De gourmet a cocinero

Fotografías de Eduardo López · 1 julio, 2021

Javier Tolentino presenta en la Academia su ópera prima, el documental musical Un blues para Teherán

Lleva décadas a un palmo del cine, desde la barrera del periodismo cinematográfico. “Ser un buen gourmet no te garantiza ser buen cocinero”, reconoció Javier Tolentino, que presentó en la Academia su ópera prima Un blues para Teherán. “Puedes tener una idea como director o como guionista, pero también hay que convencer a todo un equipo para que se ponga al servicio de lo que quieres contar”.

Hasta Irán ha viajado Tolentino para encontrar su primera historia filmada. “Esta película nace en un festival de jazz en Hamburgo, en las aguas frías del Elba. Terminó la música y caminando hacia el hotel escuché una trompeta maravillosa, fuera del festival. Fui hacia el garaje y era un famoso trompetista libanés, interpretando una canción llamaba ‘Beirut’”, explicó el periodista y cineasta.

“Pensé en Teherán”, continuó, “en la derrota de un país que tiene a su gente exiliada por el mundo, sus talentos musicales rondando por Europa”. La película muestra “tristeza por un país culto, con una poesía extraordinaria, pero que eso no le sirve para tener a su gente en condiciones de igualdad”.

Una desigualdad que se muestra particularmente feroz con las mujeres, que ni siquiera pueden cantar en público. Sarah, una mujer iraní que lleva diez años en España, se encargó de explicarlo desde la platea: “en Irán es casi imposible cantar en público para una mujer. Solo si es un grupo de mujeres, se puede. De hecho, hay algunas academias en Teherán donde las mujeres hacen conciertos, pero solo para mujeres”. Es su experiencia. “Mi madre canta, yo también, pero nunca hemos cantado delante de la gente. Llevo diez años sin vivir allí, y puede haber cambiado algo, pero no mucho”.

Tolentino explicó que “las mujeres pueden cantar en coros o academias, pero siempre detrás de los hombres. Las mujeres en Irán son ciudadanos de segunda clase, a pesar de que son el verdadero motor de Irán”. Los hombres están acostumbrados a “ir sobre el carro del poder, y no quieren que eso cambie. La lucha por la igualdad va a ser larga, la batalla cultural se puede comparar quizás con el cine español de los cincuenta, donde es legítimo pegar a las mujeres”.

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