le llevara todos los días el guion y así pudiera ver un rodaje. Fue algo mágico. Yo estoy en el cine por Javier Aguirre.

En las emociones del espectador

¿Cuál es su disposición cuando entra en la sala de montaje?
Mi actitud siempre es la de darlo todo para hacer una buena obra. Aprendí muy rápido que como entregue una película, va a quedarse siempre, ya no cambia.

Soy una persona intuitiva, me gustar curiosear, reflexionar en silencio esperando que algo aparezca, aunque no sepa bien de que se trata. Mi obra nunca va a ser de respuestas, siempre de preguntas. Cuando estoy montando, siempre estoy pensando en las emociones del espectador, y también recuerdo mi ingenuidad, mis sueños. Yo creía que con el cine se podía cambiar el mundo y ayuda a cambiarlo, pero cuesta mucho.

«Esta es una labor de reflexionar y probar»

¿Cuál es su visión sobre cómo tiene que montarse una película?
No hay nada más creativo que tener un material en bruto para trabajar las secuencias en colaboración con el director. Con el material que te dan, piensas si pones un plano corto de actor, un plano medio o un plano general. No me gusta que me digan cómo lo ha pensado el director, prefiero crear una secuencia y, entre la que he hecho y la que ha pensado el director, a veces sale una mezcla de las dos que es la buena. Otras veces, la que se queda es la del director, y otras la mía. Hay que tener tiempo para pensar porque esta es una labor de reflexionar y probar.  Es muy importante tu intuición, sensibilidad, imaginación, experiencia, tus vivencias, pero el mayor secreto es el trabajo. La parte técnica se aprende, la artística es más complicada de enseñar.

¿Se ha encontrado con muchos directores que tomen la iniciativa a la hora de montar?
De todo. Si algo de lo que estamos haciendo no me gusta, sé que vamos a llegar a algo que nos satisface a los dos. Con educación, siempre digo lo que pienso.

Con Saura ha formado duplo en diez ocasiones.
Carlos y yo somos amigos, y eso ayuda. Si conoces al director, es más fácil, la colaboración es más abierta, más reposada. Cuando estoy editando, soy muy tranquila, lo que no quiere decir lenta.

Nicholas Ray solía decir que un director que solo sabe de cine es un pésimo director, lo mejor que puede hacer es interesarse por el mayor número de cosas. Este es el caldo de Saura porque pinta, hace fotografías, escribe…

¿Qué cinta le hubiese gustado montar?
Pues todas las historias con las que he disfrutado, que me han hecho pensar y me han emocionado, pero como ya están hechas…Revisando In The Mood for Love, donde el montador también hace el vestuario y la decoración, pensé qué suerte poder hacer todos estos procesos.

¿Alguna vez ha sido consciente de que estaba montando una película importante?
Sí. Leyendo un guion sabes si la historia tiene algo.

Cuando ve una película mal montada…
Me da pena. Me llaman bastante para que haga estudios de películas que han tenido problemas, que no han funcionado; qué secuencia habría eliminado, si hubiese llevado la secuencia 40 a la 20, lo que hubiese cambiado la película…

Sufro con los cortes mal hechos.

Outsiders de la industria

¿Qué le parecen los montadores/as del cine español actual?
Conozco a los de mi generación, a los que venimos de la moviola. Con los más jóvenes no tengo mucha relación, pero cuando veo una película bien montada me quedo con los nombres e intento ver las cosas que han hecho. Es importante la Asociación de Montadores Audiovisuales de España (AMAE) para que intercambiemos experiencias y conocimientos.

¿Destacaría alguno/a?
A Diana Toucedo.

¿En qué parte del proceso de realización de una película aparece?
Intento tener el guion e ir a su lectura porque ahí sabes cómo va a ser, cómo la quieren rodar, y la piensas de otra manera. Desde el primer día de rodaje, enseño lo que voy haciendo para poder tener un premontaje lo antes posible y así el director/a va viendo como están los actores, aunque los ve en el rodaje pero es otra visión que ayuda.

¿Qué aconsejarías a los y las jóvenes que están formándose en montaje?
Aprender idiomas, leer libros de cine y ver películas para fijarte si tienes tres planos o dos para hacer una secuencia, cómo se hacen los cortes…Y, por supuesto, ver el proceso de hacer una película.

¿Cómo afectan los cambios tecnológicos a su trabajo?
La técnica avanza y hay que adaptarse porque siempre es para mejor. El montaje digital es una maravilla, pero de mi manera de trabajar con la moviola mantengo el quedarme siempre con las emociones que me produce la primera vez que veo el material. No olvido lo que he sentido, y a partir de ahí pienso cómo crear la secuencia. Hago un trabajo mental previo, y eso me queda de la moviola.

La legendaria montadora Anne V. Coates dijo: “mientras fue un trabajo secundario, dejaron a las mujeres hacerlo, pero cuando la gente se dio cuenta de lo interesante y creativa que podía llegar a ser la edición, los hombres apartaron a las mujeres del camino y se hicieron cargo”.
La visibilidad es clave para reivindicar el talento de montadoras históricas como Mercedes Alonso, Margarita  Ochoa, Petra de Nieva y Sara Ontañón, profesionales que hicieron producciones importante que no constan, no se las recuerda ni se habla nunca de ellas.  También es una desconocida la actriz, productora, directora y montadora Margarita Alexandre, una perdedora, pero no en el sentido de fracasada, sino de luchar por hacer un cine independiente. Yo también me considero una perdedora por estar fuera de los estándares del cine convencional. Me gustan los outsiders de la industria como Maya Deren, Chantal Akerman, Nicholas Ray, John Cassavetes, Stan Brakhage, Val del Omar y Arthur Lipsett, por quien siento una  admiración absoluta. Todas sus obras son audaces e inquietantes, nos hacen sentir y ver de nuevo.

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